Aprovechamos esta semana para escribir sobre la
flor del plátano, una flor más que reconocida en las Islas Canarias. Aprovechamos hoy, para sacar a la luz, las
posibilidades de un producto muy canario y del que esperamos que, después de estas líneas
salga a florecer en nuestras cocinas.Sin conocer mucho del cultivo, si bien he entendido y si no es así, que me corrijan, después de la floración, una vez que los plátanos han sido cuajados y que el tamaño de los frutos es al menos la mitad del tamaño final,
se recomienda cortar la terminación floral. Una especie de lanza coniforme de color rojo en cuyo interior están las flores que no han llegado a dar fruto. Esta flor, que puede llegar a pesar hasta varios quilos, si no se retira, permanecerá robando una energía al racimo que se podría estar destinando al crecimiento de los frutos. Así pues,
vamos a servirnos de un recurso más de la planta del plátano.
Para indagar en sus
posibilidades culinarias, viajamos a los países Asiáticos: Vietnam, China, Laos, Japón de quienes nos inspirarnos en sus referencias culinarias.Entrando en materia de la flor, de esa estructura coniforme, lo que se recomienda es
retirar unas cuantas capas externas entre las cuales nos encontramos con las flores masculinas que podemos ir separando. De las primeras hojas que retiramos,
nos podemos servir como recipiente dado que son bastante fibrosas. Una vez que ya no somos capaces de separar más capas de hojas, nos encontramos en el
corazón de la flor, esta parte ya mucho más
tierna, que es la que podemos
cortar y picar para su consumo.
Antes de pasar a la acción es muy importante tener un recipiente de
agua muy fría en medio ácido (ya sea con jugo de limón o un buen chorro de vinagre). Resulta que al corte, las hojas se oxidan con gran rapidez, por lo que
al sumergirlas en la solución ácida, conseguimos parar el proceso. Y no solo eso,
su sabor es muy amargo, dejando una fuerte sensación de astringencia en boca. Es pues necesario, una vez que se han cortado todas ellas,
dejarlas al remojo durante al menos 30 minutos y lavar bien. Voilà. A partir de este momento tienen un
producto fresco, crujiente con un sabor que no tiene nada que ver con el plátano, con
notas florales que nos recuerda a las alcachofas o a las
flores de yucca de las que ya hemos hablado.En fresco se puede servir en
ensalada, acompañada de otras hierbas con una
vinagreta, por ejemplo, con
vinagre macho y miel.
Según el corte que se haga, se puede hacer en tempura, salteadas, cocinadas como una verdura más en guisos, sopas, con carnes o pescados. Su delicadeza y textura sirve de base para quien desee explorar y sobretodo poner en valor un producto que contiene una marcada identidad en las islas, de
''Km 0'' y que nutricionalmente cuenta con vitaminas y alta cantidad de fibra beneficiosa para la salud.Flores de aquí, con sabores y texturas que nos encantan. Una semana más ¿flores para qué os quiero? Y es que ¿Como no os voy a querer?
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