"Es una guía que busca divulgar el buen trabajo de los restaurantes de cocina catalana", nos dice Pep Nogué, cocinero, gastrónomo y creador de la nueva Guia Augusta, que se ha presentado oficialmente hoy en el marco del Gastronomic Forum Barcelona.
Todo tiene su origen en el programa gastronómico La Fonda de Catalunya Ràdio, que Nogué dirige y presenta, donde cuentan con una sección en la que recomiendan restaurantes, lógicamente, de cocina catalana. "Cada vez había más gente que nos pedía la lista de restaurantes. Por eso, me animé a hacer esta guía, pero tenía que estar viva, como el programa”, explica a Hule y Mantel.
El proyecto fue creciendo y lo que encontramos ahora es una guía en papel que recopila 270 restaurantes de toda Cataluña, los mejores de 2025-2026, que defienden el recetario catalán. La han concebido como una "guía anual abierta", que irán actualizando. "Ha sido un trabajo enorme, pero nos lo hemos pasado genial", reconoce Nogué.
Dónde empieza la cocina catalana
Entre los implicados, Nogué ha contado con Òscar Gómez, comunicador gastronómico y colaborador de Hule y Mantel, Pep Palau, gastrónomo y codirector del Gastronomic Forum Barcelona, que integran el comité directivo de la guía. Ellos han creado internamente los "criterios culinarios" que han servido para llevar a cabo la selección de los restaurantes.
Para establecerlos se preguntaron dónde empieza y dónde acaba la cocina catalana. "Ha sido un diálogo muy interesante con mucha gente: periodistas, historiadores, los propios cocineros...", cuenta Nogué.
Y prosigue: "Cuando dices 'cocina catalana', puedes pensar en cocina de cazuela, la más tradicional: un bacalao con setas, unos pimientos con samfaina... Esos platos que en Barcelona cuesta tanto encontrar. Pero también está la 'nueva cocina catalana' que desde los años 90 está evolucionando. Como la del Celler de Can Roca, por ejemplo, que aunque sea creativa, sigue bebiendo de la tradición catalana. Y luego están los que hacen 'cocina popular catalana': locales más humildes, que quizá sirven esmorzars de forquilla, con platos muy bien hechos, pero sin pretensiones".
El resultado es que los restaurantes de la Guia Augusta se categorizan en tres tipologías: los de cocina tradicional catalana —a grandes rasgos, restaurantes que tienen menús de 25 a 40 euros con producto de calidad—, cocina tradicional popular catalana —con esmorzars de forquilla de 10 a 20 euros y otras propuestas— y los de nueva cocina catalana que "ya están en otra esfera gastronómica".
También han tenido en cuenta que las cartas de estos establecimientos se definan por los productos utilizados. "Hay restaurantes que lo hacen muy bien, pero después usan parmesano o burrata cuando aquí tenemos quesos excelentes. Miramos que pongan en valor a los productores y productoras de Cataluña. En la zona de Siurana tienes magníficos productores de avellanas y de aceite, pues que se note en el restaurante. Igual en La Garrotxa, que el restaurante utilice la judía de Santa Pau y la ternera de la zona".
Cómo se han seleccionado los restaurantes
Para seleccionar los restaurantes se ha contado con una estructura de unas 35 personas, la mayoría informadores gastronómicos de distintas zonas de Cataluña. "Ellos conocen los restaurantes de su zona y nos han hecho recomendaciones. Luego, siete personas han recorrido Cataluña comiendo en los restaurantes y elaborando informes. Algo similar, salvando las distancias, a lo que hace la Guía Michelin, pero sin toda esa parafernalia".
Como es lógico, los recursos económicos son más limitados, pero sí que han querido mantener esa idea de "visitar, pagar y evaluar". "Estas personas trabajan de manera anónima; ni entre ellos saben quiénes son. Y así debe ser, para evitar favoritismos. No queremos ser jueces ni repartir estrellas. No ponemos puntuaciones, ni macarrones, ni cazuelas... Solo queremos hablar de los restaurantes que lo hacen bien y se esfuerzan", aclara Nogué.
En total han visitado unos 350 restaurantes y en la primera edición de esta guía aparecen 270. "Los que no salen es porque, o no hemos podido ir, o no cumplen los criterios que hemos definido desde la dirección". Por eso, insiste en que la guía está muy viva porque "aún queda muchísimo territorio por recorrer, y más que habrá porque cada vez hay más restaurantes que quieren hacer un giro hacia la cocina catalana".
Y recalca: "No es una guía centralista, sino todo lo contrario. Hay que hablar más de los restaurantes fuera de Barcelona, que son muchos y muy buenos".
Una guía en papel
En la guía, cada restaurante se presenta con una ficha que incluye una pequeña descripción de su propuesta gastronómica, los datos básicos, el precio medio, los horarios —de manera orientativa, ya que suelen cambiar según temporada— y los cinco platos icónicos que hay que probar allí. "Es lo que la gente me suele pedir cuando me preguntan dónde ir a comer".
De momento, esta primera edición se presenta únicamente en formato papel, en catalán, y está editada por Edicions Cossetània. "Nos gusta que circule físicamente por los restaurantes. Somos un poco románticos y nos gusta tocarla". Se vende a un precio de 20 euros en librerías, a través de su propia web y también en los mismos restaurantes.
El objetivo, como decíamos, es que en el futuro siga creciendo, quizás incluyendo un listado de productores por zonas; e incluso con una versión digital. De momento, "ya tenemos once nuevos restaurantes para incluir en próxima edición —la guía actual se cerró en julio de 2025—, porque algunos han abierto recientemente y otros han cambiado de carta o de propietarios".
Pero hacerla crecer, y más si se quiere mantener la independencia de visitar los restaurantes pagando y de manera anónima, no es fácil. "No queremos que las personas que hacen las evaluaciones coman gratis. Eso es fundamental", recuerda Nogué e insiste en que, para ello, ha sido indispensable el apoyo de las administraciones públicas —recordemos que este año Cataluña es Región Mundial de la Gastronomía— y de empresas catalanas que han apostado por estar en la guía.
Unos premios anuales
Acompañando a la Guia Augusta, se han entregado diez premios con nombres de grandes figuras de la cocina catalana para reconocer a los restaurantes que mantienen viva la tradición. "Son diez familias que nos han dado permiso para utilizar su nombre, una manera de poner en valor a esas personas que desgraciadamente ya no están, pero que han hecho mucho por la cocina catalana".
Estos premios, que nacen con la voluntad de celebrarse anualmente, se han entregado este año a los siguientes restaurantes:
- Premi Fermí Puig a la Nova Cuina Catalana - Restaurant Alkostat (Barcelona)
- Premi Santi Santamaria a la Cuina Tradicional - Restaurant Can Pairot (Santa Cecília de Voltregà)
- Premi Pere Tapias a la Cuina Popular Catalana - Can Selvatà (Cornellà de Terri)
- Premi Paco Solé Parellada al Plat en Perill d’Extinció - Motel Empordà (Figueres)
- Premi Llorenç Torrado a l’Estacionalitat dels Productes - Els Casals (Sagàs)
- Premi Pere Bahí a la Cuina del Mar - Restaurant Barquet (Tarragona) y Restaurant Els Pescadors de Llançà (Llançà)
- Premi Manuel Vázquez Montalbán a la Cuina de Terra Endins - Sisè (Lleida) y Fonda Farré (Baro)
- Premi Georgina Regàs a la Cuina Dolça - La Cort del Mos (Palamós)
- Premi Juli Soler a la Carta de Vins - Fonda Xesc (Gombrèn)
- Premi Honorífic Isidra Maranges a la Cuina Catalana - Josep Lladonosa
Solo nos queda preguntarle a Pep Nogué, lo evidente: ¿La cocina catalana está muy viva, no? "Totalmente. Otra cosa en las grandes ciudades como Barcelona, donde hay más restaurantes que hacen ramen que escudella i carn d'olla. Pero eso no significa que la cocina catalana esté muriendo. Al contrario, sigue viva y en crecimiento. Solo hay que ver la gran cantidad de restaurantes donde puedes ir a comer platos como el capipota o los peus de porc. La vivacidad de la cocina catalana pasa por hacer renacer recetas como estas, que quizás estaban allí dormidas".