“No me lo esperaba”: decepción, sarcasmo y reservas en la Gala Michelin 2026

CRÓNICA | Todo lo sucedido en la Gala Michelin España 2026: la ausencia de un nuevo triestrellado, el 'zasca' de Albert Adrià y otras críticas y cotilleos gastronómicos

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

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Todos los premiados en la Gala Michelin España 2026 / Cedida
Todos los premiados en la Gala Michelin España 2026 / Cedida

Viajar hacia Málaga en el mismo avión que lo más granado de la alta gastronomía de Barcelona permite desde primera hora de la mañana empezar a hacer el borrador de lo que ocurrirá en la gala. Vemos a los hermanos Adrià, así que se confirma la segunda estrella para Enigma. Es verdad que el año pasado también estuvieron invitados a la gala, aunque el restaurante de Albert Adrià no recibiera ninguna nueva estrella, pero parece que ahora sí. Lo contrario ya rozaría el insulto. "Igual le dan alguno de los premios especiales" es la broma recurrente a lo largo del día.

Jordi Cruz ya está sentado en la fila uno del avión cuando subimos. Si le invitan, no le quitarán la estrella, pensamos en voz baja. ABaC partía con muchos puntos en todas las quinielas que insistían en que Michelin este año haría limpieza en lo más alto de su guía y que, igual que en Estados Unidos, algún triestrellado iba a caer.

Al final no fue así, aunque hay que reconocerle el mérito a la guía de saber mantener la emoción hasta el último momento. Un juego que se repite cada año y al que la prensa siempre nos prestamos encantados. De hecho, ahora que no nos oye nadie, seguro que cuando se confirmó que los 16 triestrellados de España siguen en su sitio más de uno estaría pensando que lo contrario daría mucho más juego y audiencia.

Seguro que cuando se confirmó que los 16 triestrellados de España siguen en su sitio más de uno estaría pensando que lo contrario daría mucho más juego y audiencia.

En realidad, la pregunta es cuándo y a quién, porque todo el mundo tiene claro que ese momento tendrá que llegar. No ya por audiencia, claro, sino porque una guía que no mantiene su nivel de exigencia en lo más alto pierde credibilidad. Al menos eso es lo que repiten los que saben y que cada año se enfadan con las decisiones de Michelin.

Pero en realidad la noticia no ha sido esa, sino el abrupto final de la gala, sin nuevos tres estrellas Michelin. Miradas de incredulidad, decepción, alguno que quería ponerse a silbar, otros que decían que seguro que Jesús Vázquez, el presentador, se había equivocado… Pero no, todo correcto y según el guion. El de Michelin, claro. No el de los periodistas que ya habíamos escrito algo sobre Skina, sobre Deesa o sobre los otros que sonaban para recibir la tercera. E incluso sobre Voro. El rumor de penúltima hora aseguraba que se habían venido a Málaga con todo el equipo y que por algo sería. Se ve que no.

Quique Dacosta no se le veía contento al recibir el Mentor Award. Tal vez se imaginaba que cuando te dan uno de esos premios especiales significa que te vas sin nueva estrella.

La verdad es que a Quique Dacosta no se le veía muy contento al recibir el Mentor Award. Tal vez se imaginaba, como todos, que cuando te dan uno de esos premios especiales significa que te vas a casa sin nueva estrella. Muy comentada también la reacción de Albert Adrià al recoger la segunda estrella para Enigma. Llega unos años tarde, opina la mayoría. La ovación mientras se acercaba al escenario lo confirma.

El pequeño de los Adrià ha soltado un “no me lo esperaba” al recoger la segunda estrella que ha arrancado alguna risa y más aplausos. Sarcasmo gastronómico y, tal vez, su pequeña venganza por lo del año pasado. De todos modos, algo nos dice que esta segunda no sirve para hacer las paces y que, por algún motivo que se nos escapa a los mortales, la relación Michelin-Adrià no acaba de fluir.

El caso es que la ausencia de un nuevo tres estrellas ha dejado un regusto amargo al final de una gala que a ratos ha discurrido a trompicones. La parte buena es que, sin nuevo tres estrellas, todo el protagonismo ha sido para los nuevos dos estrellas, con Barcelona como evidente ciudad ganadora. A los esperados de Aleia y Enigma se ha sumado Mont Bar que, pese a los rumores de última hora que ya hablaban de esto, ha despertado gestos de sorpresa. Habrá que volver por allí para ver qué han visto los inspectores Michelin.

El pequeño de los Adrià ha soltado un “no me lo esperaba” que ha arrancado alguna risa y aplausos. Sarcasmo gastronómico y, tal vez, su venganza por lo del año pasado.

Es su guía y hacen con ella lo que quieren. Es el mantra que tocará repetir estos días ante las previsibles acusaciones de racanearía por no dar más estrellas Michelin. Y posiblemente también de cobardía, por no dar un tirón de orejas en lo más alto del podium gastronómico. No caeremos en eso de que Michelin es débil con los fuertes y duro con los pequeños, porque ninguno de los que sonaba para la tercera es un pequeño negocio que está empezando. Pero sí es evidente que los criterios para mantener una tercera estrella son más laxos que los necesarios para conseguirla.

Efectivamente, los criterios para dar o no estrellas son casi un misterio —se rumorea que hay inspectores que han creado consultoras que por una módica cantidad te los explican y allanan el camino al estrellato— pero muchos restaurantes al menos tienen bastante bien controlados a los inspectores. Me lo explicaba hace unos días uno de ellos.

Es su guía y hacen con ella lo que quieren. Es el mantra que tocará repetir estos días ante las previsibles acusaciones de racanearía por no dar más estrellas Michelin.

Las caras, nombres y alias de los inspectores españoles conforman una detallada lista que circula entre los restaurantes. Y eso que, como ha comentado la directora de Michelin España, cambian hasta el número de tarjeta de crédito. La cosa se complica cuando visitan inspectores de fuera, una práctica habitual cuando se va a conceder una segunda o tercera estrella. O una señal de alarma si un tres estrellas recibe varias visitas a modo de inspección. 

“Llegó un alemán solo, le sentamos aquí mismo y automáticamente giró la silla para poder ver todo lo que pasaba en la sala”, me explican. Aquí mismo era justo donde yo estaba cenando. Sin mover la silla y disfrutando de un estupendo menú que ahora ya luce dos estrellas Michelin. Se ve que no valgo para inspector.

En realidad, las críticas a las decisiones Michelin son parte del ritual. Si un año no existieran, sería síntoma de que la guía está perdiendo parte de su poder. Que sí, que cada uno en su ciudad sería capaz de enumerar, sin pensar mucho, media docena de locales que merecerían la estrella y no la tienen. Pero es que nosotros no somos inspectores ni tenemos una guía.

Pero cualquier atisbo de mala leche se desvanece al ver la emoción de Cristina Cánovas y Diego Aguilar de Palodú al recoger su primera estrella. La única que ha conseguido Málaga. Otra cosa no, pero a Michelin hay que reconocerle la coherencia cuando dice que la ciudad donde se celebra la gala no tiene nada que ver con el reparto de estrellas. Traducción: da igual que un lugar pague —y mucho— para acoger la fiesta, los restaurantes de la zona no van a recibir más o menos estrellas por eso. Lo recuerdan cada año, y cada año se nos olvida y hacemos quinielas en función de ese criterio.

En Kamikaze desde que han recibido su primera estrella, hace apenas una hora, han entrado más de 70 reservas. No es cambiar la vida, pero sí un empujón para el negocio.

Michelin te cambia la vida, ha repetido unas cuantas veces el presentador de la gala. Suena a lema un tanto sobado de MasterChef o de libro de autoayuda, pero lo cierto es que, ya en la fiesta donde se organizan los corrillos buenos, nos cuenta Enric Buendia de Kamikaze (Barcelona) que desde que han recibido su primera estrella, hace apenas una hora, ya han entrado más de 70 reservas. No es cambiar la vida, pero seguro que un buen empujón para el negocio supone.

Algo parecido nos explica Alatz Bilbao que también estrena una merecidísima estrella en Bakea (Mungia). Una de esas que te reconcilian con la guía y sus criterios, sean cuales sean. También las reservas se han disparado en este singular restaurante de Vizcaya que merece mucho la pena visitar. Pero lo realmente bonito es el vídeo que nos enseña Alatz, con los vecinos y amigos siguiendo la gala en directo en un bar de Mungia y celebrando todos la estrella. Solo por eso ha merecido la pena venir a Málaga.