Jingle Bells, Jingle Bells… Ya estamos de vuelta en estas fechas tan señaladas, donde la obligatoria alegría de regalar nos cae encima como cada año. Se acerca la Navidad y, mientras los burritos sabaneros buscan su alfalfa, tú te enfrentas al verdadero drama festivo: acertar con los regalos. La ropa la tienes más que controlada, lo que no llevas tan bien es elegir qué licor, espirituoso o bebida especial regalar.
Beber en las cenas familiares o de empresa lo manejas con maestría, pero cuando toca escoger botella para alguien querido, la cosa va de lo crudo a lo medianamente mal. Así que aquí estoy para salvar vuestras fiestas con la mejor lista de licores para regalar esta Navidad.
Planteray Rum Trinidad 2003
Lo de estos rones es algo serio, pero muy serio. No he encontrado ninguno que me disguste, es más, la única pega que tienen es que cuesta elegir entre ellos. Al final decides por gusto y otras variantes, ya que entre Trinidad 2003 y Jamaica 1996 lo he pasado francamente mal.
Trinidad 2003 es un ron fuera de la complejidad que le puedes presuponer tras su guarda. Las melazas de caña de azúcar son todas de origen, de esta forma el Master Blender, Alexandre Gabriel, imprime el carácter de terroir en todos sus rones. Destilado en columna, pasa a hacer doble maduración. Un mínimo de ocho años en barricas de bourbon y cuatro años en barricas de coñac francés.
El resultado es un ron finísimo, de una ejecución impecable. La nariz te embriaga con notas de fruta blanca, pera y manzana verde, se acompaña de una ligera volátil y aparecen notas de lichi macerado y hoja de higuera. En boca, pese a sus 47,8% vol, apenas se aprecia su calidez. Entra suave y aterciopelado, abandona la fruta blanca para convertirse en una rapsodia de fruta tropical y de hueso. Un vals bien ejecutado donde cada aroma, melocotón, maracuyá, albaricoques, piña bailan acompasados y alegres. Y sí, vas a encontrar las notas de caramelo, especias, etc., pero es una orgía de frutas. // Planteray Rum. Precio: aprox.
135º East Hyogo Dry Gin
Japón lleva a la cabeza de los destilados desde hace muchísimo. Si por desconocimiento o simple prejuicio aún no has probado nada, ni un whisky, por favor sal de esa cueva y bebe el mundo de otra forma. Esa pureza en el refinamiento de los destilados, esa búsqueda constante del equilibrio entre delicadeza y tensión se mantiene también en sus ginebras. Al final, para que algo delicado tenga continuidad cuando hablamos de bebidas licorosas, debe tener una tensión marcada. Pero esa tensión de asemejarse a la de un arco, cuando hace sonar las cuerdas de un violín.
135º East Hyogo Dry Gin muestra esa mano para el arco. Una ginebra al más puro estilo London Dry Gin, con una extracción de botánicos como yuzu, crisantemo, pimienta sansho, cedro y sisho, crean una perfecta combinación para beberla sola. Esto es mucho decir, una ginebra que sola o con hielo se va a disfrutar mucho en copa.
La entrada en boca es cálida, no por el alcohol, sino por las notas amaderadas y especiadas, rápido aparecen las notas cítricas y le secundan las notas florales. El paso es amable y algo graso, denso. Dejando una sensación muy agradable en la lengua. Además, esta ginebra se acompaña de un packaging increíble. Desde la caja y su apertura, hasta la historia del nombre (135º East es el meridiano de Akashi, la localidad en la prefectura de Hyogo) a los botánicos perfectamente ilustrados y explicados en un libreto. // Precio: 38 euros aprox.
Hwayo X 41º Premium Single Grain
Hablando de Japón y sus whiskys, quien se ha puesto las pilas es Corea del Sur. Hwayo es una destilería que empezó su andadura haciendo soju en 2003, al año siguiente se quisieron desmarcar del líquido patrio creando lo que llaman el primer whisky coreano. Razón no les falta, el Hwayo X 41º es en esencia lo más parecido. Tan solo cambiamos un ingrediente, la cebada por el arroz. Esto implica el siguiente cambio, el malteado. El malteado consiste en germinar el grano de cebada para su maceración.
En Hwayo primero pulen el grano al 10%, una técnica utilizada en el sake, que consiste en evitar las impurezas en las capas externas (proteínas, aminoácidos) y extraer solo el almidón puro del centro. Una vez el grano está pulido se pasa a remojar con agua (y levaduras) procedente de un pozo a 150 metros, extraído en la misma propiedad situada en la provincia de Yeoju. Ya tenemos el perfecto mash, aquí el almidón empieza a fermentar para después poderlo destilar. Lo destilan en alambiques al estilo pot still, con presiones muy suaves para extraer una aromática más delicada.
El último paso es envejecer el “whisky” en barricas de bourbon americano. El resultado es uno de los destilados más finos que he probado. Su nariz, compleja en notas florales es casi indescriptible. La boca coquetea con el recuerdo del arroz fermentado, la pera y manzana, la flor de cerezo y un paso equilibrado y sedoso. Un maravilloso whisky coreano, que se mueve en el mundo de los destilados de arroz más precisos y balanceados que he probado jamás. // Precio: 40 euros aprox.
Montelobos Mezcal Ensamble
Nos vamos directos a México, pero no al México de pulserita. Hablamos del México profundo del agave, del sol pegado a la tierra y de ese humo que forma parte de su paisaje sensorial. Un México que se transforma en huella dactilar a través de su destilado. Eso es Montelobos Ensamble, un mezcal de tradición, oficio y una elegancia sorprendente dentro del mundo del maguey.
Oaxaqueño de nacimiento como buen mezcal, hecho con agaves espadín, tobalá y papalote. Aquí todo se hace como manda la tradición mezcalera: cocción en horno cónico de piedra, lenta, paciente, donde el agave desarrolla ese carácter dulce y ahumado que lo define. Luego, molido con tahona, fermentación natural en madera y destilación en pequeños alambiques de cobre. Artesanía.
La nariz es un viaje sensorial. Notas ahumadas, elegantes y equilibradas, abren el camino. Seguido de notas de lima (verde), suben las cenizas al remover las ascuas y un punto de bajomonte que recuerda al romero. Aparece también una dulzura muy fina, casi de miel o fruta madura. En boca, Montelobos se mueve entre dinamita y terciopelo. Es cálido sin resultar agresivo, con ese tacto glicérico que envuelve el paladar. Despliega sabores de tierra húmeda, a suelo tras la lluvia (bajomonte), matices vegetales y un ahumado que se integra de forma armoniosa. El final es largo y preciso.
Un mezcal para beber con calma, como quien escucha algo importante. Montelobos Ensamble es uno de esos destilados que eleva cualquier sobremesa y convierte un regalo en un acierto rotundo. // Montelobos Mezcal. Precio: 80 euros aprox.
Infante Gran Reserva Especial
Bajamos a lo más terrenal, a nuestro espirituoso más castizo. El brandy. Ese destilado que, quizás por copia, acabó siendo parte de nuestro patrimonio. Pero en Bodegas Infante (Huelva) fueron en su día más allá de la copia, del perfeccionamiento, y llegaron a un estilo único y con sentido. Prueba de ello es este Infante Gran Reserva Especial.
Un brandy único con la marca distintiva de la bodega, donde las holandas viejas se suelen mezclar con vinos por igual. En este caso, las holandas de alquitara se envejecen por el sistema de criaderas y soleras por más de 15 años. Estas barricas son barricas usadas y envinadas en sus olorosos por un mínimo de 10 años. Elevando la extracción de aromas en su crianza, una experiencia única más allá del finished escocés. Estas holandas previamente fueron mezcladas con los vinos viejos de la bodega, en una proporción que ellos mismos se guardan como un tesoro. Lo que sí sabemos es que suelen ser vinos de PX, oloroso y color con más de 50 años de vejez.
Al final, este producto, digno de la orfebrería más preciada nos ofrece uno de los brandis de estilo más singular del país. Su nariz, de gran potencia aromática, se mueve entre las especias, los caramelos, vainilla bourbon y los anisados. Una potencia olfativa digna de un perfume nicho. La boca es una supernova, una bomba sistemáticamente delicada que como un estallido en el cosmos se dilata en el paladar ofreciendo nuevas sensaciones a cada segundo. Utilizando un recurso lingüístico puramente andaluz, es una virguería increíble que no puede faltar en nuestras mesas. // Bodegas Infante. Precio: 80 euros aprox.
