El peregrino camina decidido, a paso firme, sintiendo el frío de la mañana. Las nieblas que forma el río Nonaya permiten vislumbrar, a los lejos, un torreón. Indeciso, se plantea si aquella peregrinación no habrá sido también un viaje espacio - tiempo, una vuelta a la época medieval.
Como sacada de cuento, donde solo nos faltan las doncellas y los dragones, Salas, capital de concejo homónimo, es una de las villas que atraviesa el Camino Primitivo. Origen de todos los Caminos a Santiago, fue la misma ruta que en el siglo IX realizó el monarca Alfonso II el Casto para comprobar si los restos hallados en aquella aldea gallega pertenecían al apóstol Santiago.
![Pórtico de la Colegiata e Interior del palacio / Javier Llavona Pórtico de la Colegiata e Interior del palacio / Javier Llavona](/uploads/s1/30/35/07/2_4_1000x563.jpeg)
El peregrino accede a Salas dejando a su lado numerosos establecimientos que le invitan al descanso: hoteles, albergues, cafeterías, restaurantes… pero hay uno que le llama la atención: la Casa del Profesor.
Fundada por Pepín Fernández, el profesor de música de la zona, el nombre parece toda una declaración de intenciones mientras que el olor a mantequilla, avellana y nuez hacen el resto. El peregrino, curioso, accede a un establecimiento que parece transportarle, de nuevo, a otra época. Un antiguo café, que nos recuerda a la esencia de los cafés de tertulia parisinos, le recibe. No existe una vasta variedad de dulces porque, sin duda, el protagonista es otro: los carajitos del Profesor.
![Don José Fernández, «El Profesor» / Foto: Real Asociación Española de Cronistas Oficiales Don José Fernández, «El Profesor» / Foto: Real Asociación Española de Cronistas Oficiales](/uploads/s1/30/35/20/disen-o-sin-ti-tulo-2022-01-16t211043-245_4_1000x563.jpeg)
Estos bocados de avellana, procedente de los bosques autóctonos de la zona, han sido todo un emblema de la comarca suroccidental asturiana. Su elaboración comenzó en 1918 y, poco a poco, se convirtieron en una delicia apreciada por los indianos (quienes se habían ido a hacer las Américas y habían vuelto a sus orígenes para retirarse en abundancia), que amenizaban las largas tardes de invierno salenses. Como aún no se habían bautizado, se pedían como los “carajos” y pronto se convirtieron en los carajitos del Profesor.
![Marichu Llavona, confitera de los carajitos / Foto: Memoria de Asturias Marichu Llavona, confitera de los carajitos / Foto: Memoria de Asturias](/uploads/s1/30/35/47/1_4_1000x563.jpeg)
El auge de este dulce vino de la mano de Marichu Llavona. Una auténtica embajadora de los Carajitos que consiguió ponerlo en el mapa gastronómico asturiano y, a su vez, dar a conocer la fabulosa villa de Salas. Una matriarca, tristemente fallecida, que trasladó el carácter único de la mujer del occidente asturiano a estas delicias y donde son hoy sus hijas, Carmen y Teresa, quienes custodian la receta familiar con cariño y entrega.
![Carajitos del Profesor / Wikipedia Carajitos del Profesor / Wikipedia](/uploads/s1/30/35/86/disen-o-sin-ti-tulo-2022-01-16t221522-189_4_1000x563.jpeg)
Un mordisco denso, contundente y espeso que invita a combinarlo con un buen café de origen o una infusión. La receta, aunque secreta, ha sido reproducida en multitud de ocasiones, pero solo los originales mantienen el sabor único y distinguido. Serán los huevos de gallinas criadas en las caleyas del propio Camino Primitivo o las avellanas de los frondosos y húmedos bosques aledaños. Tras cuatro generaciones, lo cierto es que los Carajitos son hoy todo un emblema de la comarca.
![La selección de la avellana en la elaboración de Los Carajitos por la madrina y Marichu / Carajitos del Profesor La selección de la avellana en la elaboración de Los Carajitos por la madrina y Marichu / Carajitos del Profesor](/uploads/s1/30/35/60/5_4_1000x563.jpeg)
El peregrino sale del establecimiento sorprendido por la historia de este café. Una historia de indianos, tesón y esfuerzo que marca el día a día de esta zona de Asturias. Solo le queda disfrutar de un carajito bajo el torreón medieval, del siglo XIV, declarado Monumento Nacional y que, junto con la iglesia de San Martín, la colegiata de Santa María la Mayor o el palacio de Valdés Salas, hacen de Salas (y sus Carajitos) una parada imprescindible en esta azarosa aventura que es el Camino Primitivo. ¡Ultreia, querido peregrino!
![Conjunto monumental de Salas con la bolsa imprescindible de los carajitos del Profesor y la torre medieval / Javier Llavona Conjunto monumental de Salas con la bolsa imprescindible de los carajitos del Profesor y la torre medieval / Javier Llavona](/uploads/s1/30/35/73/3_4_1000x563.jpeg)