A la crema catalana le sobran las presentaciones. Este postre de origen medieval, también conocido como crema quemada o crema de Sant Josep, es similar a las natillas o la crème brûlée, y es, sin duda, uno de los emblemas dulces de Cataluña. La leche, los huevos, el azúcar y, por supuesto, la canela y el limón son indispensables en su elaboración. Y su azúcar quemado, su seña de identidad.
Aunque su día álgido sea el de Sant Josep, el 19 de marzo, esta crema se come todo el año, ya que ha sabido mantener desde hace siglos su protagonismo en las casas, en las cartas de los restaurantes y en la oferta de las tradicionales granjas, con esas meriendas que, por desgracia, poco a poco van perdiéndose. A veces, toca renovarse. Es ley de vida.
Por eso, y sin entrar en cómo la alta gastronomía haya podido versionar este postre, recordamos haberla visto, con mayor o menor acierto, en forma de croqueta dulce o incluso en el café de Starbucks, aunque lo que nos conquista ahora son sus versiones para llevar, un fenómeno que parece crecer en Barcelona.
Nos pusieron en alerta este verano con la apertura de Sucre Cremat en el barrio del Born, pero no son los únicos. ¿Será por los turistas? Seguramente, aunque si se trata de dar a conocer y de reivindicar, e incluso de modernizar, algo tan nuestro como esta receta, bienvenido sea. He aquí tres ejemplos de cómo comer crema catalana sin tener que sentarse en la mesa ni pasarse horas en la cocina.
Sucre Cremat: para llevar en el Born
"La crema catalana es un símbolo cultural que despierta recuerdos y emociones en quienes han crecido con ella. Queríamos darle un espacio propio y convertir su disfrute en una experiencia en sí misma, tanto para quienes ya la conocen como para quienes la prueban por primera vez", nos cuenta Sofía Fortuna, fundadora junto a Mario Quintero de Sucre Cremat, un negocio monográfico ubicado junto a la catedral de Santa Maria del Mar.
Ellos, catalanes de adopción, tienen claro que debían apostar por el producto local en su elaboración: leche de Llet Nostra, huevos de Ous de l’Estany de Girona, azúcar de Sucre Bo... Además de eso, su receta es especial porque, dice Sofía, "la hemos desarrollado para que sea equilibrada en aromas, muy cremosa y con el punto justo de azúcar. Nos inspiramos en la tradición, pero con una elaboración propia que realza su cremosidad y sutileza".
Solo ofrecen tarrinas crema catalana para llevar y saborear al momento, para que podamos disfrutar de la textura crujiente del azúcar acabado de quemar. Y se permiten concesiones que los más puristas quizás criticarán: añadir coberturas de naranja confitada, frambuesas, pistachos y, ejem, galleta Lotus. Si se quiere ser tradicional, mejor optar por los carquinyolis de Tarragona, de la casa El Cobo, que los tienen a la venta, igual que los cafés de especialidad de Cafès La Finca.
Si quieres la crema en cerámica, para llevar también y reutilizar en casa, verás que las tarrinas son de Ceràmiques Regàs, un taller de Sant Celoni con más de un siglo de historia. Algo que puede seducir a los turistas, actualmente su público principal, aunque Sofía reconoce que su objetivo es seducir a los locales: "Aquellos que buscan un producto de calidad, elaborado con mimo y con un toque contemporáneo". // Sucre Cremat. c/Canvis Vells, 2, 08003 Barcelona. Precio: 5 euros (150 ml).
La Pastisseria: crema y tableta de chocolate
Hace justo un año visitábamos a Josep Maria Rodríguez y Ana Jarquín en La Pastisseria (Barcelona). El motivo: la renovación de su establecimiento en la calle Aragó. "Cambiamos de imagen, pero no de receta", nos decían, porque aparte del evidente rebranding y del nuevo interiorismo del local, ellos siguen manteniéndose fieles a sus croissants artesanos y a sus pasteles e individuales de alta pastelería.
Ahora volvemos a hablar con ellos, porque tampoco han querido perderse esta nueva ola de la crema catalana para llevar y, desde hace un tiempo, la ofrecen a sus clientes. "Teníamos ganas de hacer un producto muy de aquí y actualizarlo", nos dice Josep Maria. Su propuesta es "hacerla un poco más ligera que la original" y, lo más importante, según este pastelero, es que "se quema al momento".
Se puede comer en la tienda, y también está disponible para llevar. En este caso, la presentan en una bonita caja y con una pegatina que reza "The Best Catalan Cream". Está claro que los turistas que visitan la ciudad también son sus clientes potenciales, aunque no solo ellos. Su crema es conocida ya entre los locales que no tienen tiempo o ganas de prepararla en casa, así que para la próxima celebración de Sant Josep, ya sabéis donde acudir. "Estamos contentos, está funcionando bien", reconoce.
No se quedan ahí y en La Pastisseria, además, han creado una tableta de chocolate con "los sabores de la crema catalana", explica el pastelero. Y puntualiza: "Básicamente, lleva limón, canela y almendra blanca". Perfecta para llevar encima e ir saboreando, pastilla a pastilla, esta curiosa y dulce reinterpretación de este postre tradicional. // La Pastisseria. c/Arago, 228, 08007 Barcelona. Precio: 14,95 euros (crema); 12,95 euros (tableta).
DelaCrem Terra: helado de crema catalana
También os hablamos de la apertura de DelaCrem Terra, la tercera heladería que el maestro heladero Massimo Pignata comanda actualmente en Barcelona. Aquí, en la confluencia entre las calles Muntaner y la codiciada Consell de Cent, el italiano apuesta por reivindicar el producto local a través de sus helados artesanos, elaborados en el obrador que tiene en el mismo establecimiento.
La filosofía no es nueva, ya que Pignata lleva años reivindicando la proximidad y la temporada en el mundo heladero, algo que se acentúa mucho más aquí al trabajar con ingredientes como la avellana de Reus o el pistacho de Les Garrigues, por mencionar solo algunos de los productos que va introduciendo, según marcan las estaciones. Porque eso de que los helados son para el verano, es ya una idea del todo obsoleta.
Ahora, este artesano vuelve a introducir su helado de crema catalana, ofreciéndonos una versión fresca y diferente 'para llevar' de este postre tradicional —estará disponible a partir de la semana del 8 de septiembre—. "Hacemos una crema de huevo que recuerda a la natilla, pero aromatizada con piel de limón y canela, muy ligero. Y luego le añadimos un caramelo que hemos elaborado previamente, similar a la parte de quemado", nos cuenta Pignata, aunque reconoce que se pueden hacer otras interpretaciones.
Y nos cuenta una anécdota: "La primera y única vez que participé en una competición, tenía la idea de hacer el helado con mucha más canela, mucho más cargado. Pero fui a una granja de toda la vida a probar la crema catalana de verdad —era el primer año que estaba en Barcelona— y me di cuenta de que llevaba menos caramelo y canela de lo que pensaba. Entonces, aligeré la receta. No llegué a la final, y, curiosamente, ganó una que llevaba mucho caramelo y mucha canela". Aun así, sigue defendiendo su receta, más ligera. Y nos da la opción de, si queremos, añadir más canela en el momento de servir el helado. // DelaCrem Terra. c/Muntaner, 59, 08011 Barcelona. Precio: tarrinas y cucuruchos a partir de 3,7 euros.