Aceite y vinagre del nuestro, nada mejor para los aderezos

Aderezar es aportar alegría a nuestras preparaciones coquinarias y mayor será el encanto si los sabores y esencias de Canarias son reconocibles. Es por eso que el producto, la elaboración local, ha cobrado mucha fuerza tras muchos días de confinamiento por causa mayor en los que se ha reparado en calidades. El aceite de oliva virgen extra BiDueño, como muestra, es fruto del esmerado cultivo de olivos de las variedades arbequina y picual en las laderas de Arico, al sur Tenerife. Estos olivos encuentran en esta comarca las condiciones edafoclimaticas adecuadas para un correcto desarrollo y producir el aceite, elaboración mimada que hace que la arbequina se muestre con sus propiedades: aromas a plátano maduro, papilla de frutas y notas a manzana verde y unas sensaciones en boca equilibradas. La picual aporta esas notas a hoja de higuera y tomatera muy característico que junto con viveza del amargo-picante hace que este AOVE case muy bien en una gran variedad de recetarios. Por otro lado, el vinagre recupera sabores de la cocina tradicional de Canarias. La base es el vinagre BiDueño, un añejo procedente de cepas viejas del norte de Tenerife, la mayor parte de listán negro, que es un producto de larga crianza, con paso por barricas bordelesas de roble francés. El vinagre base para esta elaboración se remonta al año 1978. Está saborizado con pimienta picona. Este cultivo de gran tradición culinaria en las islas tiene un importante número de variantes, teniendo nombres que las identifican por sus características morfológicas y organolépticas. Para esta maceración se ha utilizado Puta la madre, que hace referencia a la intensidad de picor. El resultado es un vinagre rico en aromas y sabores al que se le añade las sensaciones picantes de la pimienta, convirtiéndolo en un original y atractivo acompañamiento para platos tradicionales de la islas como nuevas elaboraciones que busquen esa expresión viva en boca.

TAMBIÉN EN HULEYMANTEL.COM