Volvemos a la carga con un artículo ilustrativo, parte historia, parte docencia, parte bebercio. Hablaremos de los vinos pálidos y dorados que campaban por nuestro país en el pasado, y que en la actualidad parecen haber quedado en un segundo plano.
Quizás os suenen como los vinos que antecedieron a los hoy conocidos como finos y manzanillas, o los oxidativos del tipo oloroso o amontillado; unas clasificaciones que son modernas en el tiempo. Antes, en épocas de conquista, los vinos pálidos y dorados eran habituales en las zonas de Cádiz y Córdoba, y en Huelva, Málaga y Sevilla también los tenían.
Y no nos olvidemos de los dorados de la ahora llamada Denominación de Origen Rueda, que estaban documentados como los vinos de los Reyes Católicos y se servían en la antigua Tierra de Medina.
Es de suponer que la imposición de la nomenclatura actual —fino, oloroso, amontillado, etc.— en las dos denominaciones más importantes andaluzas (D.O. Jérez y D.O. Montilla-Moriles) hizo que con el tiempo se perdieran estas designaciones —pálido y dorado—, aunque hay quien sigue llamándolos como antes.
Más allá de nomenclaturas, lo que hay que saber es que los vinos pálidos son los blancos bajo velo de flor, siendo los dorados aquellos vinos que se obtienen por crianza oxidativa. Se elaboran con pedro ximénez y palomino fino, aunque lo fascinante es que también los encontramos a partir de otras variedades de uva.
Como buen faro que ilumina vuestra llegada a puerto, os sugerimos una guía con cinco referencias para que os animéis a catar y descubrir estos estupendos vinos.
De Alberto Dorado (Bodega De Alberto)

Este vino oxidativo de verdejo es un massive cucumber. Muy limitado o simplemente llega a mis tierras a cuentagotas. La primera vez que lo probé fue a ciegas, y supuse que era un amontillado sanluqueño. ¡Zasca, en toda la boca. Todo un vinazo que se marca la bodega de Alberto. La familia Gutiérrez trabaja este vino de forma tradicional: primero pasa una crianza oxidativa en damajuanas al sistema de sol y serena; tras este tiempo se lleva el vino a barricas con el sistema de soleras, donde estas tienen una madre de más de 70 años. Precio: 35 euros aprox.
Sobrenatural (Bodegas Menade)

Sin salir de Rueda, volvemos a Menade —ya hablamos de su vino de Verdejo Organic en otro artículo— y a uno de sus buques insignia, Sobrenatural. Un vino de verdejo elaborado en dos depósitos diferentes, una parte pasa por grandes barricas y la otra en tinajas de barro. Ambas hacen una crianza bajo velo de flor de tres años. Tras esto, se embotella el vino dejando otros dos años más en ellas. Vino de tradición que nos devuelve lo más similar a un pálido de la zona. Precio: 57 euros aprox.
Fino eSpinapura Cruzado (Bodega Sauci)

Nos vamos para Huelva, directos a la Bodega Sauci, que tiene unos vinos increíbles. Elaborado con listán de Huelva, Fino eSpinapura Cruzado es la versión Super Saiyan —referencia a Dragon Ball, para los despistados— del Fino eSpinapura que ya de por sí es un increíble pálido. En este caso, solo hacen dos sacas estacionales muy limitadas de este vino. La diferencia radica en que se hacen sacas muy seleccionadas de la solera y la criadera de encima. Pero, en las botas es donde la flor se manifiesta de una forma diferente, dando un sentido único a esta botella. Precio: 13,50 euros aprox.
Dorado Sierra Morena (Bodegas Gómez Nevado)

Este es mi primer dorado y, en parte, el culpable de este artículo. Para elaborar este vino de Bodegas Gómez Nevado, con una larga tradición en Córdoba, utilizan tres tipos de varietal: alarije 40%, palomino fino 30% y pedro ximénez 30%, que se vinifican llegando a los 18º alcohólicos naturales. Después pasan al sistema de criaderas y soleras, donde no se embotella hasta pasados 15 años. Gran dorado de corte seco, con un paso por boca elegante y aterciopelado, un gran vino para sorprender a muchos. Precio: 20,90 euros aprox.
Seco Trasañejo PX (Bodega Dimobe)

Y cerramos con Málaga, donde hay una larga tradición en vinos de licor, pero los pálidos y dorados han ido desapareciendo. Aquí es difícil encontrar un pálido —sus pajaretes no tienen nada que ver—, aunque en sus trasañejos si tenemos un claro símil con los dorados. En este caso, este trasañejo de Bodega Dimobe, es una bestia parda. La crianza se lleva de forma oxidativa, con este vino procedente de uva pedro ximénez de la Sierra de Málaga. Suelo de pizarra en descomposición, con muy pocas lluvias dan una PX excepcional para este vino. Se cría en botas centenarias por un mínimo de 20 años. Su boca es increíble, de gran persistencia, frescura y una inverosímil (estamos en la Sierra) salinidad. Un vino para callar bocas. Precio: 18,90 euros aprox.