Alicia Kennedy: “Es importante examinar cómo se utiliza políticamente la comida”

ENTREVISTA | Hablamos con la escritora estadounidense que publica 'Desde mi escritorio' (Col&Col Ediciones), una colección de ensayos sobre cómo la comida afecta a todas las esferas de nuestra vida

Maura Sanchez

Gestora cultural

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La escritora estadounidense Alicia Kennedy / Foto: Instagram
La escritora estadounidense Alicia Kennedy / Foto: Instagram

Alicia Kennedy empezó a escribir su newsletter, From the Desk of Alicia Kennedy, a principios de 2020. Pensó que podría ser una buena manera de que los editores la tuviesen en cuenta en un momento en el que, como mucha gente durante la pandemia, estaba perdiendo su trabajo

Tres años después, más de 31.000 personas están suscritas a los ensayos que esta escritora neoyorkina afincada en Puerto Rico envía semanalmente. Catorce de ellos han sido los seleccionados, junto a otros tres artículos periodísticos, para formar el volumen Desde mi escritorio, traducido al español por Rosa Llopis, con los que la editorial Col&Col inauguró en septiembre su nueva colección Hojas de Col.

Diecisiete ensayos en los que Alicia Kennedy siempre está presente, sin esconderse ni quitarse de en medio sobre lo que piensa, come o lee

El libro 'Desde mi escritorio' de Alicia Kennedy / Foto: Col&Col
El libro 'Desde mi escritorio' de Alicia Kennedy / Foto: Col&Col

Eso sí, Kennedy no escribe desde un púlpito, sino que sus reflexiones nacen mientras entra y sale de su cocina y de su biblioteca, de bares y mercados, de museos y de TikTok. Quizá por eso en sus ensayos haya espacio tanto para hablar de duelo, sabores e identidades, como para desarticular las narrativas dominantes, llenas de consumismo y autocomplacencia, o evidenciar la sordidez de la agricultura industrial.

Desde mi escritorio es una invitación a que levantemos los ojos del plato para mirar a nuestro alrededor, pero, sobre todo, a que miremos hacia arriba, para darle un buen codazo al poder, y hacia abajo, a la tierra de donde proviene lo que comemos y a quienes la trabajan. 

Desde que vives en Puerto Rico, ¿tu relación con la comida ha cambiado respecto a cuando vivías en Long Island o en Nueva York?

Vivir en San Juan, una ciudad pequeña donde es difícil moverse, ha sido enormemente desafiante, porque no hay tantas opciones como las que estaba acostumbrada a tener cuando vivía en Brooklyn. Pero también me ha dado una idea mejor de cómo vive la mayoría de la gente, que es sin tener al alcance de su mano cualquier cosa que se les antoje.

Te devuelvo una pregunta que tú misma lanzas en el ensayo  'Sobre la “buena” comida': “¿Por qué es pretencioso hablar de alimentos locales y políticas alimentarias, pero no escribir sin parar sobre las últimas tendencias en restaurantes y coctelerías?”

En el sistema económico capitalista nos sentimos mucho más cómodos hablando de comida en términos consumistas que en términos políticos.

Kennedy con su primer libro, 'No meat required', sobre vegetarianismo y veganismo / Foto: Instagram
Kennedy con su primer libro, 'No meat required', sobre vegetarianismo y veganismo / Foto: Instagram

Has criticado el uso de la frase "la comida es política" por considerarla vacía, ¿cómo abordas tú el aspecto político de la comida, como consumidora y como escritora?

Creo que es importante examinar cómo se utiliza políticamente la comida y qué políticas regulan el modo en que los alimentos llegan a nosotros, cómo se presentan y cómo se vuelven deseables. Decir simplemente que "la comida es política" no va a la raíz de las formas en que se utiliza la comida. Me gusta examinar cómo se utilizan los alimentos, cómo influye en ello el poder y qué políticas los rigen.

Me gusta examinar cómo se utilizan los alimentos, cómo influye en ello el poder y qué políticas los rigen.

Creo que el vínculo entre alimentación y política no es tan obvio para todo el mundo, ¿es nuestro deber politizarnos más como consumidores?

No creo que los consumidores tengan necesariamente que politizarse más, pero sí creo que los que trabajamos en el sector alimentario tenemos la responsabilidad de comunicar lo que realmente está en juego en el funcionamiento del sistema alimentario mundial. Lo importante no es politizar a los consumidores, sino que los escritores y los medios de comunicación, cuya responsabilidad es criticar al poder, sean conscientes de esos aspectos políticos.

No comer carne es una cuestión clave en tu identidad culinaria y personal. En el texto 'Sobre llorar en Starbucks' te burlas de tu yo del pasado diciendo que has sido "una especie de gilipollas vegana santurrona". ¿Cómo vives ahora tu relación con el vegetarianismo?

Soy una vegetariana que come bivalvos. La transición de dejar de ser omnívora fue una transición tensa, ya que la gente de mi círculo cercano no se lo tomó bien ni apoyó el cambio. Pero con el tiempo se acostumbraron.

La libreta de notas de Alicia Kennedy y sus últimos libros publicados / Foto: Instagram
La libreta de notas de Alicia Kennedy y sus últimos libros publicados / Foto: Instagram

En varios ensayos de 'Desde mi escritorio' llamas la atención sobre cómo los vegetarianos soléis ser objeto de burla y sobre la percepción que se tiene del veganismo como una cosa de pijos blancos y ricos. ¿De dónde vienen este tipo de narraciones?

La verdad es que explicarlo daría para un libro entero. Durante mucho tiempo no comer carne se ha asociado a no tener sentido del humor o no ser una persona divertida. Históricamente, este tipo de alimentación ha estado ligada a cultos y sectas religiosas que lo utilizaban como práctica ascética, pero en su expresión contemporánea el veganismo y el vegetarianismo suelen ser seculares. Esto confunde a la gente y lo asocian con tendencias sectarias similares. Sin embargo, esa es solo una parte de la historia. El veganismo y el vegetarianismo son muy diversos ahora.

Una parte de tu trabajo consiste en escribir y otra en cocinar, como creadora de recetas. Y eres mujer. ¿Por qué tienes que aclarar que tu primer libro no es un recetario?

Creo que es necesario aclararlo debido a la misoginia. La verdad es que ahora intento hacer menos recetas para evitar la confusión. Nunca ha sido una parte importante de mi trabajo, y no es mi forma de comunicar, así que me molestó mucho tener que explicar constantemente que había escrito un libro de no ficción y no un libro de cocina.

Me molestó mucho tener que explicar constantemente que había escrito un libro de no ficción y no un libro de cocina.

Hablas de esta relación un tanto conflictiva entre lo doméstico y lo intelectual. Pero quizá no sean dos cosas separadas, sino que nos han enseñado a verlo así: que la cocina y cocinar no pueden ser productores de conocimiento porque los hombres no estuvieron allí. ¿Se puede "despatriarcalizar" lo doméstico?

No sé si es realmente posible sin que haya un salario por el trabajo doméstico, una renta básica universal y muchos cambios culturales que hagan que las mujeres y los hombres sean realmente iguales, independientemente de quién realice el trabajo doméstico en un hogar. Es una cuestión política y cultural, y no creo que sea algo que podamos hacer con metáforas o por el simple deseo de hacerlo.

Para terminar, ¿cómo se ve el mundo desde el escritorio de Alicia Kennedy? 

En este momento me parece bastante sombrío, teniendo en cuenta el genocidio en curso en Gaza que está siendo financiado en parte por el gobierno de Estados Unidos. No sé hasta qué punto podemos esperar un cambio, hasta qué punto puede cambiar el poder para crear realmente un mundo nuevo. Sin embargo, la conciencia de la gente está cambiando, y eso es importante.

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