Las meriendas en el restaurante Blanc del hotel Mandarin Oriental Barcelona son un plan a tener muy en cuenta para combatir el calor veraniego. "Esto es un oasis", nos dice Josep Esturi, jefe de pastelería del hotel, antes de presentarnos los cinco pasteles individuales que podemos degustar estos próximos meses en su particular reinvención del afternoon tea británico.
Por su vitrina pastelera ya han pasado las creaciones de reconocidos profesionales como Lluc Crusellas, Raúl Bernal, Sofía Janer y Víctor Gonzalo (La Dramerie) y Miquel Guarro, pero ahora es el propio Esturi quien toma exclusivamente las riendas.
Lo hace en el marco del proyecto The Grand Tour Afternoon Tea, en el que participan junto con otros cuatro hoteles de la cadena —Londres, París, Zúrich y Lago de Como—, conectados a partir de la pastelería, y cada uno adaptando su oferta para las tardes.
"El tea time aquí no acaba de funcionar, por eso continuamos con la idea de la merienda y los pasteles individuales. En Londres y París, sí que han diseñado un afternoon tea, mientras que Zúrich ha optado por cócteles, y en Lago di Como han hecho como nosotros: individuales", apunta Esturi.
4 pasteles, 4 ciudades europeas
Junto a su equipo, el pastelero de Osona ha creado cinco pasteles individuales, cada uno inspirado en una de estas cinco ciudades. Poniendo la vista en el Lago di Como, era lógico pensar en el postre italiano más universal: el tiramisú. Se han basado en la receta de su suous chef, que tiene orígenes italo-argentinos. "Es una friki del tiramisú, es su receta secreta. Está muy bien hecho, es muy rico", cuenta.
Inspirándose en Zúrich, han apostado por los quesos suizos en forma de mini cheesecake elaborada con Emmentaler, algo de nuez y miel. La presentación, en una pequeña cajita, es impecable y la firma el diseñador que el hotel tiene en Barcelona.
Para el individual dedicado a Londres, el pastelero se ha decantado por el té. Se trata de una mousse de lima con cremoso de limón y té earl grey. "Con un poco de bergamota añadida", dice. Un bocado cítrico, de color verdoso, que se inspira en el color del salón donde se sirve el afternoon tea en el hotel Mandarin de Londres.
El chocolate se lo ha reservado para París, creando un falso macaron que lleva una mousse de chocolate del 70% y un praliné de avellanas con vainilla triturada, caramelo y un toque de sal. "Un postre muy avellanero". Por cierto, el molde que ha utilizado se lo ha cedido el pastelero y amigo Miquel Guarro.
El quinto, el pastel de Barcelona
Por último, el postre de Barcelona no es otro que las fresas con nata: "Buscábamos sabores aquí, con una parte más de fruta. Se trata de una frangipane de almendra, con crema de almendras y fresas cocidas, un gel de fresa y una nata montada, con un poco de chocolate", cuenta el pastelero. "Es muy básico. En todos hemos buscado sabores muy marcados, muy reconocibles".
Lo más interesante: cada pastel individual —todos elaborados en el hotel— tiene un precio de 9 euros y todos estarán disponibles hasta el 9 de septiembre. "Queremos que la gente venga aquí, a estar tranquilo, a merendar, a pasar la tarde, y a probar todos los postres", agrega Esturi, que quiere acabar fidelizando al público local en estas meriendas.
Porque una de sus obsesiones es potenciar estos postres que lucen en la vitrina de Blanc, a los que, reconoce, les faltaba un empujón. Por eso, tras esta propuesta basada en el Grand Tour Europeo, volverán a organizar otra pop-up con un pastelero reconocido, del que no quiere dar el nombre todavía. "Es mi momento de recreo, lo que me hace feliz, me lo paso bien. Lo demás es trabajo", confiesa.
Y es que su trabajo no acaba aquí, porque la pastelería del hotel —que cuenta con un equipo de siete pasteleros, dos dedicadas exclusivamente al restaurante Moments de Carme Ruscalleda y Raül Balam—, está en marcha todo el día: desayunos, menús de mediodía, eventos... incluso tienen algunos de sus postres en la terraza de verano, entre ellos un xuixo de crema que es un éxito.
Además, elaboran las amenities de las habitaciones. En Sant Joan regalaron a sus huéspedes una pequeña coca, y en Sant Jordi una rosa con chocolate. Para la castañada, "haré panellets y les dejaremos una tarjeta explicando qué son; el Halloween ya lo conocen", bromea Esturi. Y concluye: "Me gusta conservar la tradición y la compañía también quiere eso, que cada hotel sea único".
