Cuando se habla de alfajor a muchos les viene a la mente el típico dulce argentino, relleno de dulce de leche y cubierto de chocolate. Lo que pocos saben es que España tiene su propia versión muy distinta y con una larga tradición artesanal. Se elabora en Murcia, concretamente en Caravaca de la Cruz, donde la Navidad no se entiende sin este bocado.
El alfajor murciano no es un primo lejano de la repostería americana, sino un heredero directo de la tradición andalusí. Una receta centenaria que ha sobrevivido gracias a las confiterías familiares y al boca a boca entre generaciones.
Ingredientes y elaboración artesanal
La receta del alfajor murciano es sencilla y refleja su origen humilde pero refinado:
- Miel de romero, base dulce y aromática
 - Azúcar, para equilibrar sabores
 - Almendras y avellanas tostadas, molidas y aromáticas
 - Pan rallado o harina tostada, que aporta textura y cuerpo
 - Especias: canela, clavo, anís y ralladura de limón
 - Unas gotas de aceite de bergamota para un toque único
 - Obleas comestibles, típicas de Caravaca
 
Tradicionalmente, la miel se hierve tres veces para purificarla y concentrar su sabor, después se integra con azúcar, frutos secos, pan y especias hasta lograr una masa moldeable. Después se da forma de cilindro o rectángulo a la mezcla, se envuelve en obleas y se deja reposar varios días, incluso prensada, para que los sabores se asienten. Además, las obleas llevaban estampada la Cruz de Caravaca, otro símbolo distintivo local.
Aunque también se puede comprar en un obrador de la ciudad, también puede prepararse en la comodidad del hogar siguiendo la receta tradicional. Cuece la miel, mezcla con frutos secos y especias, moldea, envuelve y deja reposar.
Incluso existe un truco que consiste en humedecerse los dedos con un poco de anís para manipular la masa sin que se pegue.
Tradición de Caravaca y su comarca
Caravaca de la Cruz es una de las cinco ciudades santas de España, entre las que también figura Santiago de Compostela. En esta población preparar este dulce murciano es un ritual familiar.
En la ciudad hay confiterías centenarias, como Espejo, que mantienen viva esta tradición. Su oferta gastronómica incluye alfajores y otros dulces típicos, como yemas, cordiales y trovadores. El alfajor de Caravaca de la Cruz también se puede adquirir en pequeños obradores locales o tiendas especializadas, en las que es posible comprar cajas para regalar.
¿Qué lo diferencia de los alfajores argentinos?
El alfajor murciano, también conocido como alfajor de Caravaca, es un dulce compacto, sin ningún tipo de relleno cremoso, que se elabora con una base de miel cocida y pan rallado. Su sabor es denso, ligeramente tostado, y con una textura que recuerda más a un mazapán aromático que a una galleta.
Por su parte, el alfajor argentino se elabora con dos discos suaves de masa, entre galleta y bizcocho, que se rellenan de dulce de leche y se bañan en chocolate o glasa. En su mayoría, es un producto industrializado y muy popular en toda Latinoamérica. Su textura es cremosa, su sabor dulce y su presentación es mucho más vistosa que el alfajor murciano.
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La diferencia también está en el origen. Por un lado, el alfajor argentino nace de la adaptación criolla de antiguas recetas hispanomusulmanas llevadas a América durante la colonización.
A lo largo de los siglos, se transformó para ajustarse a los gustos locales, mientras que el alfajor murciano mantuvo un perfil más fiel a su herencia árabe. Conserva ingredientes como la miel y las especias y se elabora a la antigua usanza.