Carlos Ríos y el microscopio "realfooder": mucha jeta, poca ciencia

COLUMNA | Una polémica realfooder más protagonizada por Carlos Ríos, el gurú de la alimentación basada en el miedo. Mientras la comunidad científica replica, él hace caja

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

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Collage de Hule y Mantel / Carlos Ríos y el microscopio "realfooder": mucha jeta, poca ciencia
Collage de Hule y Mantel / Carlos Ríos y el microscopio "realfooder": mucha jeta, poca ciencia

Cuesta creer que a estas alturas alguien pueda seguir tomando en serio a Carlos Ríos. Es verdad que su gama de productos no para de crecer, pero también las polémicas en las que se ve involucrado. Parece que su estrategia de reclamar atención permanente es la clave y, hay que reconocerlo, los medios picamos una y otra vez. Toda religión, además de un líder, necesita enemigos y al movimiento realfood le ha funcionado de maravilla hacer creer que la industria alimentaria les teme y que la prensa trabaja a sueldo de las corporaciones. Ninguna de las dos cosas es verdad, pero hace ya tiempo que esto va de fe, no de alimentación o salud. Carlos Ríos lo tiene clarísimo y con mayor o menor fortuna juega con este discurso para mantener entretenidos a sus fieles. Sin enemigos a los que culpar de cualquier cosa, la ecuación no sale. Los científicos y nutricionistas de reconocido prestigio no tienen nada que ganar señalando las incongruencias de Ríos, que es el único que gana dinero con todo este circo. Según sus propios datos, el año pasado facturó un millón de euros.

Al movimiento realfood le ha funcionado hacer creer que la industria alimentaria les teme y que la prensa trabaja a sueldo de las corporaciones.

La historia es de sobra conocida, pero por si hay algún despistado, Carlos Ríos es un nutricionista que hace unos años trajo a España la idea de la “realfood”, la comida real. No lo inventó él, evidentemete, e incluso se ha señalado que la portada de su primer libro es sospechosamente parecida a uno previo que reivindicaba esta misma idea. Pero vaya, que a priori ninguna pega a eso de plantar cara a los ultraprocesados y reivindicar más cocina.

Lo que empezó como un buen proyecto a partir de una idea impecable acabó convertido en un negocio. Sus productos Realfood, como denuncian muchos, no dejan de ser ultraprocesados que venden la idea de que un croissant o una crema de cacao pueden ser saludables. Matizar cualquiera de las afirmaciones de Ríos supone convertirse automáticamente en enemigo de la causa, y aliado de la gran industria alimentaria. Que él mismo haya lanzado yogures con Danone es, por lo visto, un detalle que no chirría en la constitución de Realfoodlandia.

Señalar públicamente a quien cuestione sus palabras es parte de este juego, como bien sabe cualquier que haya escrito sobre Ríos. Sin darle la razón, se entiende. La penúltima víctima ha sido la neurocientífica Patricia González-Rodríguez que no se calló ante la última ocurrencia del protagonista de esta historia, quien colocó un trozo de salchicha bajo un microscopio de juguete y aseguró que se veía un pelo.

Primero mandó a sus seguidores atacar a González-Rodríguez en redes, pero después recogió cable en el programa Xplica de La Sexta. Nada nuevo, este es su estilo. “No estoy intentando demostrar nada científico, es sólo un microscopio que amplia la imagen”, explicó cuando le preguntaron por el asunto de la salchicha. Un nutricionista jugando con microscopios, viendo pelos en la comida pero sin hacer ciencia. Maravilloso. “No sé si es un microplástico”, puntualizó en algún momento del programa. Se trata, efectivamente, de sembrar la duda, meter miedo... Nada nuevo, es de primero de conspiración y de segundo de magufismo. Conociendo su estrategia, la verdad es que nos defraudaría si todo esto no es parte de la campaña de una futura salchicha Realfood. "Libre de pelos y microplásticos", podría rezar el lema de ese hipotético producto. 

Nada nuevo, es de primero de conspiración y de segundo de magufismo

Glorioso también el paso de Ríos por Equipo de Investigación en la misma cadena de televisión. Salvo la necesidad de atención o la búsqueda de polémicas que alimenten la maquinaria, cuesta imaginar los motivos que pueden llevar a alguien a ser protagonista voluntario del siempre inquietante show de Gloria Serra. El caso es que allí estuvo, aguantando unos cuantos zascas de nutricionistas, escuchando cómo una joven con problemas de anorexia le recordaba lo peligroso que puede ser su discurso realfooder, e incluso siendo traicionado por su presunto referente, Carlos Monteiro. Además de matizar que nunca habían hablado, Monteiro dijo lo que seguramente ya muchos le han comentado estos años: “Cuando una persona tiene un negocio privado, vive de vender esos productos y te dice lo que es bueno para ti, no funciona porque hay un conflicto de intereses”.

Pese a lo turbio y evidente que parece todo visto en perspectiva, algunas marcas se lo siguen rifando, sus productos parece que se venden y no le faltan seguidores dispuestos a creerse que con un microscopio de juguete encuentra pelos en una salchicha. La buena noticia es que eso mantiene viva nuestra esperanza de que llegue a existir una Comtessa Realfood. O de que Ríos acabe en MasterChef. O en "La Isla de los Famosos". No nos hagan elegir entre las tres opciones, todo es posible.