¿Qué ha pasado con el arroz de Valencia tras la dana? La cosecha resiste, pero el bomba peligra

Un año después de la catastrófica dana que arrasó la Comunitat Valenciana, hablamos con profesionales del sector del arroz para saber cuál es la situación actual

Guardar

Arrozales en el Parque de la Albufera de Valencia / Cedida
Arrozales en el Parque de la Albufera de Valencia / Cedida

En estos días se ha cumplido un año de la catastrófica dana que asoló varias localidades valencianas y cuyas consecuencias aún se dejan ver en buena parte de las poblaciones más afectadas. El campo levantino también sufrió notablemente las consecuencias devastadoras del agua, que a su paso arrasaba con todo lo que se atravesaba en su camino. 

Las huertas de cítricos y frutales, de caqui, piña, almendros, olivar y viñedo, además de las hortalizas de invierno, concitaron la mayor parte de los daños.  Afortunadamente, uno de los cultivos más emblemáticos del agro de la Comunitat Valenciana, el del arroz, se salvó de la ruina.

Coincidiendo con la final de su recogida en esta campaña y la fiesta del aplec de este cereal que organiza la D.O. Arroz de Valencia —su objetivo es reivindicarlo como símbolo de identidad, cultura, gastronomía y paisaje—, aprovechamos para hacer balance sobre qué ha pasado en este último año y cómo están ahora las cosas.

La cosecha a salvo, no las casas

Cuando el 29 de octubre de 2024 sucedió la tragedia, hacía solo unos días que se había terminado de segar, y la gramínea estaba almacenada y ya secada en los silos (hay que quitarle la humedad antes de pulirlo), con lo que la cosecha estaba a salvo. Otra cosa es lo que pasó en las casas de los campesinos.

Arrozales de la Albufera de Valencia / Cedida
Arrozales de la Albufera de Valencia / Cedida

Nos lo cuenta Santos Ruiz, gerente de la D.O. Arroz de Valencia, que recalca que “muchos arroceros del noroeste de La Albufera, fundamentalmente, Catarroja, Massanassa, Alfafar, Castellar, que vivían en casas con planta baja, lo perdieron todo. Pero excepto la cooperativa de Massanassa, que vio malograr dos millones de kilos de arroz, el resto no tuvo que lamentar desastres en la cosecha”.

No es menos cierto que sí ha habido agricultores que no han podido sembrar este año en los márgenes del barranco del Poyo, alrededor de unas 100 hectáreas de arrozales. “El barranco del Poyo se desbordó casi llegando a La Albufera, en el término de Catarroja —recuerda Ruiz—, donde se congregó el agua con el lodo, formando campos completamente embarrados con casi dos metros de barrizal. En la campaña pasada no se pudo recuperar, porque por arriba el terreno estaba seco, pero por abajo no. Llevará tiempo que vuelva a su estado natural”, apunta.

Las infraestructuras afectadas

Las impactantes fotos de arrozales cubiertos de coches y restos de todo tipo arrastrados por el agua fue algo anecdótico, afectó a zonas muy concretas y hoy ya afortunadamente no se ve.

Sin embargo, si se mantienen problemas en ciertas infraestructuras. Lo explica José Pascual Fortea, responsable de la sectorial del arroz en la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), agrupación mayoritaria en la Comunitat. “Muchas acequias, carreteras, caminos aún no se han recuperado del todo, básicamente las que están en la parte de abajo, en el barranco del Poyo. Poco a poco se ha ido arreglando. Entró agua en almacenes donde había maquinaria, aperos y para la cooperativa de Massanassa fue una catástrofe porque se perdió todo el arroz que tenían almacenado”.

En cualquier caso, no deja de ser un porcentaje muy pequeño: unas cien hectáreas de arroz inutilizadas de las 15.500 existentes en La Albufera y su entorno; unos pocos municipios de los 34 en los que se produce arroz en la D.O., que es una tercera parte de toda la Comunitat Valenciana.

Otras danas (que se repetirán)

A lo largo de este año llovió bastante en Levante, incluso a finales de octubre una nueva dana, de nombre Alice, ha vuelto a azotar la región. “No es nada nuevo —señala el representante de AVA—, siempre ha existido la gota fría en esta región. El problema es que esa cantidad tan increíble de agua cayó arriba y bajó arrasando todo por el camino. Eso mismo pasó hace muchísimos años, pero no se entiende que ahora, con toda la tecnología que tenemos, no se predijera”.

Arrozales de la Albufera de Valencia / Cedida
Arrozales de la Albufera de Valencia / Cedida

En su opinión, hay un problema evidente: “Los cauces de los ríos y riachuelos que bajan de Cheste y Chiva, no se limpian por cuestiones ecológicas. Hace años que estaba presupuestada una obra en el canal del Poyo para ensancharlo, pero se ha hecho todo lo contrario, construir más cerca del canal y encima no limpiarlo”.

La del 2025, muy mala cosecha

Tanto desde las asociaciones de agricultores como desde la propia denominación de origen coinciden en que la de este año ha sido una cosecha muy mala, aunque no haya tenido nada que ver con la dana.

La siega se acabó justo a finales de octubre, una fecha que se ha alargado más esta campaña debido a las lluvias, que fueron muy frecuentes durante todo septiembre, impidiendo recoger la gramínea. Con todo, el factor desencadenante de la baja producción ha sido un hongo, la piricularia. “Ha hecho mucho calor, tanto de día como de noche, y esto ha dado lugar a su proliferación”, apunta Santos Ruiz. ”Tenemos además un problema con los fitosanitarios. Antes podía utilizarse un fungicida muy bueno que actualmente no está permitido por la Unión Europea, y sin él es muy difícil luchar contra él”. 

Arroz de la D.O. Arroz de Valencia / Foto: web D.O.
Arroz de la D.O. Arroz de Valencia / Foto: web D.O.

Por otro lado, hay variedades de arroz más sensibles a la piricularia, como cuenta el gerente de la D.O., que nos explica que el arroz bomba y el albufera resultaron los más afectados, mientras que el J. Sendra (tipo senia) ha estado menos expuesto. La producción se ha visto reducida del orden de un 75% en los dos primeros casos (sobre todo si hablamos del bomba), y en el tercer tipo de arroz ha descendido cerca de un 20%, según datos que maneja AVA.

A pesar de estas cifras tan desalentadoras para los agricultores, la demanda de arroz en 2025 va a estar cubierta, aunque no se sepa aún qué va a pasar con la siembra el año que vine, básicamente por la debacle del bomba.

El arroz bomba, en peligro

¿Significa eso que el arroz tipo bomba, el más emblemático de Valencia, puede desaparecer? La cuestión no parece preocuparle a Santos Ruiz, aunque sí tiene claro que el precio va a ser más elevado. “Antes se podía encontrar en los supermercados a 3 euros/kg, y ahora es difícil que esté por debajo de los 6 euros. En cualquier caso, no me preocupa tanto porque tenemos una variedad maravillosa que es el albufera, que tiene una resistencia moderada a la sobre cocción y absorbe muy bien el sabor”.

Cultivo de arroz en la D.O. Arroz de Valencia / Foto: Facebook
Cultivo de arroz en la D.O. Arroz de Valencia / Facebook

No es el único problema al que se enfrentan los agricultores valencianos. José Pascual Fortea apunta también a los arroces importados que llegan de toda Asia, Uruguay o Argentina, situación que les afecta por la enorme competencia que ejercen. “Viene ya blanco —pulido— y entra más barato, no como el nuestro que va en bruto, con cáscara, y encarece más el producto. La calidad es manifiestamente inferior, vienen los granos partidos y no cumplen la normativa europea en lo referente a los fitosanitarios”, señala.

Una competencia desleal que existe en otros sectores alimentarios y sobre la que ya se ha insistido por parte de agricultores y ganaderos. Pero según Fortea, parte de la culpa también es del consumidor: “No compra productos de la D.O. donde viven, asegurándose comer arroz de calidad y de la zona”, sentencia no sin razón.