Dónde comer en Turín (Italia): restaurantes y una heladería con mucha historia para una escapada

'Grissini', vermut, 'cremini'... descubre los sabores que hicieron historia en la capital del Piamonte y cinco direcciones gastronómicas (y asequibles) que no te puedes perder

Yolanda Cardo

Fotógrafa y redactora

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Turín tiene 18 km de soportales que estructuran gran parte del casco histórico / Yolanda Cardo / Dónde comer en Turín (Italia): restaurantes y una heladería con mucha historia para una escapada
Turín tiene 18 km de soportales que estructuran gran parte del casco histórico / Yolanda Cardo / Dónde comer en Turín (Italia): restaurantes y una heladería con mucha historia para una escapada

La majestuosa capital del Piamonte no es solo un magnífico escenario repleto de joyas arquitectónicas, sino una ciudad vibrante donde cada rincón, cada paisaje, cada plaza, palacio o edificio tiene una gran historia que contar. Y no cualquier historia. Pero Turín es además un destino gastronómico que hay que saborear bocado a bocado.

Fue durante siglos el corazón de la Casa Saboya; teatro y motor de la unificación italiana y su primera capital entre 1861 y 1864. Por eso visitar las residencias reales es la mejor forma de conocer el majestuoso legado que dejaron en la ciudad tras siglos de hegemonía dinástica. Imprescindibles, el Palazzo Reale; el Palazzo Madama, sede del Museo Cívico de Arte Antiguo; el Castello del Valentino a orillas del río Po; la magnífica Villa della Regina construida sobre una suave colina con sus hermosos jardines y fuentes escultóricas; o el Castello di Rivoli, actual Museo de Arte Contemporáneo y el Pabellón de Caza Stupinigi, una magnífica obra de Filippo Juvarra, ambos a las afueras.

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Villa della Regina, una de las residencias de los Saboya en Turín / Yolanda Cardo

En una ciudad que alberga más de una treintena de museos, sobra decir que tampoco deben faltar en nuestra lista. Aunque si tuviéramos que escoger entre tanta oferta, sin duda, el Museo Egipcio, el más antiguo dedicado a esta civilización y el segundo en relevancia, después del Museo de El Cairo; y el Museo Nacional del Cine en la imponente y omnipresente Mole Antonelliana, con un fondo de 1.800.000 piezas, entre objetos, películas, documentos, fotografías, carteles y linternas mágicas, serían los ganadores.

Turín no es un destino para el turista ansioso, ese que sigue un itinerario cerrado. Esta ciudad hay que descubrirla paso a paso, disfrutando de cada momento y cada rincón. Y una de las formas más placenteras es recorrer pausadamente los 18 kilómetros de soportales que estructuran gran parte del casco histórico, y de paso contemplar los hipnóticos escaparates de firmas exclusivas, históricos cafés o exquisitas confiterías.

La cocina piamontesa

Su gastronomía bien vale un viaje, por lo que vamos a conocer la singularidad de la cocina piamontesa que, evidentemente, bebe de la tradición italiana pero también de la francesa por su cercanía y vínculos históricos. Estamos en la tierra que inventó los famosos grissini, el chocolate italiano (bebida de chocolate caliente), los deliciosos bombones cremini, el helado de palo y el vermut.

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Tabla de 'antipasti' para compartir del Cheers Bistro Superga en Turín / Yolanda Cardo

Cuentan que los grissini fueron creados expresamente para que el joven y enfermizo Víctor Amadeo II pudiera digerirlos fácilmente. El chocolate italiano nació en Turín y se popularizó como bebida en 1678 gracias a Giovanna Battista Nemours, madama real de la casa Saboya. Aquí también nació en el siglo XIX un clásico de la chocolatería piamontesa, los cremini, esos deliciosos bombones de tres capas famosos en el mundo entero; y en la primera mitad del siglo XX el helado de palo, nuestro polo.

Esto no es todo, el aperitivo más sofisticado, el vermut fue inventado en 1796 por Antonio Benedetto Carpano. De darle fama mundial se encargó Martini y el cóctel favorito de James Bond.

Todos estos iconos gastronómicos son apenas la punta de iceberg de una tradición culinaria muy sabrosa donde la carne, la pasta rellena, las verduras o los quesos forman parte de numerosas recetas y los excelentes vinos de la región nunca faltan en la mesa. En estos restaurantes y establecimientos de restauración de Turín que te recomendamos a continuación podrás disfrutar de todo este rico patrimonio. 

Restaurante Guarini: homenaje al arquitecto de Turín

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El restaurante Guarini de Turín y su plato de 'vitello tonnato' / Yolanda Cardo

Al igual que Guarino Guarini, el célebre matemático, escritor y arquitecto de cabecera de los Saboya, transformó la ciudad en siglo XVII con obras como el Palazzo Carignano o la iglesia de San Lorenzo, el chef Luca Varone reinterpreta la cocina familiar y tradicional piamontesa sin olvidar sus raíces. Así vemos grandes clásicos revisados, como el vitello tonnato (finas lonchas de carne de ternera servida con salsa de atún); los gnocchi rellenos de pesto de albahaca, tomate y guisantes; o la batutta (tartar) de carne cruda, endivias a la plancha y sorbete de manzana verde.

Guarini no solo da nombre a este elegante establecimiento de alta cocina piamontesa. Ha inspirado su logo, su exquisita decoración con elementos como la gran cúpula de aluminio suspendida sobre la mesa central, un homenaje a la capilla de la Sábana Santa, otra de sus obras, y también la presentación de su postre más delicioso, el bunet Guarini (un flan tradicional con amaretti y chocolate). // Restaurante Guarini. Via Guarino Guarini 1 B. 10123, Turín.

Cheers Bistro Superga: gastronomía con vistas

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Turín al fondo y un luminoso de Martini en la terraza del Cheers Bistro Superga / Yolanda Cardo

Decía Le Corbusier que Turín era “la ciudad con la ubicación natural más bonita del mundo”. Razón no le faltaba. La capital piamontesa se encuentra al norte de Italia, arropada por los imponentes Alpes y la frondosa colina de Torino. Y la mejor manera de contemplarla es desde sus miradores. Uno, el preferido de los turineses, es el monte de los Capuchinos, en la orilla derecha del río Po, muy cerca del centro histórico.

Otra de las mejores panorámicas de la urbe es la que se divisa desde la explanada de la basílica de Superga, un magnífico templo edificado por orden de Victor Amadeo II de Saboya. Una visita imprescindible que además nos sitúa a escasos metros del Cheers Bistro Superga, nuestra segunda dirección.

Amplio, luminoso y con Turín a nuestros pies, en la carta del Cheers vemos una gran variedad de pizzas tradiconales, deliciosos antipasti para compartir, platos de pasta y opciones vegetarianas. De postre, además de los clásicos italianos, muy aconsejable su cubo de pistacho y frambuesa. // Cheers Bistro Superga. Camino a la Basílica de Superga, 45. Turín.

Pizzería Berberè: la mejor pizza de la ciudad

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Las pizzas del restaurante Berberè en Turín (Italia) / Yolanda Cardo

El emblema gastronómico italiano no podía faltar en esta lista de sugerencias. Berberè cuenta con varios locales de la ciudad. Tuve la oportunidad de probar sus sabrosísimas pizzas en el de la calle Bellezia, muy cerca del mercado Porta Palazzo, el mercado al aire libre más grande de Europa. Sus pizzas artesanales se elaboran a base de masa madre e ingredientes principalmente orgánicos y de proximidad.

La clásica Margarita, la Búfala, la Nápoles, la Diablo, la de salchicha y parmesano o la de atún son algunas de las opciones. Y dejen hueco para los postres del maestro pastelero Luigi Biasetto: tiramisú, panna cotta, helado de crema, sorbetes, cannoli sicilianos rellenos de ricotta y virutas de chocolate... // Pizzería Berberè. Vía Bellezia, 24. Turín.

Gelateria Pepino y el primer helado de palo

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En Gelateria Pepino nación el primer helado de palo / Yolanda Cardo

En este establecimiento centenario, fundado en 1884 por Domenico Pepino, ubicado en pleno casco histórico, junto al Palazzo Carignano, inventaron en 1938 el primer helado de palo, el 'helado pingüino' que lo llaman. Una de las creaciones más innovadoras del sector de la heladería. La clave, la fina cobertura de chocolate que evitaba que el helado no se derritiera, incluso, mientras se paseaba. Ahora puede parecer una técnica sencilla, pero en su momento fue toda una revolución.

El de crema y chocolate fue el primero de la deliciosa variedad que vendría después. Los hay de menta, granulado, de café, de violeta, de leche de los Alpes y tambiéne diciones especiales, como el de vermut, el pingüino blanco o el pingüino a la rosa. Difícil escoger. El establecimiento ha ido evolucionando para adaptarse a los horarios y necesidades del día a día, ofreciendo desayunos con un buen café, que de eso también saben mucho los italianos, almuerzos, meriendas y también cenas. // Gelateria Pepino. Piazza Carignano, 8. 10123, Turín.

Porto Urbano: buen ambiente a orillas del río Po

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El restaurante Porto Urbano en el puerto fluvial del río Po en Turín / Instagram

Además de restaurante, en este amplio local ubicado en el puerto fluvial del Po, se celebra la cultura con conciertos y exposiciones. Un lugar con buen ambiente donde disfrutar de un aperitivo con buena música y una selección de platos perfectos para compartir, o no. 

Hay, por supuesto, pizzas, pasta, ensaladas, recetas tradicionales como el 'póquer piamontese' (una salchicha de ternera con salsa cremosa de atún y queso), y también otras opciones, como humus o tablas de ibéricos. // Restaurante Porto Urbano. Muralla del Po Gipo Farassino 15. 10124, Turín.
 

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