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Dónde comer

Sevilla en 200 metros: 4 tabernas históricas que conservan la esencia gastronómica de la ciudad

Montaditos, tapas, guisos y vinos del Marco de Jerez en estos bares históricos, algunos centenarios, del Casco Antiguo de Sevilla, que resisten al turismo masivo

5 minutos

Interior del bar Casa Morales en Sevilla / Txaber Allué

Cada año recibimos tropecientos mil millones de turistas y su impacto es brutal, especialmente en las ciudades. Las más visitadas están casi irreconocibles. Sevilla no es una excepción. Hace algo más de diez años de mi última visita y ha sido casi traumático. Las calles del centro están tomadas y los bares también. Es una de las mejores cosas que ofrece la ciudad, así que no van a ignorarlos.

Afortunadamente, quedan muchos establecimientos que conservan al cliente local, donde no se ve ni brunch ni tostadas con aguacate. Es lo único que nos salvará, que nos necesiten porque el turismo es estacional. Ya hemos visto lo que pasa en las zonas en las que los vecinos ya no importan, la oferta se pervierte para acomodarse a paladares extranjeros que no saben lo que se pierden. Un auténtico desastre. 

Las espinacas de la taberna El Rinconcillo en Sevilla / Txaber Allué

El párrafo no me ha quedado muy positivo. Lo cierto es que no le veo una solución. Todo me dice que va a ir a más, así que no hay que perder tiempo. Si tienes FOMO (Fear of Missing Out) de Sevilla, compra un billete y acércate mientras todavía conserva su identidad, es una ciudad espectacular. Os lo voy a poner muy fácil, de la estación de tren, de la de autobús, del aeropuerto o del aparcamiento, os vais directamente al Casco Antiguo y, en solo doscientos metros, tenéis cuatro tabernas históricas de las que hay que visitar al menos una vez en la vida.

En el primer borrador de este artículo, iba a incluir El Rinconcillo, una taberna con más de 350 años de historia, algo realmente extraordinario. Pero un sevillano me dijo que era el Port Aventura de los bares. La verdad es que esa no fue mi sensación. Cierto que la decoración es demasiado perfecta como para ser real. Ahora, los camareros son sevillanos, el trato atento y las espinacas estaban bien ricas. En todo caso, que quede entre nosotros, que la idea es hablar de los cuatro establecimientos que anunciaba. 

Bodeguita Antonio Romero

El Piripi, el montadito de Bodeguitas Antonio Romero / Txaber Allué

Empecemos por la Bodeguita Antonio Romero, concretamente, la de la calle Antonia Díaz, 19, la primera que abrió, en 1994, de las tres que hay ahora. Es un local reformado, así que la estética es relativamente moderna y no tiene el atractivo de esas paredes con fotos en blanco y negro, carteles de la Semana Santa y algún viejo póster anunciando una corrida de toros. Eso sí, conserva la barra de madera y los azulejos.

En todo caso, diría que lo bueno es lo que pasa en la cocina, de donde salen tapas, chacinas, platos y fritos sin parar. Vi salir una tortilla que si no pesaba cinco kilos poco le faltaba. Tienen un montadito famosísimo, el Piripi, lleva queso, beicon, lomo, una rodaja de tomate, mayonesa y algún otro secreto. Está muy rico, aunque personalmente prefiero el de pringà o el de lomo en manteca. Ahora, el Piripi hay que probarlo. // Bodeguita Antonio Romeroc/Antonia Díaz, 19, Casco Antiguo, 41001 Sevilla (y otros locales). 

Casa Morales

La ensaladilla del bar Casa Morales en Sevilla / Txaber Allué

La siguiente parada la vamos a hacer en Casa Morales, fundada en 1850, comenzó como tienda y bodega en la que se despachaban y vendían vinos de Valdepeñas. Ahora se disfruta de la cocina andaluza en un lugar único. Creo que es importante enfatizar que lo que se sirve, se ha servido toda la vida. Lo que quiero decir es que estas tabernas conservan la tradición culinaria propia de Sevilla, algo que en ciudades como Barcelona se ha visto amenazado por un exceso de pizzas, burgers, sushi y demás modas importadas.

Parece que ahora se está recuperando terreno y tiene su lógica. Si tienes cierta sensibilidad, no quieres irte de vacaciones para comer exactamente lo mismo que en casa. En Casa Morales encontramos las tapas clásicas como la ensaladilla, las albóndigas o los montaditos y también guisos, como el cocido de habichuelas y calabaza, el de espinacas con garbanzos, el potaje o el cocido de tagarninas. La atmósfera es única, no hay un lugar que se parezca, especialmente el espacio donde las enormes tinajas de barro nos recuerdan el origen bodeguero del local. // Casa Morales. c/García de Vinuesa, 11, Casco Antiguo, 41001 Sevilla.

Casa Moreno

Montadito de chorizo picante con cabrales de Casa Moreno en Sevilla / Txaber Allué

Y de Casa Morales nos vamos a Casa Moreno. Un antiguo ultramarinos con cierto aire de speakeasy, al entrar ves primero las vitrinas refrigeradas y la barra queda detrás, medio escondida. Los montaditos son protagonistas, los clásicos y, los que recomiendo, los originales, como el de sobrasada con queso, de lomo en manteca con chorizo picante, de chorizo picante con queso cabrales, de chicharrón de Cádiz con pringá y queso o de panceta rellena de chorizo con queso. ¡Un festival!

No hay caña, pero si botellín, ahora, creo que en estas tabernas lo que toca son los vinos del Marco de Jerez, que ofrecen todo un universo de posibilidades: fino, manzanilla, amontillado, oloroso, palo cortado, cream, pedro ximénez… // Casa Moreno. c/Gamazo, 7, Casco Antiguo, 41001 Sevilla.

Bodeguita Romero

Montadito de pringá de Bodeguita Romero en Sevilla / Txaber Allué

Hemos dejado para el final la mejor taberna para los perfiles más gastronómicos, para aquellos que buscan la excelencia. Confieso que soy feliz con una tapita de ensaladilla pasable y una caña, pero una experiencia gastronómica es una suma de muchas variables. Además de lo que ocurre en el plato, que es lo fundamental, también juega la profesionalidad del personal, el trato, la decoración, el ambiente, la comodidad del mobiliario, el estado de los lavabos y, si me apuras, la compañía y su capacidad para amenizar el momento.

La Bodeguita Romero, si vas bien acompañado, reúne todas las condiciones para disfrutar a lo grande. Su mítico montadito de pringá, acompañado de un palo cortado, es un antídoto infalible contra las dificultades que, esta farsa que llamamos vida, nos presenta a diario. // Bodeguita Romero. c/Harinas, 10, Casco Antiguo, 41001 Sevilla.

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Pues ya tenemos esta Sevilla en doscientos metros y cuatro tabernas, pero no se vayan todavía, que aún hay más. Evidentemente, la idea no es hacer este recorrido en un solo día, pero empezando a las 12:30, lo haría dos o tres veces al año con mucho gusto.

Ahora, haría un poco de trampas y empezaría por la Taberna Manolo Cateca, casa fundada en 1920 y premio Solera a la mejor taberna de vinos de Sevilla, y lo haría con un montadito de chorizo picante y queso andaluz acompañado de un amontillado. ¡Qué cosa más maravillosa! Y acabaría el recorrido cruzando la calle para disfrutar de un postre en La Campana, confitería fundada en 1885, que conserva la clásica decoración con los azulejos de fabricación trianera y una infinidad de cosas ricas como la tarta de yema tostada. Final por todo lo alto.

La tarta de yema tostada de la histórica Confitería La Campana de Sevilla / Txaber Allué

Está claro que le saqué provecho a esta breve visita a Sevilla. Estuve ahí con motivo de Auténtica Premium Food 2025. La parte del congreso, que era la que me interesaba, tenía un enfoque diferente y se agradece. Cuando asistes a varios congresos en una misma temporada, a menudo acabas escuchando lo mismo en ciudades diferentes. Pero este estaba enfocado en la gestión, abordando temas clave que van desde la logística y la innovación en la cadena de suministro, hasta la motivación y la formación del personal. Además, contó con ponencias y debates sobre sostenibilidad, nuevos modelos de consumo y la conexión con las megatendencias del sector alimentario. Siempre está bien ver esto de la gastronomía desde diferentes perspectivas