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El cambio climático pone en jaque al sector del cava: cómo afecta la sequía

A pesar de que las previsiones de ventas de cava son buenas, la sequía está limitando la producción y empuja a Freixenet y Segura Viudas a afrontar un ERTE

Sarah Serrano

Historiadora y comunicadora gastronómica

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Recolección de uva en la D.O. Cava / Foto cedida
Recolección de uva en la D.O. Cava / Foto cedida

Freixenet, una de las principales bodegas de espumosos, anuncia un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que puede afectar a más de 600 de sus trabajadores. Según los datos de la Denominación de Origen Cava, el año anterior se cerró con un aumento de beneficios y las ventas totales de cava se incrementaron un 2,35% respecto al mismo período de 2022, gracias, en gran parte, al tirón de las ventas en el mercado nacional que aumentaron un notable 7,65%, lo que suponía un récord histórico.

Del total de estas ventas, Freixenet aporta una cantidad importante y esta temporada se esperaba que la tendencia continuara al alza, pero la falta de uvas por la sequía que sufre el Penedès ha obligado a la bodega a reducir la marcha.

Pese a que el gigante del vino anunció hace unas semanas que había cerrado el año con un récord de ingresos de más de 1.200 millones de euros, Freixenet no han podido evitar presentar ante el departament d'Empresa i Treball de la Generalitat de Catalunya un ERTE que, de ser aprobado, afectará a más de dos tercios de su plantilla.

“Viendo que la demanda mundial de cava está en auge y que no podemos producir suficientes botellas para satisfacerla adecuadamente a corto plazo, la situación es realmente complicada a todos los niveles”, reconocía Pere Ferrer, vicepresidente de Grupo Freixenet, a través de un comunicado.

Medidas de la D.O.Cava

Viñedos de la D.O. Cava / Foto cedida
Viñedos de la D.O. Cava / Foto cedida

El pasado jueves la D.O. Cava se reunió para votar algunas medidas que llevaban tiempo encima de la mesa para hacer frente a las dificultades que atraviesan algunos elaboradores de su región. Una de las principales acciones que se aprobaron por unanimidad fue la creación de un fondo de provisión de garantía cualitativa.

Es decir, se va a permitir recolectar más uva por hectárea, hasta un máximo de 3.000 kilos extra, que irán destinados a generar un vino base (producto con el que se elabora el cava) que los viticultores acogidos puedan utilizar en caso de ser necesario.

Una medida que no afectará a los cavas de gran guarda, sólo a los más jóvenes. También se validó la posibilidad de explotar viñedos que se encuentran en dentro de los territorios que abarca la D.O., pero que no están regularizados, para cubrir hasta un 15% de la producción (la normativa europea admite que para que un vino pueda ser calificado como monovarietal tiene que tener un mínimo de 85% de la misma uva), según afirman desde Mahala Wine, la agencia de comunicación de la D.O Cava. 

Qué opinan los sindicatos

Botellas de cava en una bodega / Foto cedida
Botellas de cava en una bodega / Foto cedida

Entre los sindicatos no se aprecian, por el momento, señales de alarma. La responsable del sector alimentario de UGT Cataluña, Alicia Buil, ha explicado a la agencia EFE que, de momento y excepto el de Freixenet, no tienen constancia de que la sequía esté teniendo repercusiones sobre el empleo.

Ha añadido que, "con las restricciones actuales por sequía", no prevén que haya afectación en la ocupación en el sector agroalimentario, ya que las empresas están haciendo un uso más eficiente del agua. Claro que, si no llueve y las restricciones se incrementan estaríamos hablando de "otro escenario".

Por su parte, el secretario general de Industria de CCOO de Cataluña, José Antonio Hernández, ha explicado que, de momento, hay "cierta normalidad", pero que si la sequía persiste "tendremos un problema serio" de cara al futuro.

El efecto del cambio climático

Diversas copas de cava / Foto cedida
Diversas copas de cava / Foto cedida

El Penedès, la mayor región vinícola de Cataluña, está sufriendo los estragos del cambio climático de manera evidente. La falta de lluvias que llevan experimentando desde 2021 está provocando que las raíces de sus viñedos se comiencen a secar. Aunque se han registrado abundantes precipitaciones durante el mes de marzo, no es suficiente.

Sin agua no hay fruto, tal como pudo comprobarse en la última campaña de recolección en la que se extrajo hasta un 40% menos de uva que en años anteriores. El sector respira miedo ante la posibilidad de que se tengan que arrancar las cepas que no puedan resistir el estrés hídrico y los productores ven el asunto con preocupación.

Algunos expertos anticipan un periodo de cierta carestía que va a forzar la subida de los precios, apelando a un comprador con mayor poder adquisitivo, pero no tienen certezas de que un mayor precio por botella va a ser suficiente para reparar los daños de una menor tirada de botellas

Este es un nuevo capítulo en el libro del cambio climático y la inflación. El aceite de oliva cumple ya dos años de caída en la producción y de escalada en los precios que se repercuten al consumidor final que paga este artículo un 60% más caro que hace un año.

Lo mismo ocurre con el cacao, un producto afectado por las inclemencias meteorológicas en los principales países de origen que hacen que el futuro de esta materia prima sea incierto. A pesar de no tener certezas de la cantidad de este fruto que se va a poder recolectar, el precio que está alcanzando la tonelada bate récords cada semana. Al igual que está ocurriendo en estos casos, se esperan unas Navidades con menos cava en las mesas y más caro