El puente de diciembre, el de la Constitución y la Inmaculada, es uno de los más apetecibles del año. Te pilla ya con ganas de salir y a un paso de las Navidades, y según los años permite coger varios días seguidos de vacaciones. Este 2025 el día 6 cae en sábado, pero aún permite un largo fin de semana gracias a la festividad del lunes 8.
Los destino turísticos en esta época del año se vuelcan mucho más en ciudades como Madrid, que atrae a muchos visitantes españoles (el año pasado, según datos del propio Ayuntamiento la ocupación hotelera fue del 90%) dispuestos a ver las luces navideñas engalanando las calles, a asistir a los musicales de la Gran Vía (actualmente más de una decena), visitar los museos o ir de compras a tiendas y mercadillos navideños, entre otras muchas cosas.
Los hoteles se llenan, las calles del centro se vuelven casi impracticables y la gente que acude a conocer la ciudad en todo su apogeo no desaproveche la oportunidad para disfrutar de la gastronomía madrileña.
Una brújula para no perderse
Solo la ciudad de Madrid tiene alrededor de 22.000 establecimientos hosteleros. Buena parte de los bares, cafeterías, tabernas, casas de comidas y restaurantes se concentran en el distrito centro (Huertas, La Latina, Malasaña…), Chamberí y Salamanca, las zonas más turísticas. Y aquí, como en toda la ciudad, hay mucho donde elegir.
Hay propuestas para todos los gustos, desde el tipo de cocina —tradicional, moderna, fusión, asiática, latina, etc.— al estilo, ubicación y por descontado, precio.
Para facilitaros un poco las cosas y brindaros novedades de interés hemos seleccionado dos grupos de restaurantes clasificados en función de precio. Muchos llevan ya tiempo funcionando y tienen un público fiel. Otros son recientes, y la mayoría resultan direcciones menos mediáticas, lo que no es óbice para que merezcan ser conocidas. Y en todas, desde luego, se come muy bien.
Restaurantes para comer por 30 euros en Madrid
¿Pero en serio en Madrid se puede comer por 30 euros? Pues sí, aunque parezca mentira, sin que signifique tener que hacerlo en un bareto, a pie de barra, de raciones y a codazos con el vecino de al lado.
Katsu Castellana

Lleva apenas unos meses ofreciendo la parte menos conocida de la cocina japonesa: las frituras y rebozados. Por eso su plato estrella es el sando o sándwich japo, que preparan en distintas versiones (el mejor, el de ternera), siempre empanados en panko.
A destacar también el pollo frito japonés, y otros platos de cocina rápida nipona como los donburi de arroz y otros ingredientes servidos en bol, o las originales smash gyozas, versión aplastada a la plancha de las famosas empanadillas orientales. // Katsu Castellana. San Germán, 5. Tel.: 916.125.714. Precio: 25-30 euros.
Alto Bardero

No puede dejar de lado los pinchos en uno de los barrios tan dado al tapeo como La Latina. La tortilla de patatas —8 euros ración, jugosa, melosa, con la cebolla confitada— es una de las elaboraciones más vendidas (hacen del orden de 40 tortillas diarias), ya sea en mesas altas o el comedor interior a modo de bistrot.
Siempre una cocina de alma mediterránea con distintas influencias, libre, al estilo de sus dueños (dos cocineros, uruguayo y argentino): la contundente tosta de tres gambas, langostino crujientes, gambas ali oli y camarón frito; el tiradito de corvina con caviar de soja, con chispa; el humus de garbanzo revisitado con tomate seco; las croquetas o el original y rico taco de anguila. A tener en cuenta la bodega, bien seleccionada y a precios razonables. // Alto Bardero. Pza. de Puerta de Moros, 4. Tel.: 911.467.236. Precio: 30-40 euros.
Marinero Bistró

Es la propuesta personal de Manolo Aznar en el típico mercado de Lavapiés. Su atractiva cocina, difícil de clasificar, se nutre de muchas fuentes, de sus viajes y gustos, es directa y trabajada al momento. Parece mentira que de una cocina tan pequeña salgan platos tan gustosos y originales: el buenísimo pan con mantequilla-garum de caballa, el tomate asado con boquerones en vinagre, la tortilla hecha al momento con papada curada de Maldonado y pil pil de cabeza de rape, la fideuá con cabracho y sobrasada, sin olvidar los postres (agradable torrija con crema pastelera y manzanilla de Sanlúcar).
Una carta corta, cambiante y transgresora. Para beber vinos naturales y artesanales, muestra de la pasión y conocimiento (es también enólogo) del patrón. // Marinero Bistró. Mercado de Antón Martín. Sta. Isabel, 5. 1ª planta. Tel.: 912.590.310. Precio: 30-40 euros.
Martín Tostón

Se vuelca en la tradición en una suerte de colmado reinventado gracias a los hermanos Ismael y Fernando Martín-Hevia —que dirigen el conocido Hevia en Serrano—. Una taberna con barra, vitrina y mesas altas donde se exponen y venden charcutería, embutidos, y quesos que forman parte de la carta. Eso y laterío de calidad, como los estupendos mejillones en escabeche picantes de Ramón Peña. Gustan las tablas de quesos (españoles y de importación) y embutidos (ojo a la sobrasada o la butifarra de setas).
Además, raciones y platillos recomendables para compartir: la ensalada de tomate con encurtidos, los boquerones en vinagre, la ensaladilla, los callos o las albóndigas, todo está rico. Bien puesta, agradable y animada, cuenta con un comedor en el piso de abajo donde comer sentado ortodoxamente. Y un dato: la cocina está funcionando ininterrumpidamente desde la hora del desayuno. // Martín Tostón. c/Castelló, 112. Tel.: 919.896.666. Precio: 30 euros.
El Buen

La tradición también manda en El Buen, un bar de siempre pero en versión refinada, donde igual puedes tapear y compartir raciones que pedir platos de más enjundia, encareciendo el ticket. Con mesas siempre llenas, aquí, como dice su dueño, el empresario vasco Ángel Zaldier, se viene a disfrutar.
Producto y un estilo de cocina que no pasa de moda, de buenas guildas, de una César (sin pollo) con su punto de acidez, de unas cremosas croquetas de jamón (están en el top de Madrid), de las empanadillas (al estilo argentino) con un punto canalla, de la merluza rebozada (mejor sin mayonesa de kimchi) o el steak tartar bien aliñado y con base de patata, uno de los platos que más salen. Para el postre, milhojas de fresa y dulce de leche. Bodega ad hoc. // El Buen. c/Hnos. Bécquer, 5. Tel.: 914.961.024. Precio: desde 30 euros.
Restaurantes para comer en Madrid entre 50 y 65 euros
En esta parte media de la tabla se sitúan la mayoría de los restaurantes de Madrid actualmente, aunque todo es muy relativo, porque la factura puede variar mucho si se comparten cosas al centro y se pide una copa de vino, no una botella. Up to you.
La Burbujería

Sin prisa pero sin pausa lleva el chef y sumiller Hernán González dando muy bien de comer en este bistró a espaldas de la Gran Vía. El nombre es una declaración de intenciones, porque la parte líquida tiene mucho protagonismo: una curiosa carta de vinos con más de 150 referencias donde mandan las burbujas (más de 60 etiquetas de champagnes, cavas y espumosos) a precios ajustados, también por copas (desde 4,50 euros).
En la parte sólida una cocina que se inspira en distintos ingredientes y países del mundo, pero con base mediterránea (se nota que Hernán fue jefe de cocina de Viridiana tres años). Platos sabrosos no exentos de originalidad, y con registros gustativos evidentes. ¿Qué pedir? El hummus (en realidad un cocido desestructurado), las yodadas croquetas de carabineros, la saladilla intercontinental (con huevo frito, pollo, nopales, bonitato) donde todos los componentes se asan.
Imprescindible la jugosa lengua tonnata, la versión de la oreja a la plancha o las bravas del sudeste asiático (en realidad boniato) con su curioso juego de picantes y dulzor. Para terminar, por qué no, con un tiramisú pasado por Cádiz, que lleva amontillado. // La Burbujería. c/Barco, 7. Tel.: 629.420.726. Precio: 50-60.
Marmitón

Está claro que la fórmula bistró funciona. Marmitón también responde a ese concepto y también está en pleno centro, en La Latina. Pablo Sanchez y Lalo Zarcero, sus chefs propietarios, regentan este pequeño local de siete mesas donde los platos prescinden de etiquetas y se abren ingredientes, sabores y texturas de todo el mundo, sin dejar de lado el producto y la temporada.
Por eso está muy buena la ostra, de aliño sutil (ponzu y piel de pomelo), el steak tartar de vaca madurada, perfectamente equilibrado, o la cigala (de calidad) con ajo blanco de almendra, yuca y jalapeño (le va bien ese puntito picante). Gusta también al torta de Inés Rosales con sobrasada (cremoso contraste dulce-salado), el tortellini de boniato con salsa de queso Cabrales y tetilla, o, como plato fuerte la galete de atún glaseado con jugo de carne, un guiso jugoso, pleno de umami. Un plus: su bodega, con vinos diferentes. // Marmitón. c/de las Aguas, 6. Tel.: 120.138.175. Precio: 50-60.
Infame

Otro lugar interesante en la zona de los Austrias-Latina es Infame, que vuelve su vista a la tradición vasca. Regentado por el cocinero bilbaíno Alex Santamaría (ex Goizeko Kabi) pone a punto una cocina de raíces y elaboraciones conseguidas que te reconcilian con los buenos platos de siempre. La carta, muy apetecible, se puede compartir de principio a fin.
Por ejemplo, la ensalada verde de alcachofas con emulsión de puerros, la menestra de setas de temporada con huevo, la tortilla de kokotxas de bacalao con su pil pil (francamente buena), la careta de cochinillo frita (adictiva) con salpicón de lengua y tosta de sus sesos o los chipirones con dos cebollas —pochada y frita—.
Una culinaria reconfortante, donde todo está rico. No hay que perderse el bacalao al pil pil (perfecto, montado a mano), al gusto de sal del País Vasco (¡qué bien!), o las recetas de caza (recomendables carrilleras de jabalí con txacolí) ahora que es el momento. De postre, el sándwich de chocolate y pavlova. // Infame. c/Cava Baja, 4. Tel.: 671.942.865. Precio: 45-55 euros.
DeAtún

Al atún en todas sus versiones se dedican en DeAtún, en el gastronómico barrio de Chamberí. Damián Ríos y Esther Llano están al frente de esta casa que mira a las costas gaditanas (él es de Zahara de los Atunes) y las tortillitas de camarones, los boquerones al limón, el tartar de gamba blanca (estupendo), en ocasiones con guiños foráneos, como en el tiradito de pez limón, o el ceviche de urta a la roteña en sashimi con guindilla.
Pero el fuerte está en el atún, con el que elabora estupendas conservas (encebollado, en aceite, al pimentón) mojamas y salazones, y del que utiliza todas sus partes. Así la tosta de tartar de paladar de atún, el cocido de atún (reinterpretación del madrileño), el jamón curado de ventresca (como el de cerdo) o incluso un curioso pan de atún. Otra opción posible es la lubina entera frita metida en adobo gaditano. // DeAtún. c/Ponzano, 59. Tel.: 910.338.863. Precio: 45-55 euros.
Barbudo

Para terminar este recorrido por otras direcciones fiables de la restauración madrileña hay que referirse al cocinero José Carlos Fuentes, que tiene una larga trayectoria (restaurantes Tierra en Toledo, El Club Allard, Don Dimas, Sr. Pepe) con estrella Michelin incluida. Barbudo es su último negocio, en el que lleva solo unos meses con una doble propuesta, barra y comedor, y ambas merecen la penda. Platos basados en la tradición, que respetan la temporalidad del producto, muestran ese toque personal de Fuentes a la hora de abordarlos, sin desdeñar cierta sofisticación.
Arriba, en la barra, sirve bocados pensados para comer con las manos, empezando por unas ostras francesas con una copa de champagne, una magníficas croquetas de boletus o quizás el meloso bikini de rabo de toro con queso Comté y foie gras, uno de los hits de la casa, entre otras posibilidades (incluso con buena coctelería).
Abajo el comedor, de aire rústico-industrial con luces tenues, acoge la versión más tradicional de los guisos, la cuchara y los buenos fondos, clásicos atemporales trabajados con técnica y conocimiento. Verdinas con sepia en bruto, tarantelo a la brasa sobre puré de patatas estilo Robuchon, canelón de faisán con bechamel o la torrija con barbapapá muestran el dominio de los sabores del chef, que acompaña con una bodega con más de 150 referencias. // Barbudo. c/Príncipe de Vergara, 57. Tel.: 614.281.071. Precio: 30-60 euros.

