La miel de algarrobo Mel Sa Font, elaborada en Santa María del Camí (Mallorca) por el apicultor Tomeu Fullana Ferrer, ha sido reconocida como la Mejor Miel de España 2025 en la undécima edición del Concurso Nacional de Mieles Mieladictos, cuya final se celebró el pasado fin de semana en Riello (León), en plena Reserva de la Biosfera Valles de Omaña y Luna.
El certamen, uno de los más prestigiosos del panorama apícola español, reunió a productores de todo el país que trabajan por mantener viva la tradición de la miel artesanal y por poner en valor la riqueza botánica de sus territorios.
De la herrería a la apicultura: la historia de Mel Sa Font
Hace apenas siete años, Tomeu Fullana decidió cambiar el yunque por las colmenas. Este joven mallorquín, que había trabajado como herrero, comenzó su aventura en la apicultura por curiosidad, hasta que la pasión por las abejas y el territorio se convirtió en su modo de vida.
Sus colmenas se ubican en Selva, una zona del Raiguer mallorquín donde abunda el algarrobo —árbol tradicional del paisaje mediterráneo— y donde las abejas elaboran una miel de color oscuro, textura densa y sabor intenso, con notas de caramelo y regaliz.
La Mel Sa Font de algarrobo destaca por su perfil aromático, su baja acidez y su pureza, resultado de una producción artesanal sin aditivos ni filtrados. Es una miel de edición limitada que Tomeu y su familia comercializan directamente en el mercado semanal de Santa María del Camí, donde los consumidores pueden conocer de primera mano su historia y su filosofía de trabajo. No es el único premio que ha recibido esta miel, también obtuvo el de mejor miel de Algarrobo de España en el XII Congreso Nacional de Apicultura 2025.
Fullana defiende una apicultura sostenible y local: “Nuestro objetivo es conservar la biodiversidad de Mallorca y mantener vivas las tradiciones rurales de la isla”, explica. Además de la miel de algarrobo, produce pequeñas partidas de miel de azahar, romero y multifloral, siempre con el sello de calidad y autenticidad que caracteriza a Mel Sa Font.
El Pájaro de la Miel y Labejazul, en el podio
El segundo puesto del concurso fue para El Pájaro de la Miel, un proyecto sevillano impulsado por Natalia Juárez y Javier Pérez. Su miel de tomillo, producida en la Sierra del Moralejo (Estepa), refleja el carácter de un entorno de monte bajo y matorral mediterráneo.
La pareja inició su aventura apícola en Granada antes de regresar a su pueblo natal, donde han combinado la producción de miel con acciones de educación ambiental y conservación. “Creemos que la apicultura puede ser una herramienta para cuidar la biodiversidad y para conectar a las nuevas generaciones con la naturaleza”, afirman.
El tercer premio fue para Labejazul, una miel de castaño elaborada en El Bierzo (León) por Juan Carlos García, profesor de filosofía y matemáticas reconvertido en apicultor. Sus colmenas se encuentran en los sotos de castaños de la Sierra de la Encina de la Lastra, una zona de transición entre los climas mediterráneo y continental.
García trabaja con un enfoque de manejo respetuoso y sostenible, priorizando el bienestar de las abejas y la pureza del producto. Su miel, de tono ámbar oscuro y matices amaderados, refleja la esencia del paisaje berciano.
Un jurado de expertos
El jurado del XI Concurso Nacional de Mieles Mieladictos estuvo formado por profesionales del ámbito gastronómico y científico: Amelia Pastor, gerente de la cooperativa Piñonsol; Marta Mansilla, investigadora del Centro de I+D+i de la Universidad de Burgos; Fernando Ferreras, propietario de la tienda gourmet La Vianda de León; Juanjo Losada, chef del restaurante leonés Pablo (1 estrella Michelin); José Cañedo, presidente de la Academia Leonesa de Gastronomía; y Agustín Iglesias, vocal de actividades de la misma institución.
El jurado valoró parámetros como el color, la limpieza, el aroma, el sabor, la persistencia y la armonía general del producto. En esta edición, destacaron la diversidad floral y el alto nivel de calidad sensorial de las muestras presentadas.
Mieles finalistas: un mapa de sabores de España
El concurso también reconoció la labor de otros apicultores que quedaron finalistas, evidenciando la enorme diversidad melífera del país:
- MIELHITA (Hita, Guadalajara), de Carlos Trillo y Alicia Clemente, con su miel de lavandín (cuarto finalista).
- Tomiel (El Cardoso de la Sierra, Guadalajara), de Carlos Uriel, con miel de montaña (quinto finalista).
- Miel Ezcaray (La Rioja), de Víctor Esteban Tercilla, con miel de zarzamora. (sexto finalista)
- El Rabanar (Rábanos, Burgos), de Aitor Lázaro Villegas, y Miel Hontana (Lagarejos, Zamora), de Jazmín Fernández Epelde, ambas mieles de bosque.
- Doce Bagoa (Ourense), de Johnny Trigas Rodríguez, y Miel del Chozo Mundín (Palencia), de Silvia Núñez Heras, con mieles de flores.
- Con Gusto de Valdavia (Palencia), de María Paredero Pérez, con miel de brezo.
- Miel de Campos (Aspariegos, Zamora), de Lourdes Mateos, con miel de colza.
El certamen Mieladictos 2025 ha vuelto a poner en valor la riqueza de la apicultura nacional y el trabajo de pequeños productores que apuestan por la calidad y la sostenibilidad frente a la industrialización. La victoria de Mel Sa Font no solo reconoce una miel excepcional, sino también una forma de entender el oficio: cercana, artesanal y profundamente vinculada al territorio.