"¿Pedimos pizzas?" Una frase común en cualquier reunión de amigos en casa. Y como, a veces, la emoción pizzera nos puede, no es raro que en muchas ocasiones pidamos de más. Algo que se traduce irremediablemente en que algunos trozos se queden rondando por la encimera del anfitrión.
Es entonces cuando surge la duda de cómo podríamos conservar estas rebanadas para que mantengan el sabor y la textura inicial, evitando tener que resignarnos a comer una masa chiclosa o ingerirla fría en el momento de consumirla. Por suerte, te traemos unos cuantos trucos para que la pizza quede casi como recién hecha.
Cómo guardar la pizza
Si quieres que la pizza se mantenga en perfecto estado, no la dejes dentro de la caja o abandonada en cualquier rincón. Tampoco es buena idea dejarla dentro del horno. Es muy importante tener en cuenta que los alimentos perecederos no pueden permanecer más de dos horas a temperatura ambiente. De esta manera se evita la proliferación de bacterias en la comida, que nos pueden llevar a una intoxicación alimenticia.
¿La solución? Cuanto más rápido metas las sobras en la nevera, mejor. Pero antes de introducirla, pon dos capas de papel de cocina en un plato y coloca la pizza encima. A continuación, añade dos capas más sobre las rebanadas y tapa el plato con film transparente. Ya estará perfectamente conservada para que la metas en el frigorífico sin que la masa se humedezca demasiado. De esta manera, la pizza aguantará hasta cuatro días en perfecto estado.
Cómo congelar la pizza
Si lo que quieres es que la pizza aguante más de cuatro días, puedes optar por congelarla. En este caso, el procedimiento a seguir es el mismo, pero cambiando el plato y el papel film por un recipiente hérmetico. No te olvides de añadir la scuatro capas de papel de cocina. De esta manera, tendrás dos meses para rescatar las rebanadas de pizza.
Cómo recalentarla la pizza
En el momento en el que decidas recuperar las rebanadas sobrantes, primero debes sacar la pizza de la nevera hasta que recupere la temperatura ambiente. Después, añádele el queso que prefieras por encima para que se funda, puedes agregarlo tanto rayado como en lascas pequeñas. Por último, coloca la pizza en una sartén antiadherente, dejando un espacio libre en cualquiera de sus lados y cocínala durante dos minutos. Cuando hayan pasado, vierte unas gotas de agua en el espacio que has dejado libre para rehidratar la masa y tapa la sartén durante un minuto a fuego poniendo el fuego a media-baja potencia. ¡En solo cinco minutos podrás volver a disfrutar de la pizza como el primer día!
