Volvemos a celebrar uno de nuestros días favoritos del calendario: Hallowine 2025, esa deliciosa mezcla entre Halloween, el Día de Todos los Santos y el vino. En esta nueva edición, os proponemos una selección de vinos para maridar con películas de terror: desde monster movies hasta terror cósmico, slasher, folk horror y comedia sangrienta.
Preparad vuestras bandejas de panellets, huesos de santo, castañas asadas, boniatos al horno y copas bien cargadas… Llega la lista de recomendaciones de vinos para Halloween más terroríficamente deliciosa.
'Jeepers Creepers' y Mas Candí Macabeu 2016 Brut Nature
Empezamos por derecho propio con una monster movie. Son las mejores: hombres lobo, extraterrestres, vampiros, bichos de cualquier índole... Es el miedo personificado, lo que un asesino en serie aspira a ser y nunca será. Porque el monstruo nace monstruo, no se crea por traumitas infantiles. Con Jeepers Creepers (2001), su director Victor Salva logró una película irrepetible. Tanto, que los siguientes intentos de relanzarla fueron inútiles.
Mas Candí Macabeu 2016 Brut Nature es el vino espumoso que maridará con esta película. Si decimos que las monster movies son por derecho propio lo mejor del fantaterror, pues los espumosos lo son del vino, y punto. Esta bodega de cuatro amigos, liderada enológicamente por Ramón Jané, elabora este vino de una enormidad sin parangón. Un kaiju al nivel de Godzilla. Este monstruo espumoso monovarietal de macabeu, se ríe de la tendencia de la reina blanca del Penedès, la xarel·lo.
Mira de tú a tú a esos que decían que la longevidad está en la xarel·lo, poniendo a la macabeu y la parellada como simples comparsas. Este espumoso de larga crianza es el terror de cualquier gurú, es el temor tras las puertas de la bodega, es, en definitiva, el monstruo que vino a gobernar.
'The Empty Man' y Fabio Coullet Secuencial 2021
Un género que me vuela la cabeza es el terror cósmico, que va más allá del plano terrenal, tan primario y a la vez tan poderoso, que hace de nuestra existencia algo insignificante. The Empty Man (2020), escrita y dirigida por David Prior, se centra en eso. Desglosada en tres partes, te lleva a uno de los mejores finales de este tipo de cine. Es de esas películas que merece la pena ver sin spoilers.
Para maridar, necesitamos algo con profundidad, capas, dimensión… Fabio Coullet Secuencial 2021 es el vino. Un blanco que parte de tres varietales, doradilla, pedro ximénez y moscatel de Alejandría. Tres de los varietales que encontramos en la Sierra de Málaga. Este blanco es un escándalo, al igual que el trabajo de Fabio. Como el terror cósmico, es algo más allá de la lógica y el entendimiento. Un producto único en su tierra.
'It Follows' y Kite Duck
El asesino en serie o slasher, se reinventa en It Follows (2014) de David Robert Mitchell. Una de las gratísimas sorpresas del cine de terror actual. Refrescante y sofocante a la vez, con una atmosfera angustiante enganchada a la retina del espectador durante toda la película. Si el cine de terror siempre ha pecado de clichés, uno de ellos es castigar a los jóvenes teniendo relaciones prematrimoniales, aquí se ceba. David Robert nos sube a una montaña rusa, donde un ente sobrenatural se transmite como una venérea mortal. La protagonista tendrá que lidiar con el regalo de una noche, que le llevará a extremos morales insospechados. Película con una lectura feminista imprescindible.
Tras el nombre de Joâo Pato aka Duckman, se encuentra María Pato. Es la tercera en la dinastía de la familia Pato en Bairrada (Portugal) y homenajea a su abuelo con el nombre de la bodega. Uno de sus vinos es Kite Duck, un “rosado” producto de la mente inquieta de María que, al igual que su padre, no sabe estarse quieta.
El vino presenta una etiqueta preciosa en la que se ve a María (con cabeza de pato) y a su abuela en una cama, al más puro estilo kitsch de John Waters. Está elaborado a partir de la maceración de la uva maría gomes y macerada con la piel de la tinta bagá. Pero para que están las cosas, si no para reinventarlas. No se me ocurre mejor maridaje, pues, para una espeluznante y espectacular película que reinventa el género slasher.
'La Cabaña en el Bosque' y Puput
Josh Whedon y Drew Goddard decidieron que ya estaba bien de seguir los patrones del terror clásico y que alguien tenía que meterle dinamita al género. La Cabaña en el Bosque (2012) es esa genialidad meta que se ríe del espectador, de los clichés, de los tópicos, de los propios personajes y hasta de los guionistas de terror. Si hasta sale Sigourney Weaver. Es un juego dentro del juego, la matrioska del susto. Una película que empieza como Posesión Infernal, continúa como un suceso en Expediente X y se mezcla con un guion de Black Mirror.
Para maridar semejante locurón, el vino tenía que ser igual de juguetón, igual de libre y sin filtros: Puput de Mireia Pujol-Busquets en Celler les Aus. Este ancestral rosado burbujea alegría y descaro, un vino que parece decirte “tranqui, que el susto viene después del segundo trago”. Monovarietal de uva mataró (monastrell) es un trago directo, vibrante, y tan divertido como la película. Si en esta película nos recuerdan que el terror te puede matar a carcajada limpia, Puput nos recuerda que el vino también puede ser placer en una carcajada líquida.
'El Extraño' y Pureza
Cerramos con un género que nos está dando gratas sorpresas, el terror folklórico. El Extraño (2016) del surcoreano Na Hong-jin es una de esas obras que se te quedan adheridas al alma como el humo del incienso (del cual hay mucho en esta película, por cierto). Una cinta que mezcla religión, superstición, enfermedad, fe, culpa y dosis de racismo con una atmósfera densa y húmeda. No hay escapatoria, solo queda aceptar que el mal no siempre se explica, a veces simplemente llega, y se queda.
El mal por el mal, ya lo describía Poe en La máscara de la muerte roja, hizo lo mismo Balagueró con su Darkness. Aquí Na Hong-jin nos ofrece eso, con unas dosis malrolleras al cuadrado. Es una película de una opresión insoportable, un descenso lento hacia la desesperación sin escapatoria. El mal en estado puro.
Y para acompañar semejante descenso, nada mejor que la Pureza de Pepe Mendoza. Este alicantino nos tiene malacostumbrados a lo tradicional bajo su prisma. Su Pureza es un vino en tinaja de moscatel de Alejandría, un brisado u orange que, como en la película, habla de raíces y de tradición, de esas costumbres en los pueblos que nos traen un pasado que sigue respirando dentro del presente. Beber Pureza es aceptar el misterio, abrazar las antiguas creencias ancladas en nuestras bodegas de pueblo y entender que el vino, al igual que el cine, puede ser un ritual.
Disfrutad de una velada terroríficamente entretenida y si os quedáis con ganas de más, me podéis escribir para ver con que maridar la bestia surgida este 2025, que no es ni más ni menos que Weapons. Sed terribles y mortal Hallowine.