Espelt, los vinos ecológicos del Empordà que se cosechan en fincas antiincendios

La gestión en forma de mosaico agroforestal en la finca Mas Marès permite elaborar el vino ecológico Cala Rostella y proteger Parque Natural de Cap de Creus de posibles incendios

José David Muñoz, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista y director de La Radio del Somormujo

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Anna Espelt en los viñedos de Mas Marès / Foto: Instagram
Anna Espelt en los viñedos de Mas Marès / Foto: Instagram

Celler Espelt es una bodega relativamente joven, creada en el año 2000 por Lluís Espelt, cuando se jubiló, junto a su hijo Damià. Ahí empezó a trabajar la hija Anna Espelt, bióloga y enóloga. Ella fue la que empezó a hacer el paso a ecológico de parte de los viñedos, y, además, lo hizo sin que su padre, quien desconfiaba de la calidad de los vinos ecológicos y de la rentabilidad de la cosecha, lo supiera.

Anna decidió tirar adelante con su propuesta, siguiendo las directrices de Didier Estela, enólogo de Mas Estela, que establecían que las mejores uvas para cultivar en el Empordà eran las locales y las ecológicas. Ese mensaje, revolucionario por entonces, ha pasado a ser la premisa en la actualidad para la mayoría de bodegas de la comarca. Marina Planella, responsable de comunicación de Espelt nos cuenta que “las variedades que parecía que eran más productivas eran las más buenas, sin tener en cuenta el rendimiento que podían ofrecer las variedades históricas del terreno”. 

Combinar variedades de uva

Anna Espelt mostrando sus viñedos / Foto cedida
Anna Espelt mostrando sus viñedos / Foto cedida

Y así fue como se creó la biblioteca de variedades vinícolas de la bodega. “Analizamos una a una las cepas para saber qué variedad estaba plantada, ya que en una misma parcela combinábamos variedades más tradicionales con algunas locales. Así llegamos a las viñas viejas de Rabós, donde elaboramos el vino blanco Lledoner Roig, donde unas cuantas cepas de la variedad local lledoner roig crecen entre cepas viejas de cariñena y permiten elaborar un vino muy particular”, cuentan.

Dentro de la apuesta por la integración en el entorno de la actividad viticultora de Espelt, desde el principio creyeron en el mantenimiento de la vegetación silvestre del perímetro de la finca. En invierno, estas plantas retienen el agua, mientras que en primavera se recorta para que no seque a la planta, especialmente en condiciones actuales de sequía. Anna, que además de bióloga siempre ha ejercido una fuerte vinculación con la defensa del patrimonio natural de la zona, coge las riendas de la bodega en 2010. Y es a partir de aquí, en su camino de seguir investigando y de establecer sinergias virtuosas entre medio natural y viticultores, cuando arranca su proyecto más personal y más especial: Mas Marès

Mas Marès, una finca antiincendios 

Vista de la finca Mas Marés / Foto cedida
Vista de la finca Mas Marès / Foto cedida

Para Espelt Viticultors, Mas Marés es la finca que permite culminar su proceso de sostenibilidad y vino de máxima calidad. Se trata de una finca que huele a mar, que tiene la dureza del granito y la fuera de la tramontana. Monumentos megalíticos saludan a su entrada. Empezaron a plantar viña aquí en 2003, y la planificación de este espacio se hizo codo con codo con los gestores del Parc Natural del Cap de Creus. La idea era la de culminar un mosaico agroforestal de tierras que contemplara un plan de protección de incendios forestales, el fomento de la biodiversidad y la eliminación de especies invasoras. 

De esta manera se dividió la finca en tres espacios diferentes: encinares, pastos y estepas. En la zona de pastos, las vacas siguen pastando, creando la apertura de espacios y evitando así la propagación de incendios. La zona de estepas rodea los viñedos, eliminando la masa vegetal inflamable y es un hábitat favorable para la cría del cernícalo primilla, ave que se está reintroduciendo en este espacio. Y por último, la zona de encinar representa al ecosistema más evolucionado de la zona y el que aglutina más biodiversidad.

Vista de la finca Mas Marès / Foto cedida
Vista de la finca Mas Marès / Foto cedida

Esta correlación de pasto, estepa y encinar sirve de protección contra incendios en una zona azotada por la falta de lluvias y el viento. El cultivo ayuda a crear un cortafuegos natural, con poca carga de combustible, y que protege hacia la zona urbanizada de Roses, como ya se comprobó en el incendio de febrero de 2022. De las viñas de Mas Marès se obtiene el vino Cala Rostella, emblema de la bodega elaborado únicamente con garnacha negra y que forma parte del proyecto más personal de Anna Espelt. 

Anfibios y cernícalos, vecinos de los viñedos

Dos de los vinos elaborados por Celler Espelt / Foto: Instagram
Dos de los vinos elaborados por Celler Espelt / Foto: Instagram

Las aves también son protagonistas de Mas Marès y es fácil encontrar alcaudones, perdices, colirrojos, tarabillas o el mencionado cernícalo primilla, la más pequeña de las rapaces ibéricas, en las cavidades rocosas del espacio. En los pastos de la finca se hacen desbroces que crean islas de vegetación para favorecer la alimentación de aves, y el hecho de mantener la cubierta vegetal en los viñedos facilita la reproducción de varios organismos beneficiosos para la viña. Otra apuesta por la biodiversidad en estas viñas ecológicas es la creación de una balsa para anfibios (grandes consumidores de insectos) y el establecimiento de un corredor biológico desde las viñas de Vilajuïga a la red de canales y lagunas del Empordà.

Otro ejemplo de su fomento de la biodiversidad es la colaboración que han hecho con el ilustrador y ornitólogo Toni Llobet, que elaboró un plafón que muestra la riqueza natural de Mas Marès. “Puede haber hasta algún efecto colateral de generar y trabajar estos hábitats, con población de conejos, como es la instalación de una pareja de nido de águila perdicera al sur del Parque Natural, que justo cría cada año desde que se restauraron las viñas", nos cuenta. 

Aves en los viñedos de Celler Espelt / Foto: Instagram
Aves en los viñedos de Celler Espelt / Foto: Instagram

Ponç Feliu, director del Parque Natural del Cap de Creus, valora de forma muy positiva proyectos como el de Espelt: “La gestión de las fincas productivas del Cap de Creus en forma de mosaico agroforestal es esencial para mantener y potenciar la biodiversidad, prevenir los incendios forestales y, a la vez, asentar población en el territorio y activar económicamente nuestro espacio natural. Mas Marés es un gran ejemplo, por la sensibilidad de sus gestores, que colaboran activamente con el Parque Natural con iniciativas muy diversas”. Ahora bien, desde Espelt también recuerdan que todavía quedan retos por resolver en materia de biodiversisdad como es la presión de los jabalíes, que ponen en jaque la viabilidad de algunas viñas.