Tras el estreno de Sorda hace un par de meses, el actor barcelonés Álvaro Cervantes vuelve con una nueva película: Esmorza amb mi (Desayuna conmigo). Se trata de la ópera prima del director Iván Morales, basada en su obra de teatro homónima, y es una historia sobre el desamor y el amor propio a través de las vidas cruzadas de cuatro personajes.
Anna Alarcón (Mamífera), Iván Massagué (El Hoyo), Marina Salas (Saben aquell) y Oriol Pla (Yo, adicto) le acompañan en esta película, que recibió cuatro Biznagas de Plata en el pasado Festival de Málaga y el Premio a la Mejor Película en el Festival Internacional de cine en catalán, FIC CAT. Cervantes es un gran aficionado a la gastronomía y de eso (y de la película) hemos hablado con él.
Omar y el desamor
En el film interpreta a Omar, un músico que triunfó en la escena de música urbana de Barcelona con un disco y con un hit. Era un grupo que tenía con Isabel, un personaje que aparece en forma de cameo en la peli, interpretado por la cantante barcelonesa Lía Kali, quien ha compuesto uno de los temas originales de la película.
"Desde entonces no ha vuelto a hacer música propia y está desconectado de su arte y de su creatividad. Se dedica a hacer jingles para anuncios para sobrevivir y está alejado de su entorno. En medio de ese vacío que siente, aparece Natalia, interpretada por la Anna Alarcón, y se ilusiona después de mucho tiempo. Pero ninguna persona puede llenar ese vacío vital, son cosas que si no trabajas personalmente acabas arrastrando esa herida a todos los ámbitos de tu vida", explica sobre su personaje.
La película es, pues, "una historia de amores cruzados donde el desamor toca muchas vertientes. No solo el desamor de pareja, sino el desamor profesional, creativo, el desamor propio. Me gusta porque lo hace en un lugar muy luminoso", afirma Cervantes. Y añade: "Es un viaje de crecimiento de todos los personajes y, en el caso de Omar, de enfrentarse de cara a sus heridas".
Los desayunos de Álvaro Cervantes

Tras pasar una noche con Natalia, Omar la invita a desayunar. ¿El desayuno puede marcar el inicio de una historia? "Creo que un desayuno es un punto donde hay una voluntad de conocer. Crea una intimidad, otro tipo de intimidad. Puede ser el inicio de un pequeño proyecto, pero también es un acto de cariño. Para mí, en el hecho de cocinar para alguien, aunque sea solo preparar un desayuno y compartirlo, ya hay un cierto cuidado".
Omar le ofrece a Natalia un pan con tomate y queso, aunque en otro desayuno de la película otros protagonistas optan por las bayas de goji. Cervantes, en la vida personal, se decanta por lo primero. "Soy más de pan con tomate con queso, jamón o una tortilla francesa. Y últimamente, pues también este punto un poco más hipster del aguacate con huevo. Pero me gusta hacerlo en casa, llevarlo al terreno casero", reconoce.
"Cuando te curras un desayuno o te cocinas para ti mismo, es un indicativo de que te estás cuidando. Yo me cocino cuando siento que estoy bien, es como un termómetro", subraya.
Y explica que, aunque a veces solo toma un café, cuando el cuerpo le pide desayuno, prefiere hacerlo en casa: "Hay sitios con grandes desayunos, pero me da un poco de rabia que se hayan convertido casi en un artículo de lujo. Prefiero no entrar en esta cosa consumista de pagar un dineral para desayunar en lugares donde también se está colaborando, de alguna manera, a la gentrificación. Por eso, aunque estén muy ricos, este tipo de desayunos me están comenzando a generar un poco de dilema".
Los bocadillos del Mendizábal

Barcelona, y especialmente el barrio del Raval, son parte importante de la película y también, en cierta manera, de la vida de Cervantes. "Nací en el Raval, pero con un año de vida nos fuimos al Poblenou. Mi madre era de la calle del Carme y mis abuelos, a los que no conocí, tenían una parada de flores en La Rambla", explica.
Pero hay más porque "conecté con el barrio más de adolescente y en parte es gracias a Iván Morales, que es del Raval. Lo conocí a los 17 años y desde entonces se ha convertido en maestro, mentor y compañero en todo este viaje del cine. Nos habíamos imaginado haciendo películas juntos y al final ha pasado. El Raval lo he pisado mucho de su mano".
Un aficionado al buen comer como Cervantes, tendrá su lugar favorito en este barrio barcelonés. Se trata del Bar Mendizábal, en la calle Junta de Comerç, y recuerda bien sus bocadillos. "Su terraza era un espacio muy fructífero para estar creando, un buen punto de encuentro. Para mí, aquellos bocadillos son mi magdalena de Proust. Un buen bocadillo no es tan fácil de encontrar y los de allí lo eran".
Sus restaurantes de confianza en Barcelona y Madrid
Es habitual verlo comiendo en restaurantes y confiesa que el universo de los estrella Michelin "me interesa, pero no solo me guío por esto. Me gusta probarlos porque detrás de una estrella hay mucho trabajo, pero también he disfrutado igual o más en otros que son más batalleros, pero con muy buen producto. Cada vez más, opto por disfrutar más allá de las etiquetas".
En Barcelona, uno de sus lugares de referencia es Mari y Rufo, al lado del Mercat de Santa Caterina, en la calle Freixures. "Me sentía como en casa y tienen un producto increíble y un equipo increíble. Ahora su extensión es Somsis —en la calle Montsió—, de Samu, su hijo, que conserva el espíritu. Para mí es sinónimo de mucho cariño y mucha calidad".
En Madrid, donde vive actualmente, nos recomienda El Brote, situado en la calle de la Ruda. "Me gusta mucho, aunque hace mucho que no voy, están especializados en setas". También la Taberna Sanlúcar, en la calle San Isidro Labrador, "para tapeo"; la taberna gallega O'Curruncho, en la calle Fomento; y un peruano, Kausa Madrid, en la calle Bordadores.
Y es que el actor ha estado en Perú rodando una película, y allí ha descubierto más a fondo todas las influencias de su gastronomía. "Flipé al ver las cartas... Perú tiene costa, sierra y selva y eso afecta a la cocina. Aquí hay restaurantes con un abanico amplio, pero hay muchas cosas que no llegan".
El Álvaro cocinero

Cervantes explica que esta afición por la gastronomía "me viene de casa, he crecido valorando mucho el hecho de comer y eso se ha trasladado también al cocinar, me gusta mucho cocinar". No se ha formado en cocina, pero sí que ha aprovechado sus viajes para hacer algún curso en el país en el que estaba: Marruecos, India...
Para ello, prefiere comprar al día, "valoro tener una pescadería de confianza". En Madrid, la tiene. "Es una pescadería de barrio que tiene muy buen producto". Por eso, quizás, entre sus platos estrella están los pescados al horno. "Estoy bastante obsesionado con que no queden secos, pero que al final tampoco queden crudos, en poner las patatas cuando toca para que todo esté al punto... eso lo tengo bastante por la mano".
Como personaje famoso cuya afición por la cocina es conocida, le preguntamos si le han ofrecido participar en algún concurso tipo MasterChef: "Me gusta mucho la cocina, pero no la exposición de los realities. No me atrae. Sigo algunos programas de cocina, tipo Chef's Table. Me gusta ver las cocinas, el trabajo del día a día de los cocineros. Pero la cosa de competir, el estrés de la cocina, no me interesa tanto".
Asimismo, son muchos los actores vinculados al mundo de la restauración. Cervantes confiesa que se ha planteado montar un restaurante. "Pero te das cuenta de lo difícil y lo sacrificado que es y, siendo realista, es una movida", dice. Aun así, la idea está allí. "Soy muy curioso, y sería una buena manera de aprender muchas cosas, más allá de la cocina".
De momento, pero, considera que "he de disfrutar de lo que me aporta la gastronomía a nivel usuario y cocinar para mí y para los otros, como un acto de amor, de dedicar un tiempo, un esfuerzo, una imaginación, una creatividad y servirlo a otra persona".