A caballo entre la reverencia formal y la sátira inglesa, Londres se abre al mundo como una urbe cosmopolita, ambigua y llena de contrastes, que se extrapolan dentro y fuera de la mesa. No es este un artículo para vanagloriarnos de su cocina, pero sí para disfrutar de una de las mejores tradiciones que han importado al resto del continente: su afternoon tea.
El ritual del té británico traspasa fronteras a través de una sofisticada ceremonia de dulces, mantequillas y los mejores tés venidos de toda la Commonwealth. Porque hay algo, algo naif y protocolario, que atrae a amantes de las tisanas y enloquece a los turistas, como si de un concierto de Sex Pistols se tratase, ansiosos por captar la esencia más brit.
Harrod’s
Es complicado no relacionar el centro comercial más conocido de Gran Bretaña con el lujo y la fastuosa pomposidad del distrito de Knightsbridge, junto a Hyde Park. Símbolo de las élites londinenses, cuenta con una tea room destinada a deleitar a los paladares más sofisticados —y también al de los que vienen buscando la imagen perfecta para Instagram, no nos engañemos—.
Servidos en los característicos soportes de varios pisos, con la dorada “H” de la firma bien presente, la tradición británica se revive aquí cada tarde. Los sándwiches de cangrejo con mayonesa de limón o pechuga de pollo con mostaza, los característicos salados de pepino con crema de queso y menta, así como los panecillos de salmón abren camino a las delicias dulces, como las esferas de mango y fruta de la pasión, la tarta de queso de frutos rojos o los scones, el panecillo típico inglés, acompañado con nata y jamón.
Cada paso, como si de un menú degustación de chef galáctico se tratase, se marida con un té específico. Los aromas de la peonía blanca de Fujian (China) brincan con el té negro de Dimbula (Sri Lanka). No falta el toque chispeante de un buen rosé brut. // Harrod’s. 87-135 Brompton Road, Londres. Precio: desde 72€ (no incluye champán)
Fortnum & Mason
¿Quién no ha querido probar el té que la recién fallecida Reina Madre disfrutaba cada tarde en el castillo de Windsor? Lejos del relato romántico —y también de editorial amarillista—, lo cierto es que el centro comercial Fortnum & Mason lleva más de tres siglos deleitando a los londinenses con sus deliciosas infusiones.
Su salón The Diamond Jubilee —abierto por la Reina en 2012 y que conmemora sus setenta años al servicio de la sociedad británica— es un oasis de tranquilidad en plena Piccadilly Street. Las tazas y teteras llevan el color azul verdoso corporativo, símbolo de una de las mejores casas de té de toda Londres. En su interior, los opulentos pisos de este centro comercial dedicado al mundo del té y sus accesorios parecen ajenos al bullicioso ir y venir de las hordas de vistantes.
Fuera, tazas de té con la imagen de Lady Di. Dentro, sofisticados espacios donde deleitarse con los aromas de tés negros, blancos y verdes. Impecable la sección de cubertería y tetería, con piezas que están alejadas del bolsillo de los mortales. También llamativo el espacio dedicado a los tés procedentes del Lejano Oriente, cayendo en cierto cliché étnico.
Dentro de su afternoon tea nos encontraremos una réplica de esa merienda “a la inglesa” que ofrecía la Duquesa de Bedford en la abadía de Woburn. Los scones vuelven a una mesa donde aparecen los huevos escoceses, la tortilla de camarón o el queso cheddar madurado en cueva con brotes de berro de agua. El toque dulce lo ponen sus deliciosas pastas de mantequilla, que se derriten en boca y son todo un viaje gastronómico.
Y a pesar de la aparente monotonía de la sociedad británica, el afternoon tea se renueva con champagnes procedentes de la vecina Francia así como combinados a base de té. // Fortnum & Mason. Piccadilly Street, 181. Precio: desde 87€
Philippe Conticini London
Camden ha logrado, a base de rock & roll y algo de leyenda, acaparar todas las miradas. Convertida en una gran oda al turismo masivo camuflado de alternativo, aquí los punks se codean entre hippies del siglo XXI. Capitanes de navíos olvidados repican campanas para atraer a inocentes hacia sus tiendas de souvenirs, alguna que otra falsificación y mucho fish & chips. Por suerte, existen refugios que se alejan de los estereotipos.
Un paseo por Camdem Market recupera el aliento a los viajeros más desangelados. La estatua de Amy Winehouse guía el camino hacia el salón de té de Philippe Conticini. El chef francés firma un espacio que destaca por lo recargado pero que lleva un trocito de la elegancia parisina a la folclórica Camden. Los éclaires juguetean entre tacitas de té y pequeños platillos con creaciones como la tarta de limón o la de San Honorato. Siempre nos quedará París, sin duda. // Philippe Conticini London. Unit St, 732. Precio: desde 15€ (pastel y té)
