Mistela, moscatel y otros vinos dulces para combinar con huesos de santo, panellets y boniatos

Para celebrar Todos los Santos, reunimos 5 vinos dulces que maridan a la perfección con bocados típicos de estas fechas y con otros dulces tradicionales patrios

Óscar Soneira, autor de Hule y Mantel

Comunicador, sumiller y elaborador de vino

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Botella de vino dulce con panellets y los ingredientes para elaborarlos / Foto: Canva
Botella de vino dulce con panellets y los ingredientes para elaborarlos / Foto: Canva

Hemos llegado al punto álgido del otoño, el Día de Todos los Santos. Ese día en que todos demandáis una lista de vinos dulces para comer con… ¡más dulces! Por el amor de Dior, qué empalague. Pero como sé que sois esclavos de las tradiciones, os voy a ofrecer una subida de azúcar en vena como los dioses mandan.

Eso sí, dejad de leer todos aquellos que esperen tokajis, sauternes o passitos varios, del panorama patrio no nos vamos a mover. Tenemos mandanga de la buena y hay que darle cañita a todos esos vinos que se elaboran por aquí y que, en esta ocasión, vamos a maridar con buenos dulces tradicionales que, aunque no todos son estrictamente típicos de la Castañada, del Magosto o de Todos los Santos, siempre son bien recibidos en nuestra mesa.

Llàgrimes de Tardor y pestiños

Llàgrimes de Tardor y pestiños / Foto: web y Canva
Llàgrimes de Tardor y pestiños / Foto: web y Canva

Empezamos con la mistela de la Cooperativa de Bot (Tarragona), Sant Josep Vins. Su Llàgrimes de Tardor mistela negra es un ejemplo de oficio. Cabe recordar que, aunque la mistela esté dentro del rango del vino dulce, no es un vino. Hablamos de unas uvas que nunca fermentaron, y si no hay fermentación no hay vino. El alcohol es añadido, dando siempre un vino dulce que procede de mostos con alcohol añadido.

Dicho esto, Llàgrimes de Tardor mistela negra es una cosa fina. El alcohol integradísimo, la uva en un punto maduro que expresa un montón de aromas, desde la granada hasta grosellas, es puro espectáculo. Un vino que hará las delicias con unos buenos pestiños (sin miel, por favor). Ese punto de fritura, los recuerdos cítricos de limón y esa pasta seca, son ideales con estas notas de frutos secos. Además, al ser un postre con poca humedad, este vino ayuda a pasar el bocado. Precio: 12,50€ aprox.

Moscatel Pasas de César Florido y flores fritas

Moscatel Pasas de César Florido y flores fritas / Foto: web y Canva
Moscatel Pasas de César Florido y flores fritas / Foto: web y Canva

Continuamos con un dulce típico de Andalucía, desconozco su procedencia, pero hacía mis delicias de pequeño. Mi abuela las preparaba en familia, me acuerdo de ver a mi madre, mi tía y a un sinfín de primos alrededor de una olla de aceite hirviendo. Justo al lado había una perola con la masa, se introducía un molde y se escurría la masa al sacarlo. Entonces sucedía la magia, ese molde se metía en el aceite hirviendo y creaba las flores fritas más rebonicas del mundo.

Y como estamos en Andalucía, os esperáis un Pedro Ximénez (a partir de ahora PX). Pues no. No todo son PX. En este caso, vamos con el Moscatel Pasas de César Florido. Un moscatel hecho por asoleo, el mismo método por el que se elaboran las uvas pedro ximénez. Se extienden las uvas en hileras por el suelo de la viña, para que el sol las deshidrate en un proceso que dura unas tres semanas. Tras esto se llevan a una crianza en barrica vieja. Esto produce unos vinos profundos, amplios y de gran riqueza aromáticaPrecio: 19,95€ aprox.

Moscatel Jorge Ordoñez Nº 3 Viñas Viejas y huesos de santo

Moscatel Jorge Ordoñez Nº 3 Viñas Viejas y huesos de santo / Foto: web y Canva
Moscatel Jorge Ordoñez Nº 3 Viñas Viejas y huesos de santo / Foto: web y Canva

Seguimos en Andalucía con otra maravilla líquida. Moscatel Jorge Ordoñez Nº 3 Viñas Viejas de las bodegas con mismo nombre, pero con moscatel de Málaga. Es decir, una malacitana en toda regla. Venga a saber usted que toda la gama de “números” de Ordoñez me parecen una fantasía, pero éste en concreto es mi debilidad. Una moscatel plantada el año 1908, con más años que Carpanta, en la Axarquía donde encontramos altitud. Zona ideal para dar los mejores dulces de moscatel del panorama patrio.

Los huesos de santo son típicos de estas fechas. Más empalagosos que un abrazo entre Winnie Pooh y Mickey Mouse, este dulce necesita de meditación antes de tomarlo. Es tanto el azúcar, es tanta la contundencia, que esta moscatel se me hace harto necesaria. El Nº3 es un vino dulce con una acidez elevada, perfecta para este postre. Nos va a limpiar la boca, nos deja un gustito a frutas muy agradable. Hazte con una botella de este moscatel, cread una alianza y la noche será hueso comido. Precio: 48,50€ aprox.

Puig de les Guilles y panellets

Puig de les Guilles y panellets / Foto: web y Canva
Puig de les Guilles y panellets / Foto: web y Canva

La vida te da alegrías en forma de botella. Una que conocí durante este año es Puig de les Guilles. Un dulce de lledoner, la garnacha roja que decimos en Girona o la garnacha gris que dicen en la France. Este estupendo vino tradicional de Girona, en la categoría de dulces de garnacha, es un massive cucumber en toda regla. Vendimia tardía con adición de alcohol, para posterior oxidativa de ocho años en barricas de roble. ¡Patapam! Bichaco, goloso y amplio, lleva una buena acidez junto con una nota de cáscara de naranja que refresca el final, todo maravilloso.

Es el dulce ideal para nuestros más emblemáticos dulces, los panellets. Esas entrañables bolas de azúcar con almendra, que se tunean con piñones, almendras, aromas de café o chocolate, pringue de limón o fresa, vamos, la malignidad para cualquier dietista. Con este vino dulce también vamos a pasar momentos de lo más entrañables, con la familia y amigos, rodeados de candor, azúcar y naftalina por doquier, pero con un muy buen vino. Precio: 17,50€ aprox.

Recaredo Intens Rosé y boniatos

Recaredo Intes Rosé y boniatos / Foto: web y Canva
Recaredo Intes Rosé y boniatos / Foto: web y Canva

Cerramos con el culmen de la catalanor, nuestros no dulces, pero sí dulces, los boniatos. Esos tubérculos asados de color butano que tanto llenan nuestras mesas, como los puestecitos callejeros de castañas asadas. Los boniatos no me han gustado jamás de los jamases, me cuestan mogollón. Pero en casa se comen, así que vamos a acompañarlos con Recaredo Intens Rosé, que es un pepinazo de espumoso rosado.

Realmente, si os digo la verdad, maridar, lo que se dice maridar, puede ser que poco. Pero como servidora tiene que acompañar a su pareja, al menos, por ese momento, se peta una botella, digo botellón, mientras come un tubérculo asado. Así que ya sabéis, Intens Rosé es un vinazo espumoso de Recaredo, amplio, frutal y casi destructivo con el boniato. A mí eso ya me basta. Precio: 33€ aprox.

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