El vino enterrado de la bodeguera Gloria Negrín (La Gomera, Canarias)

Un proyecto alrededor de la uva prefiloxérica y autóctona forastera gomera, con botellas enterradas a metro y medio bajo tierra

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Paisaje de La Gomera donde se ubica la Bodega Altos de Chipude, cepas y vino enterrado de Gloria Negrín / Cedida
Paisaje de La Gomera donde se ubica la Bodega Altos de Chipude, cepas y vino enterrado de Gloria Negrín / Cedida

Viajar a La Gomera a través de sus vinos naturales supone un acicate especial por esas connotaciones que tiene esta viticultura heroica así como por la singularidad de la variedad de la uva autóctona por excelencia, la denominada forastera gomera.

Esta vez la expectativa en la bodega Altos de Chipude, ubicada en el municipio de Vallehermoso al norte de la isla, se centraba en un ensayo del todo especial como era el de “sacar a la luz” ese medio centenar de botellas de la referencia El Rajadero que había descansado bajo tierra y a metro y medio durante seis meses.

Fachada del exterior de la bodega y vendimiador de la finca / Cedidas
Fachada del exterior de la bodega y vendimiador de la finca / Cedidas
La uva prefiloxérica forastera gomera / Cedida
La uva prefiloxérica forastera gomera / Cedida

El proyecto de Gloria Negrín

La bodeguera Gloria Negrín Navarro, como relevista generacional en la pasión familiar por los vinos, desde su abuelo y su padre, por fin pudo ‘formalizar’ el homenaje a las mujeres y hombres del campo, mediante la recuperación de la tradición de enterrar las botellas para que se mantuvieran frescas a la hora del merecido descanso y recobrar las fuerzas después de las duras faenas agrícolas.

“Estamos muy contentos e ilusionados con este proyecto que iniciamos hace un año y que ahora es ya una realidad. Somos la primera bodega en Canarias que vamos a sacar al mercado este vino enterrado, el blanco El Rajadero Enterrado, que representa la tradición vitivinícola de mi familia y el respeto a nuestra variedad de la forastera gomera”, afirmaba Gloria Negrín entre las catas con los invitados para la ocasión, en las que se encontraba el enólogo Pablo López, a quien se encomendó esta misión.

El Rajadero Enterrado después de haber estado bajo tierra y el enólogo Pablo López / Fotos: Fran Belín y cedida
El Rajadero Enterrado después de haber estado bajo tierra y el enólogo Pablo López / Fotos: Fran Belín y cedida

Una uva con seis siglos

Cabe subrayar que diversos estudios científicos han constatado que la forastera blanca junoniense presenta un genoma particular y distante de otras variedades del archipiélago. La fruta da vinos de color amarillo, pajizos o dorados, que destacan por sus aromas florales y que resultan persistentes y muy agradables en boca.

Al no registrarse ninguna erupción volcánica dentro de la serie histórica, se calcula que los viñedos actuales datan del año 1450 en el que llegaron a tierra gomera. Las cepas han estado expuesta a múltiples fenómenos y han evolucionado de forma lenta pero persistente, una circunstancia que las ha convertido en únicas.

Panorámica de la viticultura heróica de la bodega Altos de Chipude, en La Gomera / Cedida
Panorámica de la viticultura heróica de la bodega Altos de Chipude, en La Gomera / Cedida
Desenterrando el vino El Rajadero / Cedida
Desenterrando el vino El Rajadero / Cedida

“Recuerdo que en mi infancia a veces se olvidaban de alguna de aquellas botellas enterradas y al recuperarla la sorpresa es que el vino no sólo se había estropeado sino que había mejorado. Esto nos inspiró para probar con El Rajadero y en busca de la excelencia, ya que nunca vamos por la cantidad de producción sino por la máxima excelencia”, indica la responsable de los destinos de Altos de Chipude.

Un blanco que, según algunos de los presentes que lo probaron tras el desenterramiento, promete y mucho pues presenta matices curiosos a la vista, en nariz y en boca. Así lo acreditó, por ejemplo, el chef Miguel Navarro (Es Fum, Mallorca, con estrella Michelin y director gastronómico de La Casa Los Herrera, en Hermigua). También lo considera un “vino diferente”, en contraste con El Rajadero natural, el prestigioso distribuidor Toño Armas, que se encargará de defender esta joya en la vinoteca El Gusto por el Vino de Santa Cruz de Tenerife.

La antigua bodega de Altos de Chipude / Cedida
La antigua bodega de Altos de Chipude / Cedida

“No hemos hecho sino seguir los pasos de nuestros antecesores", indica Gloria Negrín, "respetar la tradición y la cultura llevándolas al plano actual". "Es emocionante porque hemos reproducido lo que yo vivía de niña en el campo con mis abuelos en las labores propias del cuidado de las cabras y la elaboración del ‘vino del país’ que mi padre vendía en su tiendita”.

Esta mujer perseverante y que está firmando vinos de gran calidad y prestigiosos en las Islas subraya que “a nosotros nos cuesta muchísimo sacar una botella, trabajando con viña rastrera de secano y a más de 1.000 metros en una finca emplazada en la zona de Garajonay. Ahí están los resultados”.

“Ya solo la etiqueta humedecida nos ha asombrado de este primer vino enterrado que se comercializa en Canarias. Sumamente curioso, que de algún modo te pone un poco en la piel de los que hacen posible cada día la agricultura de la Isla Colombina”, resume Toño Armas.

Un momento de la vendimia / Foto cedida
Un momento de la vendimia / Foto cedida

 

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