Se suele definir como la despensa de Kioto (Japón), pero lo cierto es que cada vez cuesta ver más a locales comprando en el mercado de Nishiki, que se ha convertido en una parada obligada de todos los que visitan la ciudad y no hay guía turística que no recomiende pasarse por allí.
Se les suele olvidar mencionar que la experiencia es gastronómicamente interesante, pero dista mucho de lo que algunos esperan —esperamos— al pasear por un mercado de verdad. Sobre todo si llegamos con el síndrome de La Boqueria a flor de piel y sabemos lo que el turismo hace a los mercados de verdad.
La buena noticia es que en Japón las trampas para turistas no se estilan, con lo que es posible comer en este mercado igual de bien y al mismo precio que cualquier otro lugar de esta ciudad. Vaya, que nadie intentará colar al visitante cansado tras recorrer decenas de templos, el equivalente nipón a una paella y sangría infame. Comer mal y caro en Japón requiere esforzarse mucho, así que no hay que ir con miedo.
Pese a ello, es muy posible que acabemos en las manos con una especie de brocheta con un pequeño pulpo brillante en el extremo. El takotamago es, efectivamente, uno de los muchos platos que se estilan en Kioto, pero, sobre todo, es una atracción fotográfica en este mercado que se despliega en una larga galería con puestos y restaurantes a ambos lados.
Pulpo con sorpresa

No quisiéramos hacerle un spoiler a quienes se animen a pasar por allí e hincarle el diente a este pulpito que se come frío y tiene un toque dulzón que a nuestros paladares suele sorprender. Y no convencer demasiado, sobre todo sabiendo los platos excelentes que en Japón elaboran con pulpo o lo ricos que están los takoyakis, esas bolas fritas rellenas de este cefalópodo.
Con precios entre los 400 y los 600 yenes dependiendo del tamaño (unos 3 o 4 euros al cambio, con eso se puede desayunar en algunos lugares en Japón) la gracia del bocado está en la cabeza del pulpito donde, como suelen advertir los carteles, se esconde un huevo de codorniz cocido. De hecho, justo eso significa tako (pulpo) y tamago (huevo).
Frío y dulzón por su cocción en salsa de soja, más allá de la foto, si alguien nos pregunta no estaría ni entre las diez mejores cosas que uno puede comer en Kioto. O en este mercado. Pero hay que reconocer que los likes en Instagram no siempre se consiguen probando cosas ricas y este pulpito tiene mucho tirón fotogénico.
Comer sin hacer el 'guiri'

La incómoda sensación de estar haciendo el “guiri” es inevitable. Pero basta recordar, insistimos, que en Japón no se estilan estas tomaduras de pelo al visitante para superar el trauma de empedernido viajero gastronómico. O ver que los propios turistas nacionales de visita por el mercado también le hincan el diente.
También es verdad que ese takotamago no es algo que se encuentre o se vea en otras partes, pero, en cualquier caso, por quitar el posible mal sabor de boca, nada como probar o llevarse de recuerdo el que, ahora sí, es el producto estrella del mercado de Nishiki: los tsukemono (encurtidos).
Envasados al vacío si la idea es viajar con ellos, o a peso en algunos puestos, merece la pena probarlos. Su sabor es más suave de lo que estamos acostumbrados, sin rastros sabores de vinagre, fruto en muchos casos de curaciones muy rápidas en sal a la que se suma, como en el caso del shibazuke, las hojas de sisho roja que con sal y varios vegetales troceados componen este aperitivo.