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Dónde comer

Dónde comer en San Lorenzo de El Escorial. Ruta gastronómica

San Lorenzo de El Escorial es un destino que brinda historia, arte, tradición y buenas mesas. Seleccionamos los mejores restaurantes y cafeterías para redondear esta escapada perfecta a uno de los pueblos más bonitos de la sierra de Madrid y de España

10 minutos

Dónde comer en San Lorenzo de El Escorial (escapada a 1 hora de Madrid) / Foto: Canva

Descubrir Madrid también significa alejarse del atestado centro. Turistas y locales aprovechan, sobre todo puentes y estancias largas, para conocer localidades cercanas como San Lorenzo de El Escorial, que ubicaríamos en el podio. Es una escapada perfecta y una muy buena idea para estrenarse o redescubrir uno de los pueblos más bonitos y con más encanto de la Comunidad. Un destino accesible en cualquier momento del año, dado que apenas lo separan 50 kilómetros de Madrid, menos de una hora en coche por la A-6; además de muy bien comunicado en tren de Cercanías –un viaje barato y agradable– y autobús.

Es excepcional recorrer sus calles de piedra de granito y apreciar el conjunto histórico-artístico, cuyo protagonista es su Monasterio, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad y que en su momento fue llamado la octava maravilla del mundo. Hay mucho que ver en esta sobria edificación que se hizo construir Felipe II en el siglo XVI. Desde el Patio de Reyes a la Basílica, la maravillosa biblioteca, el panteón, pasear por los jardines o cruzar la explanada de La Lonja para disfrutar del aire fresco de la Sierra que azota y enrojece la cara. No está de más llevarse la bufanda y los guantes porque aquí la temperatura en invierno raro es que pase de un dígito. Así que, bien abrigados, hay que darse una vuelta por todo el casco histórico, por la plaza del Ayuntamiento, la calle de Floridablanca con sus Casas de los Oficios, el Real Coliseo de Carlos III (magníficamente restaurado), deambular, en fin, perderse. Y, por supuesto, reponer fuerzas en sus cafés, pastelerías, tiendas, bares, casas de comida y restaurantes. 

Café y bizcotelas

Las bizcotelas de Paco Pastel, una receta real del siglo XVIII

Si se llega a una hora temprana, aún a tiempo de desayunar o tomarse un café, una buena idea es acercarse a Paco Pastel (Pza. de la Constitución, 10. Tel.: 918.969.437) y probar sus famosas bizcotelas, dulce que se basa en una receta del bizcocho real de Juan de la Mata, repostero de Felipe V. Es un bizcocho en forma de media luna, bien cubierto de yema y bañado en chocolate. Dos bizcotelas con café cuestan 3,60 euros (la caja de seis piezas, 7 euros). Aquí se pueden tomar otras delicias, tanto dulces como saladas, incluyendo su premiada torrija, que ganó el certamen a la mejor torrija tradicional de la Comunidad de Madrid en 2021.

La cafetería del hotel Miranda & Suizo

Los gurriatos (o sanlorentinos) de toda la vida frecuentan la cafetería del hotel Miranda & Suizo (Floridablanca, 20. Tel.: 918.904.711), un clásico en pleno centro. El “Miranda” es el hotel más antiguo de San Lorenzo, y su cafetería rezuma el encanto de lo decimonónico. Empezar el día con alguno de sus desayunos (desde 3,10 euros) con bollería y repostería, o mezclándolo con propuestas saladas, es una opción a tener en cuenta. Y apetecible el chocolate con picatostes, tan típico de las antiguas meriendas madrileñas.  Andando, andando, ejerciendo de turista, el tiempo pasa rápido. Hay que hacer paradas para calentar el cuerpo y reposar los pies.

La hora del aperitivo

Entrada y terraza de La Taberna del Corcho

No se puede perdonar, máxime en una pequeña ciudad como ésta que vive al ritmo de costumbre: tomarse el vermut es sagrado. O la caña, o el vinito. Igual da. Hay muchos sitios para compartir ese momento con los amigos, o compañeros de jornada turística. ¿Dónde? Pues, por ejemplo, en La Taberna del Corcho (Pza. de la Constitución, 9. Tfno.: 91.896.94.35. Precio medio: desde 25 euros). Es una taberna venida a más, porque aquí, además de tapear con fundamento y tomarte un buen vino (con especial querencia a lo clásicos), se puede comer sentado a una mesa con mantel comme il faut. Hay bastante donde elegir, desde las croquetas de gallina a las ponderadas empanadillas, la chistorra, las migas con uva o los soldaditos de pavía. Quizás, ya metidos en faena, unos judiones de La Granja, merluza o sesitos de cordero. Y de postre, sus torrijas de la Virgen de Gracia o su arroz con leche. Importante: desde su terraza, las mejores vistas del Monasterio.

Cava Alta

Tampoco se nos puede olvidar Cava Alta (calle del Rey, 41. Tel.: 91.890.19.12. Precio medio: desde 20 euros) una de las direcciones más conocidas. Se trata de un restaurante en toda regla –es una buena opción también para comer– pero que nos ofrece la posibilidad de empezar con cerveza y raciones para compartir, sin temor a equivocarnos: anchoas del Cantábrico, croquetas de chipirones, callos, cachopines de solomillo. Si nos apetece seguir más formalmente, cuenta con agradables comedores y buenos pescados y carnes, incluyendo cocido madrileño los viernes (precio medio: 40-50 euros).

Barra del Cafetín Croché

El Cafetín Croché (San Lorenzo, 6. Tfno.: 91.890.52.82. Precio medio: 20 euros) emula a los cafés de finales del XIX, pero lo abrió hace 41 años el empresario Manolo Mínguez, que posee un pequeño emporio gastronómico en la localidad. Abre a las 12h y a partir de ese momento se muestra muy versátil gastronómicamente: desde el aperitivo, al picoteo y las raciones a la hora del vermut (sopas de ajo, chistorra, albóndigas, tostas de changurro), al café de sobremesa, el tardeo de copas y la coctelería, que ofrecen hasta pasada la media noche. En su carta de bebidas propuestas de reminiscencias vintage como el sanfrancisco, el lulumba o el destornillador, los cafés que ya casi no se ven (blanco y negro, vienés, carajillo, irlandés), y la selección de destilados y aguardientes. Además, los viernes noche organiza sesiones de magia: la hora de Brujas. Si se pernocta en el pueblo, hay que tenerlo en cuenta.

Cocido y bosque

El mayúsculo cocido del restaurante Charolés

En esta época del año el estómago pide a gritos, y más en este frío pueblo, una buena sopa que llevarse a la boca. Por eso empezamos recomendando el que sin duda es el restaurante estrella de la localidad, y también uno de los más conocidos en la Sierra, Charolés (Floridablanca, 24. Tfno.: 91.890.59.75. Precio medio: 50-60 euros). Sólo por venir a probar su riquísimo y pantagruélico cocido, que sirve los lunes, miércoles y viernes, merece la pena acercarse. Sin duda es uno de los mejores y más abundantes de Madrid. Pero no es la única razón. Y es que su propietario, Manolo Mínguez, lleva 45 años ofreciendo una gustosa cocina española que cuida el producto y la temporada. Una carta muy extensa donde caben guisos y verduras, buenos pescados y estupendos cortes de carne, como el charolés de buey que le da nombre. Los comedores de piedra tienen un indudable encanto, y en el buen tiempo la terraza, en pleno centro, siempre está llena. Eso sí, hay que reservar.

El sablé de chocolate y champiñón del restaurante Montia*

Un concepto culinario muy diferente lo esgrime Montia (Juan de Austria, 7. Tfno.: 91.133.69.88. Menús degustación: 95 y 110 euros, sin vinos) que acaba de recuperar la estrella Michelin que perdió en 2021 por el cierre del local a causa de un incendio. Es sin duda una de las propuestas más interesantes de la comunidad madrileña. Tras el incendio y la pandemia, Montia se trasladó a una nueva y singular ubicación y ahora está dirigido en solitario por Dani Ochoa, ya sin Luis Moreno. Pero se mantiene el compromiso con los pequeños productores de la zona, por esa cocina que recolecta setas, hierbas y verduras en la Sierra. La de los platos con chispa, técnicos y creativos, donde no falta el buñuelo de cangrejo de río, el escabeche de lengua, las judías del Peguerinos con salsa verde de bacalao, acelga y pimiento, o el cruasán de paloma. Absolutamente imprescindibles sus callos, entre los mejorcitos que hemos comido nunca. Y una singular bodega de vinos naturales.

Amanita Caeserae en un carpaccio con hierbas de los montes cercanos a Vesta Taberna

Cocina imaginativa, libre y bien resuelta es la que hacen en Vesta Taberna (Xavier Cabello Lapiedra, 2. Tel.: 91.546.63.53. Precio medio: 40-50 euros). Productores locales, vinos naturales y alma de moderno bistró (que perdió la barra con la Pandemia), su carta encontramos endivias con salsa de mandarina, tiradito de dorada con emulsión de mejillones o sopas de ajo con huevos ecológicos y setas de temporada. Sobre todo setas, porque este es un verdadero templo micológico. Por supuesto, cuentan también con opciones vegetarianas.

Estando donde estamos, en plena sierra del Guadarrama, célebre por sus carnes con D.O., no podemos pasar por alto un restaurante rendido a los placeres cárnicos. Luz de Lumbre (Estudiantes, 6. Tel.: 91.818.89.83. Precio medio: 20 euros picoteo, 35-50 euros comida) lleva la firma de Catalian Lupu (“Cata”, artífice de la célebre Taberna de Elia, en Pozuelo de Alarcón), que de esto sabe un rato. Por eso aquí, como allí, los mejores cortes de black angus, simmental, frisona y vacuno y buey nacional se preparan a la brasa, con maduraciones de entre 40 y 80 días. Pero no es lo único. Sirven también una buena selección de verduras, como, por ejemplo, el puerro a la brasa y coliflor tostada con kimchi, o el pisto de hortalizas con huevos de corral, para mojar pan sin parar. Hay también callos, torreznos ibéricos, morcillas y chorizos criollos salidos de la parrilla, como las hamburguesas (con una opción de salmón), el sándwich de pastrami, la costilla ibérica... Su bodega está a la altura de las circunstancias. 

Puerro a la brasa y coliflor tostada con kimchi en Luz de Lumbre / Foto cedida 

Y pensando en precios para todos los bolsillos, y gustos, una propuesta más: la de Taberna Yamaoka (Las Pozas, 31. Tfno.: 91.890.58.28 .Precio medio: 20-30 euros). Sí, un japonés entre tanta historia imperial española. Kiyoshi Yamaoka es un pintor de azarosa vida que llegó a España y acabó en este pueblo serrano. Su restaurante japonés de fusión es sencillo, barato, cuenta con terraza y está siempre lleno, porque la relación calidad-precio se impone. Es famoso el aguacate Yamaoka con tartar de atún macerado, el ramen, la sopa de miso… Una carta corta servida por un personal amable, en un comedor donde cuelgan sus obras de arte.

Souvenires gastronómicos

El roscón de Reyes, ya disponible, del Obrador de Abantos

No podemos acabar este recorrido por San Lorenzo de El Escorial sin husmear un poco por algunas tiendas donde comprar productos apetecibles que poder llevarnos a casa. Empezando por un buen pan de El Obrador de Abantos (Calle del Rey, 6. Tel.: 611.635.270) una panadería con tienda con encanto y obrador detrás, a la vista del público. Llevan ya tres años vendiendo sus panes de hogaza serrana, multisemillas, de trigo integral 100%, de centeno, o sus molletes (David Solana, el panadero, es gaditano), entre otros, elaborados con harinas ecológicas y siguiendo procesos totalmente artesanales. No hay que dejar de probar sus empanadas (hasta seis tipos, con verduras asadas por ellos, con atún fresco, de guiso strogonoff…), las focaccias, los choripanes o la bollería. Ah, y la cookies con chocolate ecológico. Por cierto, este año han sido incluidos en la Ruta del Buen Pan, que les sitúa entre las 100 mejores panaderías de España. Posdata pre-navideña, ya se puede adquirir su roscón en tienda, "con naranjas ecológicas de Valencia, el mejor agua de azahar de Sevilla, huevos ecológicos de Ávila, pistachos ecológicos de Villacastaña...".

Yolanda Campos y Juan Luis Royuela, de Quesos La Cabezuela

Nos gusta también Quesos La Cabezuela (San Antón, 3. Tel. 649.458.807) una tiendecita dirigida al público local y a los turistas. Sus propietarios son los mismos que elaboran los quesos La Cabezuela en Fresnedilla de la Oliva, cerca de San Lorenzo de El Escorial. Tienen merecida fama sus quesos de cabras madrileñas de la sierra del Guadarrama, con cuya leche elaboran distintas variedades: tradicional, cremoso tipo brie, minero con ceniza, madurado; además de yogures, kéfir y mantequilla. Ellos mismos producen un par de tipos con leche de vaca, pero en la tienda hay unas 50 referencias de quesos artesanos españoles, que venden junto a productos exclusivamente elaborados en la Comunidad de Madrid como cervezas, vermuts, aceite, vinos, mieles, mermeladas o huevos frescos. Junto a esta de San Lorenzo, cuentan con una tienda en Madrid, en Bravo Murillo.

Por su parte La Carpetana (Calle del Rey, 12. Tel.: 91.890.49.84) es la tienda gourmet más antigua de la localidad. Tiene su origen en la mielería del abuelo de Guillermo Sánchez, actual propietario, un comercio con más de 100 años de antigüedad. Los productos delicatesen son su argumento, ya sean vinos, aceites, conservas, pastas, embutidos, legumbres, y quesos, con una interesante oferta nacional y referencias también internacionales. Sin que falten lo más próximo, de la Sierra y de Madrid, como miel, queso de Colmenar Viejo, cerveza de El Escorial, vinos y garbanzos. Ahora que es temporada, boletus y níscalos frescos, de allí mismo, de la Sierra.

Fuera de San Lorenzo

Dónde comer en San Lorenzo de El Escorial (escapada a 1 hora de Madrid) / Foto: Canva

Un par de opciones para acabar. Fuera de San Lorenzo, en El Escorial, una dirección de confianza que no podemos pasar por alto, La Rueda (Avda. de la Constitución, 41. El Escorial. Tfno: 91.890.38.32. Precio medio: 40-50 euros), casa con más de dos décadas de trayectoria. Los hermanos Vicente López (Julián en la cocina, Fernando en la sala) han hecho de su restaurante una dirección muy recomendable. Buen producto y una base de cocina de mercado, de platos tradicionales y propuestas más actuales con algún guiño creativo. Verduras de su propia huerta, buenos asados y, claro, carnes de la sierra de Guadarrama. Todo en una agradable y típica casona de piedra, con tres terrazas. Además, con una de las mejores bodegas de la Sierra.

Y un nombre mítico La Horizontal (Camino del Horizontal, s.n. Tel.: 918.90.38.11. Precio medio: 50-60 euros). Está saliendo de San Lorenzo de El Escorial, en la subida al monte Abantos, en medio de la naturaleza. De hecho fue en su origen una casa forestal reconvertida en merendero. Desde hace 30 años tiene una de las terrazas más apetecibles de toda la sierra madrileña, cubierta y descubierta. Ofrece carta de picoteo, bocatas, sándwiches, ensaladas, embutidos, hasta caldito. Y cositas salidas de la parrilla. Sin olvidar un comedor bien puesto con una carta de arroces, guisos, pescados y carnes a la brasa, estrella del lugar. Y después, a echarse a monte, que merece y mucho un buen paseo, mochila en ristre, entre bosques de pinos. La maravillosa Sierra madrileña.