La tienda que ofrece más de 30 variedades de croquetas: de paella, cachopo y hasta para mascotas

Solo de Croquetas cuenta con dos restaurantes en Madrid y envía sus originales elaboraciones saladas y dulces, y también para mascotas, a todo el país

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

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Caja de croquetas de Solo de Croquetas / Foto cedida / La tienda que ofrece más de 30 variedades de croquetas: de paella, cachopo y hasta para mascotas
Caja de croquetas de Solo de Croquetas / Foto cedida / La tienda que ofrece más de 30 variedades de croquetas: de paella, cachopo y hasta para mascotas

De jamón, de bacalao, de cocido, de setas… La gama tradicional de croquetas es de por sí bastante amplia. Pero es verdad que en los últimos años la creatividad anda algo disparada, y la lista de sabores posibles para una croqueta —que hasta tiene su Día Mundial, el 16 de enero— ha demostrado ser inagotable.

¿De gambas al ajillo? ¿De provolone con tomate seco? ¿De bacalao al ajoarriero? ¿De ternasco de Aragón? ¿De pisto riojano? ¿De zarangollo murciano? Todas estas croquetas existen. De hecho, es solo una pequeña muestra de las más de 30 variedades que Solo de Croquetas ofrece en su tienda online y en sus dos restaurantes de Madrid

Una lista que, según explican sus responsables, les convierte en la empresa con mayor variedad del país. No falta, por cierto, la croqueta de cachopo que, además, resulta ser una de las más pedidas por los clientes. No queda claro si se trata de un sutil homenaje a aquello que decía Ferran Adrià de que los cachorros son en realidad una croqueta de carne y que, claro, no hizo mucha gracia en Asturias.

Croquetas dulces y para mascotas

Diversas variedades de croquetas de Solo de Croquetas / Foto cedida
Diversas variedades de croquetas de Solo de Croquetas / Foto cedida

La empresa se presenta como una start-up gastronómica y la verdad es que su discurso parece estar en consonancia con lo que se estila en el mundillo emprendedor. Hablan de “croquetas sostenibles e inclusivas que favorezcan la nutrición personalizada”. Todas sus croquetas son sin gluten, ofrecen diversas opciones veganas y sin lactosa y sus dos restaurantes en la capital (Echegaray y Reina Victoria) se definen como coqueterías indies.

¿Gracioso? Pues pocos chistes porque recientemente han cerrado una ronda de financiación de 250.000 euros para el proyecto. Así que parece que la idea tiene recorrido y funciona. Pero volviendo a lo realmente importante, las croquetas, en su alocada gama no faltan las opciones dulces. Sabíamos que había croquetas de chocolate, pero la cosa no queda ahí: de brownie, de oreo, de tarta de zanahoria, de crema catalana, de arroz con leche

Por si no fuera suficiente, resulta que en esta casa también piensan en las mascotas y en su oferta de productos también cuentan con croquetas para gatos y para perros. Esta últimas, por ejemplo, están elaboradas con pechuga de pollo, natatoria, caldo de pollo y patata y, en vez de freírlas, basta con calentarlas al microondas 30 segundos.

A domicilio y menús degustación

Croquetas para llevar o para comer en los restaurantes de Solo de Croquetas / Foto cedida
Croquetas para llevar o para comer en los restaurantes de Solo de Croquetas / Foto cedida

Según puede verse en su tienda online la oferta va variando, con sabores que aparecen como agotados, ediciones limitadas que solo están disponibles durante uno días o hasta fin de existencias… Se pueden pedir desde cualquier parte del país y llegan refrigeradas en 24 o 48 horas. Incluso se ofrece una suscripción mensual para que los más adictos reciban en casa cada mes su dosis de croquetas.

En Madrid también se pueden pedir a domicilio ya fritas, o degustarlas en sus locales donde, sorpresa, las croquetas son el plato estrella. Incluso hay menús degustación a base de este plato. Una cro-cata (hay que reconocer que son buenos con el naming) sale por 17,5€ e incluye 8 croquetas. La ración de dos unidades, por 4,20€.

Nuestra cata

Croqueta de gorgonzola y de brownie / Foto: Instagram
Croqueta de gorgonzola y de brownie / Foto: Instagram

Nosotros nos hemos tenido que conformar con la opción refrigerada para freír en casa. Aunque el punto crocante nunca queda igual que con una freidora profesional, confesamos que los rellenos nos han gustado, pese a las lógicas dudas que tantos sabores y tanta originalidad puede despertar.

Son de cierta densidad —nada de croquetas fluidas— y la verdad es que los sabores son intensos y reconocibles dentro de la masa. Muy bien logradas las de sobrasada o gambas al ajillo, por ejemplo. nos convencieron menos las de queso de cabra, tal vez precisamente porque sabían demasiado al típico rulo de supermercado. ¿Y las de paella? Nos quedamos con las ganas porque nos cuentan que están agotadísimas.

Mención especial, por cierto, para la croqueta de galleta oreo con chocolate blanco. Le hincamos el diente con todo el escepticismo posible, pero mentiríamos si dijéramos que no es una de esas guarradas ricas que de vez en cuando —muy de vez en cuando— tienen su gracia.