4 vinos radicales que rompen estereotipos por menos de 20€ (y un pequeño gran capricho)

Son vinos radicales, de raíz. Pequeños productores de España con variedades autóctonas, alejados de modas que trabajan con plena libertad. En el Salón de los Vinos Radicales de Madrid pudimos probar un buen abanico del cual surge nuestra selección

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4 vinos radicales que rompen estereotipos por menos de 20€ + 1 pequeño gran capricho excepcional / Collage: Hule y Mantel
4 vinos radicales que rompen estereotipos por menos de 20€ + 1 pequeño gran capricho excepcional / Collage: Hule y Mantel

¿Vinos radicales? Pues sí. Quizás hayas alzado las cejas al leerlo, pero dejando de lado la polémica que puede suponer la denominación, lo cierto es que el concepto de vino radical suena en los mentideros vinícolas desde hace tiempo. Concretamente ocho años, que es cuando se celebró por primera vez el Salón de los Vinos Radicales, que tiene lugar anualmente en Madrid y cuya edición de 2022, con 33 bodegas participantes, acaba de cerrar sus puertas. Desde entonces el concepto casi ha devenido en marca.

La idea partió del Sindicato del Gusto, proyecto integrado por tres expertos del mundo de la comunicación y la divulgación vinícola, que apostaron por dar a conocer un tipo de vinos singulares, diferentes, ajenos a los dogmas. Según nos cuenta uno de sus ideólogos, el periodista y escritor de vinos Federico Oldemburg, “radical tiene que ver con la raíz, con la gente que trabaja con los viñedos con sus propias manos, pero también con los criterios de elaboradores que no dan su brazo a torcer, que son auténticos y con cierta intransigencia”. Pero antes de entrar en materia, definamos con propiedad qué es un vino radical.

Una de las presentaciones del recién concluido Salón de Vinos Radicales, con el experto Federico Oldemburg y Carlos Echapresto, sumiller de Venta Moncalvillo* (La Rioja)
En una cata de durante el recién concluido Salón de Vinos Radicales, con el experto Federico Oldemburg y Carlos Echapresto, sumiller de Venta Moncalvillo* (La Rioja)

Qué son los vinos radicales

Los vinos radicales son vinos de pequeños productores, que reflejan un paisaje, un terroir; que emplean las variedades tradicionales del lugar y que expresan la filosofía y concepto del elaborador. No son de grandes bodegas o grupos vinícolas, ni utilizan variedades foráneas, ni están hecho por asesores de vinos, los llamados "fly winemaker".

Pueden ser tradicionales pero en muchos casos su viticultura va más unida a las prácticas de la agricultura ecológica o biodinámica, y por supuesto con los vinos naturales. Radicales pueden ser los vinos tranquilos, los clásicos blancos, rosados y tintos; pero también los espumosos o los generosos. Vinos de estilos muy distintos, que se elaboran con absoluta libertad, lejos de las modas, y con técnicas de vinificación muy dispares. 

Vinos radicales se hacen en toda España, y casi siempre están alejados de los parámetros encorsetadores de las DO, porque por definición se alejan por completo de la ortodoxia, siempre que se mantengan fieles a sus raíces. Hay muchos más, pero aquí van 5 propuestas que rompen estereotipos y se disfrutan:

Loia 2020 (15€)

Botella de vino Loia 2020 / Foto: Bodega Abadía da Cova Ribeira Sacra
Loia 2020 / Foto: Bodega Abadía da Cova Ribeira Sacra

Esta bodega de Lugo lleva desde 1958 haciendo vinos aunque éste, concretamente, sólo haya sacado tres añadas al mercado. Se elabora básicamente con godello, la uva predominante en la zona, si bien aquí han utilizado un 20% de albariño. Y se nota. Es un vino floral y afrutado, con una nariz muy apetecible, rica, muy fresca, pero también compleja, porque hay aromas tostados, especiados, matices presentes en la boca. Es sabroso, sedoso, con una maravillosa acidez, que permanece. Casi adictivo, para no parar de beber.

· Resumen: Blanco fementado en barrica. 5 meses de crianza. Bodega: Abadía da Cova. Zona: Ribeira Sacra. Uvas: Godello y albariño.

Mar de Fondo 2020 (14€)

Botella de vino Mar de Fondo 2020 / Foto: Bodega El Miradorio de Ruiloba
Mar de Fondo 2020 / Foto: Bodega El Miradorio de Ruiloba

No es habitual encontrar un vino cántabro, pero si viene de la costa, ya es una rareza. Éste es de Ruiloba, en la zona occidental, junto a Comillas. Proviene de una pequeña bodega fundada por un matrimonio vasco en 2013, que cuenta con 7 hectáreas de viñedo donde cultivan variedades influenciadas por el mar como la vasca hondarribi zuri y la gallega albariño, junto a las aromáticas godello (Galicia, León) y la alemana riesling. Del ensamblaje de las cuatro –más o menos a partes iguales- surge este Mar de Fondo, su vino más emblemático, nacido en 2015. Se notan en él los toques salinos, de mar, armonizados con las notas florales, los tonos cítricos; un conjunto marcado por la acidez y la frescura pero muy equilibrado. Un blanco sugerente.

· Resumen: 5 meses de crianza sobre lías. Bodega: El Miradorio de Ruiloba. Zona: Costa de Cantabria. Uvas: Hondarribi Zuri, albariño, godello y riesling.

De los Abuelos Viñas Centenarias 2021 (18€)

Botella de vino De los abuelos Vinos Centenarios 2021 / Foto: Bodega Pago de los abuelos
De los abuelos Vinos Centenarios 2021 / Foto: Bodega Pago de los abuelos

Tras haberse curtido como director técnico del grupo vinícola Jorge Ordóñez, el enólogo y a la sazón sumiller Nacho Álvarez, reconocido como enólogo revelación 2016 por el gurú norteamericano Robert Parker, se decidió a montar su propia bodega a partir de una hectárea y media de viñas heredadas de sus abuelos en Puente de Domingo Flores (León). A partir de ahí y reuniendo pequeños viñedos centenarios sobre todo de godello y mencía ha ido construyendo y recuperando un patrimonio vitícola que cristalizó en 2018 con sus primeras elaboraciones, todas interesantes. Como este rosado de mencía, uva tinta predominante en la zona (El Bierzo), en el que intervienen uvas casi desaparecidas como la estaladiña, y otras presentes en el viñedo, blancas y tintas, propias de los claretes. Un rosado goloso, fresco, donde destacan los frutos rojos, algo especiado, herbáceo y de fondo mineral. Un vino expresivo que se crece en la boca. 

· Resumen: Rosado fermentado en barrica con 3 meses de crianza. Bodega: Pago de los Abuelos. El Bierzo. Uvas: Mencía, estaladiña, negrada, mouratón y palomino.

Arrayán Graciano 2018 (16€)

Botella de vino Arrayán Graciano 2018 / Foto: Bodegas Arrayán
Arrayán Graciano 2018 / Foto: Bodegas Arrayán

La joven enóloga Maite Sánchez cultiva, entre otras uvas, la graciano en las 26 hectáreas de la finca La Verdosa (Santa Cruz de Retamar, Toledo), donde está elaborando alguno de sus vinos más singulares. A la recuperación de variedades casi desaparecidas en la zona Méntrida y Sierra de Gredos se une el trabajo con otras que, como la graciano, siempre han estado destinadas a mejorar y hacer más longevos los vinos (en La Rioja es la segunda más cultivada). Pero tiene su personalidad, y aquí la muestra: aromas intensos, a flores, a especias como la pimienta negra, balsámicos. Con buen equilibrio entre la fruta y la madera, es elegante, fresco, un graciano atípico. Gusta, y mucho. 

· Resumen: Tinto con 12 meses de crianza. Bodegas: Arrayán. Zona: Méntrida-Cebreros. Uva: Graciano.

Bonus extra: Finca La Personal 2018 (38€)

Botella de vino de Finca La Personal 2018 / Foto: Bodega Edetaria
Finca La Personal 2018 / Foto: Bodega Edetaria

Si hay que hablar de vinos que reflejan una tierra los de Edetaria lo son. En 2003 cuando creó la bodega Joan Ángel Lliberia decidió apostar contra viento y marea por al garnacha, la variedad autóctona de la DO Terra Alta (Tarragona). Desde entonces, y sólo con viñas viejas de esta variedad elabora blancos y tintos (también un rosado y un destacable dulce). Los mejores proceden de pequeñísimas fincas (La Pedrissa, La Personal, La Terrenal, La Genuïna), como éste tinto de garnacha peluda, apenas 1 hectárea perfectamente adaptada al clima seco y caluroso de la zona de una variedad que en Cataluña no suma más de 66 ha., de las cuales Joan tiene seis. Un tinto poderoso, complejo, marcado por la fruta roja, con estructura, pero fresco y con ese toque rústico de la variedad que le aporta indudable encanto. Completamente mediterráneo.

· Resumen: Tinto, entre 8 y 10 meses de barrica. Bodega: Edetaria. Zona: Terra Alta. Uva: Garnacha peluda.

Paisaje de viñedos con el enólogo Joan Àngel Lliberia con sus padres padres Pepita y Ángel, viticultores y el perrete de la familia / Foto: Edetària
Paisaje de viñedos con el enólogo Joan Àngel Lliberia con sus padres padres Pepita y Ángel, viticultores y el perrete de la familia / Foto: Edetària