Loading...

Trucos de cocina

'Green bean casserole': el clásico de 'Thanksgiving' que sigue reinventándose y generando polémica

Plato icónico de la cocina estadounidense, nació en los años 50 y hoy divide opiniones: tradición, versiones modernas y consejos para prepararla y aprovechar las sobras

4 minutos

La 'green bean casserole' (cazuela de judías verdes) en una mesa de Acción de Gracias / Canva

Cada noviembre, la green bean casserole (cacerola de judías verdes) ocupa un lugar destacado en la mesa de Thanksgiving, una festividad que parece estar cada vez más extendida en nuestro país, y a la que muchas casas, y especialmente algunos restaurantes se suman.

Preparándonos para Acción de Gracias, que este año se celebra el próximo jueves, 27 de noviembre, ya os hemos hablado de cómo cocinar el pavo, el plato principal de este festín, para que quede bien jugoso. Sin olvidarnos del resto de recetas que deben acompañarlo. Hoy nos fijamos en la green bean casserole, un gratinado de judías verdes con crema de champiñón y abundante cebolla frita que es mucho más que un acompañamiento. 

Porque, aunque a primera vista pueda parecer una receta simple, su historia y su legado cultural merecen un vistazo más profundo. Además, su versatilidad y facilidad para adaptarla hacen que despierte interés incluso fuera de Estados Unidos. Aquí exploramos brevemente su origen, sus beneficios nutricionales, cómo aprovechar las sobras y por qué sigue generando tanto amor… como rechazo.

De la lata de sopa a indispensable en 'Thanksgiving'

Este gratinado de judías verdes con crema de champiñón y cebolla frita nació en 1955, gracias a Dorcas Reilly, del departamento de home economics de la famosa marca Campbell’s —sí, la de las sopas enlatadas que Andy Warhol ayudó a popularizar—. Su objetivo era sencillo: crear una receta práctica con ingredientes económicos que la mayoría de hogares tenía a mano.

Así nació la receta original, que combinaba judías verdes, crema de champiñón, leche, salsa de soja, pimienta y cebolla frita. Originalmente llamada Green Bean Bake, no estaba pensada como un plato festivo, pero su inclusión en las etiquetas de las latas de crema de champiñón hizo que se convirtiera en un clásico, ya que se trataba de una opción rápida y nutritiva para el día a día.

Hoy, se estima que 20 millones de cenas de Thanksgiving incluyen esta receta cada año. La receta original incluso fue donada al National Inventors Hall of Fame, consolidando su lugar en la cultura estadounidense.

Pequeños trucos para cocinarla

Aunque la receta clásica es sencilla, y solo requiere hornear, algunos trucos pueden marcar la diferencia y lograr un gratinado más sabroso y cremoso. Por ejemplo, es recomendable utilizar judías verdes frescas, ya que mejora la textura y el sabor. Además, blanquearlas durante 2‑3 minutos antes de hornear ayuda a mantener su color y firmeza.

Judías verdes frescas para preparar la 'green bean casserole' / Canva

Para la crema de champiñón siempre mejor si es casera: la puedes elaborar mezclando champiñones salteados, leche o nata ligera y un poco de harina para espesar. Opta por la cebolla crujiente horneada en lugar de frita, ya que obtendrás un topping más dorado y saludable.

Y si quieres lograr un horneado uniforme, cubre la cazuela con papel de aluminio los primeros 15 minutos, lo que evita que se seque, y destápala al final para que la capa superior se dore perfectamente. Por último, sazona bien con sal, pimienta, nuez moscada o salsa de soja al gusto, que mejora el sabor sin necesidad de demasiada grasa.

Cómo adaptarla a los gustos de hoy

Aunque la receta clásica sigue siendo la favorita de muchas familias, la creatividad culinaria ha dado lugar a versiones más sofisticadas y saludables. La idea principal, como ya avanzábamos, es sustituir la sopa enlatada por una crema de champiñón casera, reduciendo así el sodio y las grasas. Si quieres hacerla vegana, sustituye la crema de champiñón por una base de leche vegetal y setas salteadas. 

Para sofisticar un poco la receta, puedes añadir hierbas frescas como tomillo o romero, o ingredientes como panceta, queso parmesano o setas salteadas. Y cambiar la capa de cebolla frita por cebolla caramelizada o chalotas crujientes al horno. Además, ¿por qué no animarse a probar versiones vegetarianas o con otros vegetales, como brócoli, coliflor o coles de Bruselas?

Cómo aprovechar las sobras

La green bean casserole no solo es un ícono cultural, también es un plato relativamente nutritivo si se adapta correctamente. Las judías verdes aportan fibra, vitaminas y minerales, mientras que una crema casera o ligera reduce el exceso de grasa y sodio que podría aportar la versión industrial. Incluso es posible enriquecerla añadiendo setas frescas, semillas o leche vegetal.

Detalle de sobras de la 'green bean casserole' / Canva

Además, tras el festín de Acción de Gracias, puedes aprovechar las sobras de este gratinado de judías y así evitar el desperdicio alimentario. Por ejemplo, puedes preparar wraps o sándwiches calientes, solo usando la mezcla sobrante como relleno y añadiendo queso, para un almuerzo rápido.

Para llevarte de tupper al trabajo, combina las sobras de judías con pasta o arroz cocido, cubre con un poco de queso y gratina en el horno. Una comida facilísima. Otra idea: dale a las judías forma de ensalada templada. Para ello, sírvelas sobre lechugas o espinacas, añadiendo frutos secos para añadir textura y sabor.

La polémica: entre amor nostálgico y rechazo moderno

Pese a su popularidad, la green bean casserole no es un plato universalmente amado. Para muchos, representa un símbolo de tradición y confort, evocando mesas familiares, cenas abundantes y recuerdos. La combinación cremosa y crujiente, su facilidad de elaboración y su precio asequible la convierten en un acompañamiento que no puede faltar.

Sin embargo, otros críticos apuntan a que depende demasiado de ingredientes procesados, como la sopa enlatada y la cebolla frita, y que su textura y sabor pueden resultar artificiales para los paladares modernos. Foodies y chefs contemporáneos prefieren versiones frescas, caseras y con mayor complejidad de sabores.

Esta ambivalencia refleja un choque generacional y cultural: mientras que la receta clásica simboliza la comodidad de la posguerra y la vida doméstica estadounidense, las versiones modernas buscan adaptarse a un estilo de vida más saludable y consciente. El debate continúa, pero lejos de desaparecer, la green bean casserole sigue siendo un tema de conversación en las mesas de Thanksgiving.