Llega el buen tiempo y con él las verbenas, las barbacoas, las cenas al aire libre con amigos o esas comidas en el campo, domingueras y campechanas, a las que acude desde la abuela al nuevo bebé de la familia. Sin más logística que la mesa de plástico, las tumbonas de la siesta y las neveras para la sandía y las cervezas, disfrutamos del buen tiempo y la mesa compartida, alfa y omega de toda buena comida.
Y puesto que estos banquetes informales y disfrutones se basan en el cooperativismo gourmet, vamos a dar algunas ideas para que cada uno aporte a la mesa aquello que sea de su gusto y capacidad, pero teniendo en cuenta algunas cositas muy básicas.
Consejos a tener en cuenta

La primera es que los festines al aire libre reúnen a personas de procedencias, gustos y necesidades distintas —niños, personas mayores, vegetarianos, veganos u otras dietas especiales —, y, sobre todo, el tiempo que transcurrirá entre la preparación y el servicio, o, lo que es lo mismo, no hay que olvidar nunca el tema del transporte y la conservación. ¡Ojo a las ensaladillas viajeras y sus salmonelosis!
Tampoco cocinará igual el anfitrión de la casa que ofrezca una cena en su terraza con cocina a su disposición que el resto de los comensales que se desplacen hasta el lugar. El primero —si quiere— puede freír unas croquetas en el último momento, servir unos mejillones a la marinera recién hechos, saltear unas cigalitas con ajo, perejil y cayena, y el segundo deberá tener en cuenta que una tortilla “babosa” hecha desde las dos de la tarde que ha estado en el maletero de un coche más de una hora no es la mejor opción.
En esos casos, es mejor presentarse con una buena paletilla de jamón deshuesada y plantarla encima de la mesa para que te hagan la ola. Digamos que hay que replantearse unas cuestiones de “seguridad alimentaria” mínimas si queremos que nuestro catering verbenero sea exitoso.
Platos para tu catering de verbena

Dicho esto, lo más sencillo y lo que nunca falla son las tablas de embutidos y quesos. Si queréis que luzcan mejor, echad mano de una buena bandeja y exponedlos con diferentes tipos de panes, grisines, picos y regañás, tostadas, frutos secos y mermeladas.
Otra buena opción es preparar lo que los italianos llaman costrinis, es decir, rebanadas de pan tostado con ingredientes encima de lo más variado. En este caso, es una cuestión de ensamblaje in situ. Puedes preparar, por ejemplo, un queso fresco tipo cottage o requesón aliñado con aceite de oliva, limón y hierbas aromáticas y añadir en el último momento unos cherrys que habrás confitado previamente o, guisar un pisto manchego en tu casa el día antes y servirlo en la mesa con una capa de sobrasada y miel por debajo en alguna tostadita lucida.
Los hojaldres, masas quebradas y de empanada permiten preparar infinidad de aperitivos y platos para llevar que puedes preparar unas horas antes sin problema. Nos encantan, por ejemplo, los sencillos rollitos o palmeritas de hojaldre con jamón y queso, las empanadas de xoubas o sardinillas con una buena capa de tomate frito y mucha cebolla bien confitada, o la de bacalao y pimientos.

Y para quien quiere darse un festival de verduras, por qué no un pastel de espinacas y queso feta griego o Spanakopita. Si lo acompañáis de un zorongollo extremeño (ensalada de pimientos asados) o de un hummus con pimiento asado, haréis las delicias de los vegetarianos… y del resto de invitados.
La opción de las tortillas es infinita, pero nosotros te recomendamos la de bacalao, puerro y pimiento verde, y, en el caso de que te gusten las tortillas de patatas con “añadidos sorpresa” pruébalas con patata, cebolla, chorizo gallego, ahumado o, con la misma base, pero añadiendo berenjenas asadas y queso feta, calabacín y queso tierno, etc.
Las terrinas, pasteles fríos o púdings no suelen formar parte de estos buffets, pero dan buenos resultados y permiten cocinar con antelación y servirlos perfectos horas después. Los de carne son riquísimos e incluyen todo tipo de carnes picadas, embutidos, fruta fresca —las manzanas un pelín agridulces son geniales en las terrinas—, los frutos secos como los pistachos o las avellanas, los vinazos como el oporto o el pedro ximénez, patés y un largo etcétera.
Solo deberás ponerlo en un molde junto con tres huevos batidos, nata líquida, algo de pan rallado para compactar y tu especia favorita. Ni que decir tiene que los de verduras, como la de trigueros con pesto rojo, son fantásticas.
Pero, si hay algo que queda bien, es servir una quiche o tarta salada en medio de una mesa. Te explicamos la de calabacín, puerro, jamón y queso Arzúa Ulloa.
Receta de quiche de calabacín, puerro, jamón y queso Arzúa Ulloa

Ingredientes
- Una base redonda de masa de hojaldre
- 4 huevos
- 200 ml de nata líquida
- 1 calabacín
- 2 puerros
- 150 gramos de queso Arzúa Ulloa o cualquier otro que funda bien
- 50 gramos de jamón en taquitos
- Aceite de oliva
- Mantequilla
- Sal
- Pimienta
- Cebollino
- Perejil
Elaboración
- Precalienta el horno y pon un molde de silicona con la masa quebrada dentro. Dejar que se dore un poco.
- Mientras que la masa se cuece, pon una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva y otro tanto de mantequilla.
- Limpia bien los puerros y trocéalos. Póchalos en la sartén sin dejar que se quemen.
- Limpia y corta el calabacín. Saltéalo junto con los puerros cuando estos empiecen a estar blandos.
- Bate en un bol los huevos, la nata, la sal, la pimienta y las hierbas. Añade los puerros y los calabacines ya hechos. Incorpora los trocitos de jamón.
- Vuelca todo el contenido sobre la masa quebrada. Hornea durante unos 25 minutos a 180º C.