Las temperaturas cálidas siguen acompañándonos y, a la hora de comer, siguen apeteciendo los platos frescos y ligeros. Dentro del recetario mediterráneo y tradicional de Cataluña encontramos un buen aliado como el empedrat, una ensalada fría que combina legumbres, verduras y bacalao en un plato nutritivo y lleno de historia.
Su origen está vinculado al mundo marinero: era habitual que los pescadores recurrieran a ingredientes que podían conservarse sin problemas, como las alubias secas o el bacalao en salazón, para preparar comidas completas y energéticas tras largas jornadas de faena. Con el tiempo, el empedrat pasó de las barcas y las cocinas humildes a las mesas familiares, convirtiéndose en uno de los platos veraniegos más representativos de la gastronomía catalana.
El nombre también encierra una curiosidad. 'Empedrat' significa literalmente 'empedrado' y hace referencia al aspecto de las judías blancas, que recuerdan a pequeñas piedras. De ahí su apelativo tan gráfico y popular. Hoy día, esta receta, que te enseñamos a preparar paso a paso en este artículo, ha sabido mantenerse viva en la gastronomía catalana y es también un recurso perfecto para quienes buscan cenas rápidas, frescas y saludables con todo el sabor del Mediterráneo.
Un plato dentro del mosaico de ensaladas catalanas
El empedrat no está solo en el recetario catalán. Comparte protagonismo con otras elaboraciones tradicionales que muestran la esencia de la dieta mediterránea, y que son tan conocidas como la escalivada, a base de verduras asadas —berenjena, pimiento, cebolla— que se sirven frías, con aceite de oliva, a veces acompañadas de anchoas; o la esqueixada, otra ensalada fresca de bacalao desalado, cebolla, tomate y aceitunas, prima hermana del empedrat, aunque sin legumbre.

En esta lista también podríamos incluir el xató, típico de la zona del Penedès y el Garraf, que combina escarola con bacalao, atún, anchoas y una potente salsa romesco. Aunque, el empedrat, frente a estas, tiene la virtud de aportar la proteína del pescado y la fibra de las legumbres en un mismo plato, lo que lo convierte en una opción muy completa y equilibrada.
Variaciones según la temporada
Aunque la base del empedrat es siempre la misma —judías blancas, bacalao, verduras frescas y aliño mediterráneo—, las versiones son múltiples. En algunas casas se enriquece con huevo duro, en otras con atún o anchoas. En otoño no es raro encontrar versiones que incorporan setas, lo que demuestra la versatilidad de este plato. Porque aunque su carácter fresco lo hace especialmente popular en los meses de calor, resulta igual de apetecible en cualquier momento del año como plato único o como entrante.
Receta de 'empedrat': cómo hacerlo en casa
Ingredientes (para 2 personas)
- 1 bote de alubias blancas cocidas
- 1 pimiento verde
- 1 tomate maduro
- 1 pimiento rojo (o una lata de pimientos asados)
- Aceitunas negras
- 100 g de bacalao desalado
- 2 huevos
- Aceite de oliva virgen extra
- Vinagre
- Sal
Preparación
- Escurrir las alubias bajo el grifo con un colador y reservar.
- Cocer los huevos durante 10 minutos, enfriarlos y pelarlos.
- Picar las verduras y las aceitunas en trozos pequeños.
- Desmigar el bacalao desalado.
- Mezclar todo en un bol amplio y aliñar con aceite de oliva, vinagre y una pizca de sal.
Propiedades del bacalao: proteína ligera y nutrientes esenciales
El bacalao es un pescado blanco de carne magra y sabor delicado. Su bajo contenido en grasa (menos de 0,5 g por cada 100 g) y su alto aporte proteico lo convierten en un aliado de dietas saludables y de quienes buscan mantener la masa muscular sin añadir calorías excesivas.
Además, es fuente de minerales como potasio, fósforo y magnesio, y en su versión salada aporta también calcio, beneficioso para huesos y sistema cardiovascular. Entre sus micronutrientes destacan el selenio y la vitamina D, esenciales para la inmunidad y la absorción de calcio. Y aunque se trata de un pescado magro, contiene ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir el colesterol LDL y a prevenir enfermedades cardiovasculares.

