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Dónde comer

Angelita Madrid muda de piel e inaugura nueva etapa: 'wine bar', restaurante y gastrococtelería

El local situado en el barrio de Chueca (Madrid) cambia de aspecto y de horario, y cierra el fin de semana, pero mantiene la máxima que lo define: poner el servicio en el centro

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El pistachero manchego, uno de los cócteles de Angelita Madrid / Foto cedida

Los hermanos David y Mario Villalón cerraron las puertas de Angelita Madrid a principio de año para transformar su espacio y hacerlo mudar de piel. En este tiempo, se han procurado una reforma que conecta de manera mucho más acertada la estética y el interiorismo de todo el local con el discurso y filosofía que vertebran su oferta gastronómica.

El establecimiento, un “bar de bares” que aloja varios conceptos bajo un mismo techo, se encuentra a pocos pasos de la Gran Vía madrileña. Esta nueva etapa comienza marcada por unos cuantos cambios (algunos de ellos radicales en el contexto del sector hostelero actual) y una constante, que define esta casa: ofrecer un servicio de calidad, a todos los niveles, sea cual sea la experiencia que el cliente decida vivir. 

¿En qué ha cambiado Angelita?

Los hermanos Villalón en Angelita Madrid / Foto cedida

En su ubicación habitual, en la calle de la Reina del madrileño barrio de Chueca, Angelita es el mismo de siempre y, a la par, no tiene nada que ver con lo que fue. ¿Cómo es esto posible? El establecimiento, nombrado en honor a la madre de David y Mario, ha cambiado de aspecto, por un lado, pero también ha remodelado la estructura con la que posiciona su oferta en el mercado gastronómico.

Si antes había dos plantas, identificadas como un restaurante-bar de vinos y una coctelería, ahora el uso y las propuestas de comida y bebida disponibles de ambas mantienen su esencia, pero se han transformado. 

Otro cambio: trabajar en hostelería sin horarios partidos, de lunes a viernes y librando sábados y domingos. Tal y como han anunciado sus propietarios, Angelita podrá visitarse de lunes a viernes desde las cinco y media de la tarde y hasta la una y media de la mañana. Los mediodías y los fines de semana quedan fuera del menú, en una apuesta de los Villalón por ganar tiempo para la formación y apostar por un modelo nuevo de conciliación de vida profesional y personal

En un momento en el que una de las principales preocupaciones de la hostelería a nivel nacional pasa por la captación y retención de personal para sus equipos, esta decisión fideliza, sin duda, a los miembros de su plantilla. Lo que hasta ahora podía parecer una utopía para la mayor parte del sector se materializa en realidad con esta decisión, que se alinea con el nuevo formato de su oferta gastronómica y también con el uso que se hará de los distintos espacios que componen el concepto.

Esta decisión pasa también por consolidar la búsqueda de un perfil de cliente final que acuda a Angelita como un bar-restaurante-coctelería destino y no como un lugar de paso. 

Nuevo diseño e interiorismo

Parte del equipo de Angelita Madrid / Foto cedida

A la hora de encargar la reforma, los hermanos Villalón tuvieron claro que trabajarían con el estudio de arquitectura Gos, tras el que se encuentran sus amigos Oliver y Marcelo. Ellos han sido los responsables del cambio radical de aspecto alcanzado a través de un trabajo que incluye aportes de la psicoarquitectura. Con este proyecto, para este nuevo comienzo, han querido apelar directamente a la esencia de Angelita. 

Para ello, han alineado las texturas, los materiales y los colores con el mundo del vino, tomando como referencia, en el caso del piso superior, el color de los taninos al caer sobre la tierra, y en el caso del inferior, apostando por un color más tierra, evocando lo que queda por debajo de las cepas, la tierra real. Sobresale la madera como material, elementos rugosos a nivel de texturas y una paleta de tonos cálidos, en contraste con el pasado. 

Angelita, piso uno: 'wine bar' y comedor

El 'wine bar' de Angelita Madrid / Foto cedida

De un lado, en el piso superior, el espacio de barra se recupera (dejó de usarse tras la pandemia) y se transforma en un wine bar con capacidad total para hasta doce clientes sentados (dispone de ocho banquetas en barra y dos pequeñas mesas altas en contrabarra) que funciona sin reservas. Se reincorpora al equipo Judith Tayago como sumiller para defender la oferta de vino que continúa la senda habitual, con más de tres mil referencias de vinos por botella y, al menos, cincuenta opciones de vinos por copas. 

Angelita ofrece, además, un formato de copas reducidas para quienes deseen apostar por probar vinos en menor cantidad. A lo anterior se suma un formato de picoteo de corte muy gastronómico, con entre doce y quince opciones para degustar, incluyendo también fueras de carta. 

Ensalada de agretti y pulpo en el comedor de Angelita Madrid / Foto cedida

En la misma planta, el espacio restante es todo comedor (ahora separado por una pared-botellero de la barra) en el que se ha reducido la capacidad, ampliando el tamaño de las mesas y ganando superficie por comensal. Las inmensas cristaleras a la calle continúan llenando el espacio de luz natural y se alternan, ahora, con diferentes cavas de vino.

En este caso, sí se admiten reservas, con la novedad de que la cocina comienza a trabajar a las seis y media de la tarde, en una apuesta por generar un “doble turno natural”, tal como indica David Villalón, teniendo en cuenta la cantidad de público internacional que visita Angelita. 

Con nuevo jefe de cocina, la carta evoluciona, pero mantiene elaboraciones que hacen protagonistas a los vegetales y es reflejo de la identidad gastronómica sobre la que se construye todo el concepto. En ella no puede faltar uno puede faltar uno de sus protagonistas: el queso. Con carrito también renovado y fromelier, las raciones podrán adaptarse al número de personas por mesa.

Angelita, escaleras abajo: gastrococtelería 360

La gastrococtelería de Angelita Madrid / Foto cedida

¿Y qué ha sucedido en el sótano que ostenta el número 38 en el listado internacional Top 500 Bars? La coctelería, liderada por Mario Villalón y con Massimiliano Berardi como head bartender, también ha cambiado de look, redistribuido su espacio y ampliado su oferta.

La barra continúa siendo un espacio limpio, minimalista y sin botellero, en el que el protagonista absoluto es el trago. El nuevo espacio de asientos y mesas bajas se ha concebido como un dinner americano organizado por bancadas y con mesas que se adaptan al número de comensales y se suma una mesa alta, amplia, al pie de la escalera.  “Queremos rendir homenaje más que nunca al concepto bar”, subraya Mario.

El privado Hibiki en Angelita Madrid / Foto cedida

También abrirán a las cinco y media de la tarde con cocina de fríos desde ese momento, ampliando el formato a calientes una hora más tarde y compartiendo selección de vino, bocados y platillos con la barra del wine bar. Es decir, la sala de la antigua coctelería es ahora un espacio más en el que disfrutar del vino y la comida que antes solo se servían en el piso superior, con el mismo servicio de sumiller.

Entre las novedades también se encuentra el privado Hibiki, de estilo japonés y con capacidad para alojar hasta una docena de personas, abre una ventana a nuevas experiencias en Angelita. Recientemente inaugurado con la visita de Sala de Personal (Palma de Mallorca, 1 Sol Repsol) y su menú omakase, está también disponible para reservar en el caso de eventos privados. Y sí, también cerrará los fines de semana.