Cuesta cada vez más llevar la cuenta de los locales de Grup Confiteria. Aunque Paradiso sea seguramente su proyecto más famoso, en realidad si algo caracteriza a este grupo hostelero es su decidida apuesta por salvaguardar bares y restaurantes emblemáticos de Barcelona —por ejemplo, el Bar Muy Buenas del Raval fue uno de los primeros—.
La lista es larga y esta misma semana se le sumaba el Bar Mundial del Born, con 100 años de historia y que inicia ahora una nueva etapa manteniendo su esencia de barrio y con una decoración y propuesta fiel a la original.
Protectores del patrimonio hostelero
A esta apertura y a la sonada vuelta de la Font del Gat en Montjuïc este pasado verano, próximamente sumarán otro local con medio siglo de historia que hace unos meses bajó la persiana —quizás sin el ruido mediático que suelen acompañar esta noticias—. Y es que el Bar Funicular pasará a formar parte de la familia de Grup Confiteria aunque, al parecer, habrá que esperar hasta el próximo año para su reapertura.

Ubicado en la calle Consell de Cent, haciendo esquina con Girona, la apuesta parece muy lógica. No solo por tratarse de un precioso local histórico, sino porque Confitería ya cuenta desde hace años con dos locales vecinos: el Cafe del Centre y, más recientemente, también sumó el restaurante Betlem a su portfolio.
Aunque no estaba en los planes del grupo hacerse por ahora con otro local, ese papel de protectores del patrimonio hostelero de la ciudad ha primado sobre la agenda prevista. Según hemos podido saber por fuentes del propio grupo, la posibilidad de que este histórico bar acabara en manos de una conocida cadena de panaderías-cafeterías fue razón suficiente para que ellos decidieran hacerse cargo del traspaso y asumir las riendas del Bar Funicular.
Cabe suponer que en los planes de esa omnipresente cadena no figuraba mantener ni la decoración ni la esencia del local. Así que a falta de una ley que impida este tipo de atropellos contra locales que también son historia de la ciudad, solo cabe confiar en este tipo de iniciativas privadas, capaces de demostrar que es posible hacer rentables este tipo de negocios.
50 años de historia
Aunque habrá que esperar todavía unos meses para ver el formato de reapertura de Funicular, cabe suponer que como es habitual en la casa, se apostará por la continuidad tanto del espacio como del menú. La cocina casera, las tapas clásicas y un menú del día muy popular en la zona eran algunos de los reclamos del bar original y seguramente se mantendrán a partir del año próximo, cuando vuelva a abrir sus puertas.

Aunque su cierre pasó más desapercibido que otros que se sucedieron en la ciudad este mismo verano, Funicular bajó la persiana a finales del pasado mes de junio por la jubilación de los propietarios de este negocio familiar con más de cinco décadas de historia y una icónica fachada de color rojo que, ahora más que nunca, puede presumir de una localización magnífica al estar junto a una de las superillas pacificadas del Eixample y en la peatonal, y codiciada, Consell de Cent.
Un lugar muy conocido en el barrio y que, entre otras cosas, figura también en la historia política del país porque fue aquí —así lo ha contado muchas veces su propietaria Agustina Cardete— donde fue detenido Salvador Puig Antich por la policía, el 25 de septiembre de 1973, junto a otro militante anarquista del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación). En marzo de 1974, Antich fue ejecutado por la dictadura franquista, así que, como suele contarse, el bitter kas que tomó en el Funicular fue su último momento de libertad.

