Loading...

Despensa

Olivares Vivos: 36 aceites de oliva procedentes de fincas que preservan la biodiversidad

El proyecto Olivares Vivos, impulsado por SEO/Birdlife, acredita a aquellos productores de aceite que se implican en la recuperación de la flora y la fauna tradicional del olivar

5 minutos

36 aceites con el sello Olivares Vivos / Foto cedida

Los mosaicos de campos de olivos son unos de los paisajes más característicos de los países mediterráneos. En los últimos años, muchos agricultores han creado extensiones enormes, intensivas y monótonas de olivares, con olivos pelados, sin hierbas y sin casi biodiversidad en pro de la productividad. Este modelo ha demostrado que compromete negativamente a la flora y a la fauna que tradicionalmente ha vivido en estos hábitats.

Precisamente, para demostrar que un cultivo del olivo de manera más tradicional puede generar un aceite de oliva virgen extra de primerísima calidad, en 2015 nació el proyecto Olivares Vivos, desarrollado por SEO/Birdlife y coordinado con la Universidad de Jaén y el CSIC. A día de hoy, ya son 36 marcas de aceite que incorporan el sello Olivares Vivos como signo de distinción de calidad y de compromiso con la biodiversidad y el medio ambiente.

Ejemplo de un olivar vivo / Foto cedida

Un sello que acredita a los productores de aceite como actores implicados con la recuperación real de flora y fauna del olivar. Y, ¿cómo lo hacen? Pues, por ejemplo, manteniendo el manto de lo que coloquialmente se han llamado “malas hierbas”, y que siempre ha acompañado a los olivos. Hierbas como las collejas, que están encontrando su hueco en la alta gastronomía, recuperando así ingredientes tradicionales en la cocina rural. De esta manera, el agricultor que apuesta por Olivares Vivos también obtiene rédito de estos productos asociados al olivo. 

¿Qué define un Olivar Vivo?

Técnicos de SEO/Birdlife plantando arbustos que serviran de refugio en la finca Retamar / Foto cedida

Un Olivar Vivo se define, como acabamos de explicar, por el manejo sostenible de la cubierta herbácea del lugar. El segundo pilar es el de la restauración de espacios improductivos de las fincas con la revegetación de especies autóctonas. Y el tercero, contempla la instalación de elementos que ayudan al asentamiento de fauna silvestre como las cajas nido, hoteles de insectos y bebederos. Gracias a estas medidas, la metodología científica del CSIC y de la Univesidad de Jaén ha constatado que las fincas pueden recuperar hasta el 40% de su flora y fauna inicial.

“El olivar es el cultivo más importante para la conservación de la vida silvestre en Europa. Que Olivares Vivos acelere su expansión en las principales regiones olivareras de la cuenca mediterránea, punto caliente de biodiversidad, supone una apuesta global por recuperar el vínculo entre agricultura y naturaleza manteniendo como premisa los intereses de los agricultores”, nos explica Asun Ruiz, directora ejecutiva de SEO/Birdlife. Ahora mismo, este modelo podría ser aplicado en otras regiones olivares europeas de Italia o Grecia. 

Agricultores comprometidos con la biodiversidad

Mosaico de ecosistemas en un olivar / Foto cedida

Olivares Vivos destaca por ser un modelo de explotación agrícola basado en el consenso entre agricultores, científicos y conservacionistas. Y todo esto se traduce, además de la recuperación de la biodiversidad, en un aumento de la rentabilidad de los agricultores y de la calidad del aceite producido. 

La empresa Monva, cuyos aceites AOVE Dominus y Huerta de los Caños, que elaboran en Mancha Real (Jaén), están considerados entre los diez mejores de España y los veinte mejores del mundo, forman parte de Olivares Vivos desde el inicio. “Y bien orgullosos de ello. Fue mi hermano Paco el que impulsó el proyecto. Y lo hicimos porque no es una certificación más, sino porque es un proyecto científico, en el que constatamos un aumento de la producción y de la calidad de las olivas y además va acompañado de un incremento y protección de la biodiversidad”, nos cuenta Luís Montabes, director Monva.

Montabes reconoce que el consumidor valora cada vez más la responsabilidad ambiental de los productores: “Las poblaciones de aves están disminuyendo, y todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Como elaboradores, tenemos la obligación de ofrecer un producto con la mayor seguridad alimentaria, la máxima calidad y con la mínima huella de carbono. Estar en Olivares Vivos es sentir que hacemos lo que sentimos por nuestro futuro”. Precisamente en el cortijo de Monva hay una sinfonía matinal de pájaros de especies variadas, e incluso tienen la Casa de Vida dentro del olivar, en la que recuperan especies como los cernícalos.

Potenciar el valor de los aceites

Trabajos en el olivar de Aceite Retamar / Foto cedida

Juan Miguel Retamar, director de la empresa familiar Aceite Retamar, situada en Guareña (Badajoz) y que elabora aceite de almazara, explica que llegó a Olivares Vivos de casualidad: “Nosotros llevábamos años trabajando para detener la erosión del suelo de los olivares y facilitando el desarrollo de la fauna y la flora del ecosistema con varios métodos de prueba y error. Conocimos Olivares Vivos y fuimos siguiendo lo que iban consiguiendo hasta que decidimos sumarnos al proyecto”.

Su finca de olivos en la dehesa extremeña sirvió como finca experimental para SEO/Birdlife. Aceite Retamar implantó unas prácticas de cultivo que no sólo son respetuosas con biodiversidad, sino que la aumentan y además aportan un alto valor cualitativo de los aceites. Retamar asegura que “Olivares Vivos demuestra que estas técnicas son rentables para los agricultores y otorgan un valor adicional a los aceites. El consumidor final tiene que saber que esto no es un sello más, es una forma de vida y de entender el olivar que permite la recuperación de la cubierta vegetal y generar un ecosistema con aves, mamíferos e insectos". E invita a conocer el trabajo en la finca "para entender lo que significa este sello y por qué es un modelo exportable a todos los productores de AOVE”. 

Olivos en Finca San José / Foto: Instagram

Otro jemplo es el de Marifé Bruque, propietaria de la finca San José de La Venturera, en Linares (Jaén), produce el aceite Finca San José. Llevan más de ocho años acogidos al proyecto Olivares Vivos y los aceites que producen no paran de recibir medallas de reconocimiento a su sabor y calidad: “Cuidamos el fruto, el árbol y la tierra con un adecuado manejo del olivar realizando una serie de procedimientos y etapas que eviten la erosión hídrica, la degradación física y biológica del suelo. Nuestras fincas son mimadas por los técnicos quienes adoptan siempre la decisión para el mantenimiento de la cubierta vegetal”.

Marcas como 5 Elementos, de Finca La Pontezuela (Los Navalmorales, Toledo); García de la Cruz, de Lobosas (Villacañas, Toledo); Señoríos de Relleu, de la finca Teuladi (Relleu, Alicante); Leyendas de Olivo, de Vilafondo (Traiguera, Castellón); o Campos de Uleila (Uleila, Almería), son otras de las 36 que ostentan este sello.