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Los 5 alimentos que jamás debes echar al café: está en riesgo tu salud

No todos los alimentos son aptos para acompañar esta bebida y algunos, por su alto componente calórico en azúcar, pueden dañar nuestra salud a largo plazo

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Vaso de café con leche condensada acompañado con cookies / Foto: Canva / Los 5 alimentos que jamás debes echar al café: está en riesgo tu salud
Vaso de café con leche condensada acompañado con cookies / Foto: Canva / Los 5 alimentos que jamás debes echar al café: está en riesgo tu salud

El café es una bebida consumida a diario en muchos países del mundo. Según datos del International Coffee Organization (ICO) correspondientes a 2022, España se encuentra en el puesto 19 de los países más cafeteros del mundo, una lista liderada por Finlandia y Noruega. Además, tal y como indica la Asociación Española del Café (AEC), en nuestro páis se sirven se sirven cada día 20,7 millones de tazas de café en bares y restaurantes. 

Asimismo, son muchos los estudios científicos que corroboran que el consumo moderado de café puede resultar beneficioso para la salud en adultos sanos. Sin embargo, según con qué alimentos se mezcle, puede convertirse en una combinación espantosa para nuestro cuerpo. Estos son los 5 productos alimentarios que nunca debería combinar con un café, un cortado o un café con leche.  

Propiedades del café

Entre las propiedades de sobra conocidas del café destacan su efecto diurético y antioxidante, su capacidad de protección ante enfermedades coronarias o neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson y, la más conocida, su capacidad para estimularnos y activarnos. Esto se debe a su contenido en cafeína, que también es la responsable de mejorar algunas funciones cognitivas, como acelerar los procesos cerebrales y mejorar la memoria.

Por lo tanto, uno de los grandes beneficios de tomar café es que nos ayuda a estar más despiertos, atentos y concentrados a lo largo del día, y a disminuir nuestro cansancio, lo que nos mantiene activos durante más tiempo y nos permite realizar actividades cotidianas como ir al trabajo o estudiar hasta la madrugada. 

Siempre se recomienda que su consumo sea moderado ya que si se abusa puede generar insomnio, ansiedad, cardiopatías y alteraciones del sistema nervioso a causa de la cafeína que contiene, entre otros efectos negativos.

El café suele tomarse solo o acompañado de ingredientes como leche o bebidas vegetales —en momentos puntuales con unas gotas de alcohol también—, y servido caliente o con hielo. Sin embargo, existen otros aditivos y productos alimentarios que pueden resultar perjudiciales al mezclarlos con el café por su alto componente calórico en azúcar y conviene evitarlos, ya que elevan los niveles de glucosa y pueden comportar aumento de peso.

Siropes

Una cucharada de sirope / Foto: Canva
Una cucharada de sirope / Foto: Canva

Los siropes sirven para endulzar el sabor amargo del café, aunque quizá sea mejor utilizar endulzantes naturales como la panela, el azúcar de coco, la miel o el azúcar de caña, entre otros. ¿Por qué? Pues porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que la ingesta máxima diaria de azúcar en adultos debe ser de 25 gramos, pero las altas dosis que contienen los siropes (entre 70% y 90% de fructosa) triplican la tasa, llegando hasta los 60 gramos de azúcar en un café.

Cremas de sabores

Un café con leche y otro con crema / Foto: Canva
Un café con leche y otro con crema / Foto: Canva

Aunque en Europa se consumen menos que en el continente americano, las cremas para el café suelen presentarse en formato polvo o líquidas y pueden ser un complemento diferente a la leche, ya que no restan intensidad al café y solo le aportan un toque cremoso y un sabor sutil. Las hay de sabor a vainilla, almendra, avellana, caramelo.... Su sabor dulce se compone no solo de azúcar (aproximadamente cinco gramos por cucharada), sino de otros ingredientes como el aceite de palma, que altera el nivel de lípidos y colesterol, además de ser un factor de riesgo de sufrir arteriosclerosis.

Leche condensada

Chef poniendo leche condensada en un vaso de café / Foto: Canva
Chef poniendo leche condensada en un vaso de café / Foto: Canva

El popular café bombón, entre otras recetas, se caracteriza por estar endulzado con leche condensada o también con nata. Aunque muchos consumidores lo consideran delicioso, no es conveniente tomarlo a menudo. Y es que la leche condensada es rica en grasa saturada y colesterol, por lo que no debería consumirse en caso de patología cardiovascular o alteraciones de lípidos en sangre, como la hipercolesterolemia o colesterol elevado. Sólo dos cucharadas de este dulce ingrediente ya contienen casi 25 gramos, superando la cantidad diaria recomendada de azúcar.

Bebidas de cola 

Café con cola, una mezcla explosiva para el estómago / Foto: Canva
Café con cola, una mezcla explosiva para el estómago / Foto: Canva

Esta mezcla, además de ser un atentado gastronómico, es una de las más nocivas, ya que ambas bebidas contienen mucha cafeína, estimulante neurológico que, si se consume en exceso, puede ocasionar problemas cardíacos o neuronales. Otra combinación peligrosa es el café con bebidas y refrescos energizantes debido a las altas dosis de cafeína y azúcar que contienen, lo que duplica el riesgo de padecer alguna de estas patologías ya mencionadas.

Edulcorantes artificiales

Algunos de los edulcorantes más habituales / Foto: Canva
Algunos de los edulcorantes más habituales / Foto: Canva

A pesar de que estos productos no contienen tantas calorías como los anteriores, tampoco resultan una alternativa sana. Lo recalcaba la OMS hace algunas semanas: el consumo de edulcorantes no ayuda a bajar de peso, al contrario. De hecho, su consumo continuado puede tener efectos indeseados como el aumento del riesgo de diabetes de tipo 2, de enfermedades cardiovasculares y de mortalidad en adultos.

Asimismo, un artículo publicado por Harvard Health, expone que los consumidores habituales de edulcorantes tienden también a añadir otros saborizantes artificiales a sus comidas, lo que degrada la calidad nutritiva del alimento y aumenta la ingesta de azúcar. Todo ello puede derivar en problemas de salud a largo plazo, como hipertensión y obesidad.