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Las estatinas se asocian con mejorar las disbiosis intestinales y el sobrepeso

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Un nuevo estudio asocia el consumo de estatinas (medicamentos comúnmente usados para bajar el colesterol) con una reducción de los desequilibrios de las bacterias del intestino asociadas con la obesidad.Tener la flora equilibrada es fundamental para la saludLas bacterias del intestino pertenecen a muchos grupos distintos. Se alojan en nuestras tripas y nos acompañan toda la vida. Ejercen funciones diversas y necesarias para la salud del cerebro en particular. Si bien cada intestino es distinto en los perfiles de sus bacterias (enterotipo), cada vez es más generalizado el hecho de que cuando hay desequilibrios en las bacterias del intestino (disbiosis) se generan enfermedades. En el cerebro, las disbiosis se asocian con Alzhéimer, Párkinson, autismo, TDAH, esquizofrenia, fibromialgia, depresión, esclerosis lateral amiotrófica y esclerosis múltiple, entre otras patologías.Las disbiosis son también comunes en otros procesos inflamatorios, como es el caso de la obesidad. La obesidad genera una inflamación sistémica que puede afectar a diversas partes del organismo entre los que, lamentablemente, el cerebro también está incluido. La investigación demuestra que el fenómeno obesogénico genera un deterioro cerebral y un envejecimiento acelerado del cerebro. Algunos estudios indican que el cerebro asociado a la obesidad es en proporción unos 10 años más envejecido de lo que le correspondería en edad.No hay dos intestinos igualesLas bacterias del intestino nos colonizan incluso en la etapa fetal. Sobre todo desde el nacimiento, nos invaden por diferentes vías, dependiendo del ambiente en el que vivamos y, evidentemente, el tipo de dieta alimentaria que sigamos.A partir de aproximadamente los tres años de edad tenemos un perfil intestinal particular (enterotipo) con niveles particulares de los distintos grupos de bacterias y microorganismos intestinales. Son perfiles complejos, teniendo en cuenta que hablamos de unas 1.000 especies distintas que representan 150 veces nuestro propio genoma. ¡Todo un universo microscópico!. Continua leyendo el artículo aqui.Más artículos de Raquel Marín:La neurocientífica Raquel Marín nos cuenta como alimentar bien el cerebroLas grasas omega-3, esenciales para sentirnos bien 

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