Morreig, los helados con alma pastelera que triunfan en el barrio de Gràcia (Barcelona)

Sus helados artesanos, solos o combinados con otros de sus productos de bollería, son una referencia en Barcelona: sus responsables nos cuentan por qué

Iker Morán, periodista y autor en Hule y Mantel

Periodista

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La heladería Morreig en el barrio de Gràcia (Barcelona) / SIMÓN SÁNCHEZ
La heladería Morreig en el barrio de Gràcia (Barcelona) / SIMÓN SÁNCHEZ

Una pastelería que también elabora helados. O una heladería que trabaja magníficas masas dulces. Ambas definiciones funcionan par hablar de Morreig porque ya desde el comienzo se planteó “como pastelería especializada en masas fermentadas, dulces y heladería”. Así lo recuerda Alba Ruiz, una de las creadoras, junto a Mathieu Atzenhoffer de esta pastelería-heladería que abrió sus puertas en la calle Verdi del barrio de Gràcia (Barcelona) hace ya un par de años y a la que después se sumó el también francés Matt Valette.

Tiempo suficiente para convertirse en un referente en el barrio y la ciudad —están entre las 50 mejores pastelerías de Cataluña, según los premios Fava de Cacau—, ganar el premio a la mejor coca de Sant Joan tradicional este año y conseguir que sus helados también figuren en todas las listas.

“La esencia de Morreig permanece intacta: hacer bien las cosas, sin atajos ni artificios”, defiende Ruiz mientras repasa estos dos años. Suena a frase que firmaría cualquier agencia de comunicación, pero lo bueno es que aquí cuadra con la realidad de lo que venden.

Helados todo el año

Morreig calle Verdi / SIMÓN SÁNCHEZ
Los fundadores de Morreig en el barrio de Gràcia (Barcelona) / SIMÓN SÁNCHEZ

Aunque a priori la pastelería y la heladería puede parecer que no tienen mucho que ver, en Morreig aplican a ambos los mismos criterios y nivel de exigencia: “Utilizamos ingredientes frescos, elaboramos nuestras propias bases y no usamos preparados industriales” Así de sencillo, resume Ruiz.

Artesanía, al fin y al cabo. Que se aplica tanto a los pasteles —Morreig huele a buena pastelería al entrar, a mantequilla, a horneado—- como a los helados que, aunque disponibles todo el año, lucen más ahora en verano. “Vemos el helado como un producto que podemos mezclar con otros productos de pastelería, o de bollería, fácilmente, lo cual nos permite explorar nuevas combinaciones, jugar con la estacionalidad y ofrecer un producto coherente con nuestra identidad”, explican desde Morreig.

Los iglús: uno de sus iconos

Morreig calle Verdi / SIMÓN SÁNCHEZ
Los iglús de Morreig en Barcelona / SIMÓN SÁNCHEZ

Efectivamente, los helados servidos en un brioche han sido uno de los productos más icónicos de esta casa. Pero más allá de la gama de sabores y los formatos, otros helados de Morreig recuerdan más a elaborados postres. Sus helados de palo con cobertura de chocolate y frutos secos caramelizados han dejado paso a una versión redonda que han bautizado como iglús.

“Actualmente, tenemos el iglú cacahuete con caramelo salado o el iglú Dubái con nuestro helado de pistacho, una crema hecha con nuestra pasta de pistacho y kataifi y chocolate con leche. Ambos están siendo un éxito”, nos cuentan. Una reivindicación del helado artesanal más allá de esos carteles que decoran tantas heladerías de la ciudad.

Helados que son artesanía

Morreig calle Verdi / SIMÓN SÁNCHEZ
La pastelería y heladería Morreig en el barrio de Gràcia (Barcelona) / SIMÓN SÁNCHEZ

“En helado artesanal es aquel que se elabora desde cero, con materias primas reales —fruta natural, frutos secos, leche fresca— sin bases industriales ni aromas artificiales”, reivindican. Es parte de la filosofía de Morreig, aplicada tanto a la pastelería como a sus helados. Tuestan los frutos secos para elaborar sus propias pastas, compran fruta de temporada directamente a los productores, y adaptan las recetas porque, evidentemente, las frutas y su sabor y dulzor van cambiando.

“No buscamos simplemente replicar sabores clásicos, sino reinterpretarlos con equilibrio y honestidad. La diferencia está en los detalles y el trabajo que hay detrás que, muchas veces, es invisible a los ojos del consumidor, pero que creemos que es lo que hace especial a nuestros helados”, apunta Ruiz.

Algo que se traduce en una carta de sabores muy dinámica en la que, eso sí, hay intocables (pistacho 100%, chocolate a la vainilla Bourbon…). “Nos gusta combinar los clásicos bien hechos con propuestas más arriesgadas: helado de limón, menta y albahaca, de café con mascarpone y haba tonka o de mantequilla tostada con caramelo salado, por ejemplo”, enumeran desde esta heladería-pastelería. // Morreig. c/Verdi, 25, Gràcia, 08012 Barcelona. Tel.: 613 018 446.